Catedral de Huelva
Mons. Orozco ha asistido a la celebración de las bodas de oro sacerdotales del obispo emérito de Huelva, D. José Vilaplana
El obispo de Guadix, D. Francisco Jesús Orozco, ha asistido, acompañado por el vicario general, a la celebración de las bodas de oro sacerdotales del obispo emérito de Huelva, D. José Vilaplana.
La celebración ha tenido lugar el jueves 29 de diciembre, en la Catedral onubense, en la que han concelebrado, además, el obispo de Huelva, Santiago Gómez, y el vicario general de Sevilla, en representación de su arzobispo, así como el clero onubense. Mons. Vilaplana ha estado acompañado por las autoridades civiles y eclesiásticas de la ciudad y numerosos fieles.
Al inicio de la celebración, el obispo de Huelva, Mons. Santiago Gómez, ha dedicado unas palabras a Mons. José Vilaplana, recordando que fue el pasado 25 de mayo cuando se cumplieron los cincuenta años de la ordenación sacerdotal del obispo emérito de Huelva y que la celebración de hoy responde a lo que con ocasión de este aniversario escribió en su carta que, «una vez que volviera de Tierra Santa, tendríamos que celebrarlo juntos en la Santa Iglesia Catedral. Y aquí nos encontramos. No habrá mejor manera de hacerlo que con la celebración eucarística que estamos comenzando», ha afirmado Mons. Gómez Sierra. Y ha añadido que «para nosotros, ya que él pertenece a nuestra Iglesia diocesana, es un momento de gran alegría, porque podemos mostrar nuestra gratitud a Dios con él, por su sacerdocio, que es el de Cristo, y, como decía San Juan Pablo II: “nos damos cuenta de que las palabras humanas no son capaces de abarcar la magnitud del misterio que el sacerdocio tiene en sí mismo” (Don y Misterio, I)».
El obispo de Huelva ha destacado también que “Don José se consagró a esa tarea, a imagen del Buen Pastor. El Señor nos ha regalado la persona de Don José, que ha sido obispo de esta Iglesia de Huelva durante catorce años, en los que la Diócesis ha podido experimentar en su ministerio cómo Don José reflejaba los mismos sentimientos del Corazón de Cristo (cf. Flp 2, 5), en tanto y cuanto estaba configurado con el Sumo Sacerdote, y así lo ha hecho presente anunciando su Palabra, celebrando los santos misterios y reconociéndolo en los pobres: los sencillos, los enfermos, los inmigrantes…”.
A la conclusión de su intervención, Mons. Santiago Gómez ha expresado que «para mí, que soy su sucesor en la Sede onubense, y que lo quiero y admiro desde hace tiempo, para todos los miembros de esta Iglesia de Huelva, es un momento de satisfacción poder dar gracias a Dios con él. Y convertir este momento en una plegaria para que el Señor siga enviando operarios a la Viña, que nuestro Seminario siga recibiendo a aquellos que quieren seguir a Jesús en el sacerdocio, como hizo, hace ahora cincuenta años, nuestro querido Don José». Por último, se ha referido a la petición del Papa Francisco a los fieles de una oración especial por el Papa Emérito Benedicto XVI, que “está muy enfermo”: “Pidamos al Señor que lo consuele y sostenga en su testimonio de amor a la Iglesia, hasta el final”. Mons. Santiago Gómez ha recordado que fue Benedicto XVI quien nombró a D. José obispo de Huelva, “por lo hoy lo tenemos especialmente presente en esta Eucaristía”.
Por su parte, Mons. José Vilaplana ha comenzado su homilía agradeciendo a Mons. Santiago Gómez sus palabras y ha señalado que “esta celebración es un homenaje a Cristo, el Buen Pastor, es un homenaje al que ha dado la vida por nosotros”, “a Él, nuestro Buen Pastor, que un día se dignó a llamarme a mí, como a vosotros, para que le hiciéramos presente, como humildes transparencias en medio de nuestro mundo”.
Además, el obispo emérito ha hecho referencia a varias reflexiones de su tiempo en Tierra Santa, “donde he tenido tiempo de orar por vosotros, por toda la Iglesia”. La primera de las ideas que ha desarrollado, en este sentido, la ha basado en una frase de San Agustín: “Señor, que contemple con alegría la obra realizada por ti, a pesar de mí”. Así, ha señalado que “la obra es del Señor”. Un sacerdote “es llamado, sostenido y ayudado por el Señor” que “se sirve de su humilde persona, por eso hay que contemplar con alegría lo que Él permite ir haciendo en su nombre y porque Él está contigo”, ha destacado. Mons. Vilaplana Blasco también ha afirmado que “el ministerio que se nos encomienda es un traje que nos viene siempre grande, pero del que el Señor se sirve para mostrar su rostro de Pastor al Pueblo Santo de Dios; a pesar de nuestras limitaciones, defectos, pecados, errores, fallos… esto es siempre mirado con misericordia y bondad por el Señor”.
En segundo lugar, ha respondido a una pregunta que «uno se hace cuando es emérito», como es “¿Y qué ha sido de verdad mi vida?”. D. José Vilaplana ha recordado que un día escribió en un cuaderno: “Mi vida ha sido un pobre comentario a las palabras de Jesús Yo soy el Buen Pastor”. Y ha añadido que “es Él el protagonista, Él es el texto principal; lo nuestro es un humilde comentario y del comentario se puede prescindir”. En esta línea ha expresado que a través de todas las actividades que desarrolla, “todo en la vida de un sacerdote acaba siendo lo que hace un humilde comentario sobre un texto importante: señalar lo importante, acercarlo”.
En tercer lugar, Mons. José Vilaplana ha compartido la reflexión a la pregunta: “¿Y ahora qué?”, una cuestión cuya respuesta ha dicho encontrarla en el Cura de Ars, que tiene una carta que expresa que “la tarea del hombre en la Tierra es orar y amar”. De esta manera, ha indicado que “unas veces el amor se traduce con una actividad frenética”, pero “ahora es el momento de manifestar el amor, que no se tiene que apagar, en una oración perseverante, en una vida más pacífica, en un saber gastar tiempo con quien esté delante de ti; amar de otra manera, pero seguir amando y seguir orando por la Iglesia”.
La celebración ha sido acompañada en música y canto por la Coral Polifónica de la Santa Iglesia Catedral, dirigida por Sergio Lazo.
Tomado de www.dicoesdehuelva.es