Pastoral
Terminó la visita a Cuevas del Campo y Freila, una visita con sabor a Cuaresma
El viernes 3 de marzo ha terminado la vista pastoral del obispo a las parroquias de Cuevas del Campo y Freila. Fueron dos días, el 2 y el 3 de marzo, muy intensos y con sabor a Cuaresma. A pesar del frio, el obispo trajo calor a estos pueblos llenos de esperanza y con gran ilusión en sus raíces cristianas.
Con ganas de más, terminó la visita pastoral en la parroquia de Freila. La gente del pueblo acogió al obispo como su pastor, que se acercaba a las distintas realidades de esta pequeña villa de la diócesis. Visitó la fábrica de huesos de Joaquín Álvarez, la panadería y la cooperativa del pueblo. Y, cómo no, a su ayuntamiento, donde fue recibido por el alcalde, Emilio Álvarez, y sus colaboradores.
En la parroquia, los niños de la catequesis hicieron que se emocionara. Rezó en el cementerio por sus difuntos y visitó algunos enfermos del pueblo. Terminó la jornada en Freila con una Eucaristía de acción de gracias.
El jueves 2 de marzo, el obispo había realizado la visita pastoral a Cuevas del Campo. Ese día comenzó con la acogida y una oración en la parroquia de San Isidro Labrador. Después, el obispo visitó algunos comercios de la localidad como la papelería Extraluz, la farmacia de María Dolores Tortosa, la Caja Rural, la gestoría de María Dolores, El Super de Congelados, la tienda de deportes Roylu, Piensos La Colonia y Frutas Horticuevas. En todas estas empresas supo de sus inquietudes, sus dificultades y sus proyectos.
Institucionalmente estuvo en el Colegio San Isidro Labrador, donde los niños y profesores estaban con ganas de conocerlo. También visitó el Centro de Día, con sus mayores deseosos de vivir la fe junto al pastor. En el ayuntamiento, la alcaldesa Carmen Rocío le mostró la realidad de un pueblo que tiene vida y proyectos para seguir creciendo.
La tarde dio comienzo con los niños de la catequesis, que mostraron la inocencia y las ganas de conocer a Jesús. Después, antes del atardecer, rezó en el cementerio por los que ya partieron a la casa del Padre. Y antes de la Eucaristía los enfermos se llenaron de ilusión y cariño con la vista que les hizo el obispo.
José Fernando Titos