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Signo y Gracia
12 de marzo de 2023
Nº 1460 • AÑO XXXI

Sacramentos y Familia

Los derechos de la familia 

La importancia de la familia en cuanto institución fundamental de la sociedad, exige que se le reconozcan unos derechos fundamentales. Estos han sido definidos concretamente por la Santa Sede en la Carta de los Derechos de la familia de 1983.

Seria digna de repulsa una sociedad que encontrase en los poderes públicos perjuicio en vez de ayuda (RN 9) a la familia. Será inteligente potenciar la familia en todo aquello que la beneficie: económicamente, con un salario suficiente para poder realizar su función (QA 7 1, LE 19), social y culturalmente (PT 16). El Magisterio de la Iglesia, en este contexto de complementariedad entre familia y Estado, reclama el deber de éste de considerar continuamente el valor indispensable e irrenunciable de la familia para con la sociedad, especialmente ante el valor de la vida que es un don de Dios y debe ser promovida en cualquier condición o fase de desarrollo en que se encuentre. Y por eso, se condena toda limitación en lo que se refiere a la libertad de los esposos y en la decisión de éstos sobre los hijos (FC 3 0) y se promueve la dignidad de la vida en temas concretos como: la dignidad de la mujer (PT 41; FC 22) y su presencia en la vida pública (PT 41; OA 13) revalorizando su función materna fundamental (QA 7 1; LE 19; FC 23), así como la realidad de los jóvenes (PP 47. 7 4; OA 13) y el deber de garantizar la subsistencia y la dignidad humana hasta el final de la vida, cuidando de una manera especial de los ancianos (GS 66; FC 27).

Ante las diferentes afirmaciones anteriores, la importancia de la familia en cuanto institución fundamental de la sociedad, exige que se le reconozcan unos derechos fundamentales. Estos han sido definidos concretamente por la Santa Sede en la Carta de los Derechos de la familia de 1983 y que podemos encontrar desarrollados en diferentes documentos de la Doctrina Social de la Iglesia.

EXHORTACIÓN APOSTÓLICA FAMILIARIS CONSORTIO 
Los padres sinodales del Sínodo de obispos sobre la familia cristiana de 1980 pidieron al Papa que expresara la enseñanza eclesial sobre la misión del matrimonio y la familia en el mundo. San Juan Pablo II presentó esta exhortación apostólica con un contenido de gran riqueza teológica y, a su vez, dotado de gran realismo moral y pastoral.

La exhortación apostólica hace una radiografía de la familia actual afectada por las transformaciones sociales y culturales del momento. Así, nos encontramos con familias fieles a los valores que constituyen el fundamento de la institución familiar, otras inmersas en una gran incertidumbre, dudosas o ignorantes respecto a la dignidad de la familia, y otras impedidas en la realización de sus derechos a causa de injusticias. El Papa pretendió sostener a las primeras, iluminar a las segundas y ayudar a las terceras. San Juan Pablo II afirmó que la Iglesia sabe que la esperanza en el matrimonio y en la familia sólo se puede fundamentar en la aceptación del Evangelio y, en Cristo puede encontrar la verdadera realización, la medicina oportuna y, así, volver al auténtico plan creacional de Dios.

Ignacio Fernández González
Sacerdote Diocesano