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Testimonio
26 de marzo de 2023
Nº 1462 • AÑO XXXI

Virtudes heroicas 

Teresa Enriquez de Alvarado: noble y fundadora de las cofradías eucarísticas en España

Teresa Enríquez de Alvarado nació en Valladolid, en 1450. De familia noble y dama de la Corte de Isabel la Católica, fundó las cofradías eucarísticas en España. El Papa Francisco ha aprobado esta semana el Decreto de sus Virtudes Heróicas.

Hija del almirante de Castilla Alonso Enríquez, además de prima hermana del rey Fernando el Católico. Su infancia discurrió junto a su abuela paterna, muy cerca de Medina de Rioseco (Valladolid), encontrando en ella un modelo para su vida futura. Hacia 1470 se casó con Gutierre de Cárdenas, perteneciente a una de las familias más destacadas de la segunda mitad del siglo xv. Un hombre muy vinculado a la causa isabelina. En los primeros momentos del reinado de Isabel y Fernando fue nombrado contador mayor, desempeñando junto con su esposa cargos de continuo servicio a los nuevos Monarcas. Desde 1478 Gutierre de Cárdenas recibió la encomienda mayor de León. No solamente su esposa, Teresa, fue testigo privilegiado de los acontecimientos políticos del momento, sino que empezó a desarrollar toda una serie de obras pías. En 1503 moría su esposo, siendo la suya una de las fortunas más importantes de Castilla, recibiendo por ello acusaciones muy diversas. Una riqueza que podía facilitar la fundación de un mayorazgo para que los bienes pasasen íntegros al cabeza de la familia, facilitando la perpetuidad del apellido. Fundado el mayorazgo, el usufructo del mismo fue para Teresa Enríquez. Los rumores se centraron en su hijo, Diego de Cárdenas, que habiendo recibido el adelantamiento de Granada y después el ducado de Maqueda, no llegaba a aprobar el destino que su madre hacía de parte de esta fortuna para sus fundaciones y limosnas, algunas de ellas iniciadas ya por su esposo. Sin embargo, el heredero recibió íntegro el mayorazgo, pues su madre se caracterizó por sus dotes de administradora.

Una vez viuda y con los hijos casados, Teresa Enríquez se estableció en Torrijos, villa que había comprado el matrimonio al Cabildo de la catedral de Toledo en 1482. Para algunas de sus obras contó con la colaboración del sacerdote sevillano Fernando de Contreras. Ambos se preocuparon por la atención a los enfermos, ampliando hospitales y fundando otros para las afecciones contagiosas. Tras la peste, Teresa Enríquez pensó en el establecimiento de un colegio de huérfanos, preocupándose además de la dotación de las huérfanas, con el fin de que pudiesen desarrollar una vida digna. Consiguió además la reinserción de prostitutas, sin olvidar la atención a los cautivos de Argel, siempre con la colaboración del padre Contreras, conocido como el “apóstol de la berbería”.

Cuerpo de Teresa Enriquez de Alvarado.

En los días previos a la reforma protestante y viendo la necesidad de revitalizar el culto a la Eucaristía, conoció la existencia de cofradías del Santísimo Sacramento en Italia, especialmente en Roma. A través de los superiores franciscanos, les hizo llegar ornamentos para sus fines, erigió una capilla en su sede, les dotó de renta y consiguió del Papa una serie de privilegios espirituales para la misma. Todo un modelo para empezar a establecerlas en España. Aquella romana fue reproducida en Torrijos, siendo conocida Teresa Enríquez —desde autores como Fernández de Oviedo— como la fundadora de las cofradías del Santísimo en España, denominándola el papa Julio II como la “loca del Sacramento y embriagada del vino celestial”. Para la cofradía de Torrijos construyó la colegiata del Corpus Christi, convirtiéndose esta cofradía en la cabeza de todas las que se fueron erigiendo en parroquias españolas. Gracias a su contacto con misioneros populares franciscanos, como fray Juan de Navarrete, surgió la idea de que los canónigos de Torrijos visitasen iglesias españolas con pocas posibilidades, comprobando el estado de los sagrarios. Para realizar esta misión, y evitar problemas de competencias con los obispos, Teresa Enríquez consiguió una bula de León X. El hagiógrafo del citado padre Contreras, el jesuita Gabriel de Aranda, atribuía a Teresa Enríquez la solemnización de la fiesta del Corpus Christi, instituida para la Iglesia por Urbano IV en 1264. Las cofradías del Santísimo contribuyeron, sin duda, a ello. Impulsó también el toque de ánimas, aunque no había sido ella la que lo había iniciado.

Teresa Enríquez realizó una intensa labor de fundación de conventos, siendo los franciscanos los principales beneficiados, quizás gracias a su cercanía con el cardenal Cisneros. En Torrijos, en 1492, fundaron el de Santa María de Jesús, llegando a ser una de las casas de franciscanos más ricas del momento. Tras la conquista de Granada, su esposo recibió la jurisdicción de Marchena, preocupándose a través de los agustinos de la catequización de los moriscos de la zona oriental de las Alpujarras. Teresa Enríquez, desde 1496, establecía en Torrijos la segunda casa de concepcionistas de España, monjas fundadas por Beatriz de Silva. A través de su abadesa, María de Calderón y discípula directa de la santa Beatriz, contribuyó a la expansión de esta religión. Participó directamente en la fundación de cuatro, contribuyendo ampliamente a la de otras casas. En todo ello participó su propia familia, entre ellas tres de sus nietas —hijas de los condes de Miranda—, profesando como monjas de la Concepción.

Teresa Enríquez murió a edad muy avanzada, cercana a los ochenta años, siendo sus restos objeto de traslado dentro de Torrijos, permaneciendo incorruptos. Hoy descansan en el nuevo edificio de las concepcionistas de aquella villa. Se ha intentado iniciar en varias ocasiones su proceso de beatificación, aunque fue en 2001 cuando se introdujo el proceso diocesano, enviándose al año siguiente a Roma, donde permanece en la Congregación para las Causas de los Santos. Una noble española, de privilegiada posición política, fundadora de numerosas obras de caridad y conventos, seglar y no religiosa, ejemplo singular de la historia espiritual del tránsito hacia el siglo XVI.