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Cultura
5 de febrero de 2023
Nº 1455 • AÑO XXXI

Praga

Síntesis final para la etapa continental europea del Sínodo 

Del 5 al 9 de febrero va a tener lugar en Praga la Asamblea continental europea del Sínodo 2021-2024. En este encuentro se va a presentar la Síntesis definitiva de la propuesta de la Iglesia en España para esta asamblea continental.

Este texto recoge las aportaciones que han enviado las diócesis, movimientos, congregaciones y distintos grupos en relación al documento enviado por la Secretaría del Sínodo el pasado mes de septiembre. Además, se han incorporado las sugerencias que salieron del encuentro del pasado sábado, 28 de enero, en la sede de la CEE.

La CEE va estar representada en este encuentro por su presidente, cardenal Juan José Omella; el obispo coordinador del Equipo sinodal, Mons. Vicente Jiménez; el secretario del Equipo sinodal, el sacerdote Luis Manuel Romero; la Hna. María José Tuñón, ACI, como responsable de la Vida consagrada y miembro del Equipo sinodal; y Dolores García Pi, presidenta del Foro de Laicos y también miembro del Equipo sinodal de la CEE.

SÍNTESIS PARA LA ETAPA CONTINENTAL EUROPEA 
La pregunta fundamental que guía todo el proceso sinodal es “¿cómo se realiza hoy, a diversos niveles (desde el local al universal) ese “caminar juntos” que permite a la Iglesia anunciar el Evangelio, de acuerdo con la misión que le fue confiada; y qué pasos el Espíritu nos invita a dar para crecer como Iglesia sinodal?”; tampoco podemos olvidar el lema que inspira los trabajos: comunión, participación y misión.

Sobre la base de esta doble premisa, el pueblo de Dios que peregrina en España (pastores, vida consagrada y laicos) ha llevado a cabo la recepción del Documento de trabajo para la etapa continental (DEC), Ensancha el espacio de tu tienda (Is 54,2). Este documento se ha dado a conocer a los grupos sinodales que participaron en la fase diocesana y han realizado aportaciones las diócesis, la vida consagrada, los movimientos y asociaciones laicales.

El Equipo Sinodal de la Conferencia Episcopal Española ha realizado un esfuerzo de síntesis, siendo fieles a las aportaciones recibidas e intentando reordenar las propuestas para integrarlas en el esquema que pidió la Secretaría General del Sínodo, respondiendo a las tres preguntas que se encuentran en el DEC (106).

Aunque el tiempo para la reflexión y el trabajo diocesano en esta etapa continental ha sido corto y la participación menor que en la fase anterior, la experiencia y el camino recorridos hasta el momento permiten afirmar que la sinodalidad avanza en nuestra Iglesia, pasando de concebirse como una teoría o un concepto abstracto, a entenderse como una realidad que favorece la comunión.

El proceso sinodal no ha llegado a su fin, sino que este modo de ser Iglesia debe continuar configurando todas nuestras acciones pastorales para hacer realidad la vocación de la Iglesia, que es la evangelización, el anuncio explícito de Jesucristo.

1. ¿Qué intuiciones resuenan más fuertemente con las experiencias y realidades concretas de la Iglesia? ¿Qué experiencias parecen nuevas o iluminadoras?

El DEC ha sido acogido muy positivamente en nuestras distintas realidades eclesiales. Somos conscientes de que no estamos ante un documento magisterial y de que tampoco se trata de un documento definitivo, pero percibimos que recoge en esencia las esperanzas y preocupaciones del pueblo de Dios.

La imagen bíblica de la tienda nos parece muy sugerente e iluminadora como símbolo de lo que estamos llamados a ser: una Iglesia en salida, integrada por personas diversas y plurales que, desde el deseo de ser cada día más acogedora, pero sin olvidar el fundamento de la unidad, abra sus puertas y se haga presente, bajo la guía del Espíritu Santo, en aquellos espacios donde es necesaria.

Resuena como una intuición compartida la valoración positiva de la propia experiencia del camino realizado hasta ahora. Un camino que vamos recorriendo con ilusión, esperanza y alegría, aunque no faltan actitudes de escepticismo, miedo e incluso rechazo, por la novedad que significa en sí misma la experiencia de escuchar, dialogar y, en general, caminar juntos.

El proceso sinodal es un don del Espíritu Santo, verdadero protagonista de este camino, que nos llama a la escucha activa, al diálogo profundo y al discernimiento comunitario a través de la metodología de la conversación espiritual; por eso, puede ayudarnos eficazmente en la tarea de abordar la solución de algunas de las carencias que observamos en la Iglesia.

Intuimos también que, para caminar juntos, es necesaria en cada uno de los miembros de la Iglesia una continua conversión personal, desde el encuentro con Jesucristo, la escucha de la palabra de Dios, la oración y los sacramentos, destacando la centralidad de la eucaristía.

El proceso sinodal está ayudando a tomar conciencia de la dignidad común de todos los bautizados (cf. LG 32)y la necesidad de revitalizarla, para crecer en corresponsabilidad y sentido de pertenencia a la Iglesia. Todo esto se percibe con mayor fuerza en el laicado, pero también aparece en los pastores y en la vida consagrada.

Sigue resonando con intensidad la invitación a ser una Iglesia en salida, en el contexto de la secularización que vivimos en Europa y en España, lo cual nos lleva a priorizar el Primer Anuncio. Además, se subraya el anhelo de una Iglesia misionera, de puertas abiertas, donde se escuche el grito de los más pobres y vulnerables, sin olvidar el clamor de la tierra.

Una experiencia novedosa ha sido la gran coincidencia en la importancia del ecumenismo y del diálogo interreligioso, que amplía el espacio de nuestra tienda, la Iglesia.

Se aprecia también el valor de la religiosidad popular y el papel fundamental que debe tener la pastoral familiar, así como la pastoral de los mayores y ancianos.

En líneas generales, el proceso sinodal está siendo una luz del Espíritu Santo que nos alienta a crecer en fidelidad creativa, caminando juntos, desde la escucha activa, para que vayamos pasando de una Iglesia de mantenimiento a una Iglesia misionera.       

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