Sacramentos y Familia
Discernimiento a la luz de la fe
Es necesario una verdadera conversión, de la mente y del corazón, que se aparte del mal y defina la identidad cristiana con la ayuda de los dones de Dios. El Papa desea que la familia y el matrimonio no se olviden del proyecto original creacional de Dios.
El Papa quiere dar a conocer la realidad y el contexto del matrimonio y la familia en nuestros días e invita a un discernimiento que debe hacerse por todos los miembros de la Iglesia y que debe realizarse a la luz de la fe. La familia actual nos presenta signos positivos, como: una mayor conciencia de libertad, la dignidad de la mujer, la procreación responsable, la responsabilidad en la educación de los hijos, la concesión de ayudas económicas y una concreta misión eclesial y social. Pero, también, encontramos signos de degradación, como: una mal entendida independencia de los cónyuges, la relación ambigua entre padres e hijos, la dificultad en la transmisión de los valores, el divorcio, el aborto, una mentalidad anticonceptiva, un concepto erróneo de libertad, un consumismo incontrolado y una incertidumbre ante el futuro. Esta valoración está presente, también, en los mismos creyentes que no reaccionan ante esta realidad social con conciencia crítica y que renuncian cada vez más a las normas morales, en la vivencia coherente de su fe.
Toda esta realidad reclama conceder la primacía a los valores morales y la educación de la conciencia moral íntimamente unida a la sabiduría divina. A su vez será necesaria una verdadera conversión, de la mente y del corazón, que se aparte del mal y defina la identidad cristiana con la ayuda de los dones de Dios. Sin duda el Papa desea que la familia y el matrimonio no se olviden del proyecto original creacional de Dios.
EL DESIGNIO DE DIOS SOBRE EL MATRIMONIO Y LA FAMILIA
El Papa ofrece una reflexión teológica sobre el matrimonio y la familia: el hombre y la mujer son imagen de Dios-Amor que vive en sí mismo un misterio de comunión personal e inscribe en la humanidad del hombre y de la mujer la vocación del amor y de la comunión. Aquí, el documento subraya que la sexualidad no es algo meramente biológico, se realiza como verdaderamente humano cuando es parte integrante de un amor que compromete del todo, toda la persona. El matrimonio es, así, exigencia interior del pacto de amor conyugal en plena fidelidad al designio de Dios-creador. Esta comunión entre Dios y los hombres se completa definitivamente en Jesucristo que revela la verdad originaria del matrimonio y la familia. En Él, el amor conyugal asume la plenitud de la caridad y se presenta como uno de los siete sacramentos de la Nueva Alianza.
El amor conyugal no se agota en la pareja, sino que le hace capaz de la máxima donación posible, cooperando con Dios para dar vida en el seno de la familia y en su responsabilidad social, en cada uno de los ámbitos en donde realiza su función social.
Ignacio Fernández González
Sacerdote Diocesano