Guadix
La serenata a La Sola y el baile de los Seises marcan la diferencia en la fiesta de la Inmaculada
Guadix celebró la fiesta de la Inmaculada Concepción con solemnidad, como corresponde a una fiesta tan arraigada en la Iglesia y, de manera particular, en la diócesis de Guadix. Una Misa Pontifical y una procesión con la imagen de la Inmaculada, han sido dos momentos importantes de esta celebración. Pero, sobre todo, el canto de la serenata a La Sola, en la víspera, y el baile de los Seises en la Catedral marcan la singularidad de esta celebración en la ciudad accitana.
Mons. Francisco Jesús Orozco, obispo de Guadix, presidió las celebraciones en la Catedral. El jueves 8 de diciembre, en una Eucaristía concelebrada por los sacerdotes de la ciudad, el obispo animó a dejarse querer por la Virgen Madre y a confiar plenamente en Dios. “El mal no triunfa, Dios vence siempre y vencerá a pesar de las aparentes victorias del mal… y nos lo recuerda la Virgen Inmaculada”, dijo Mons. Orozco en la homilía, que concluyó afirmando que “María brilla como signo de esperanza segura y de consuelo para el Pueblo de Dios en camino”.
Al término de la Misa Pontifical del 8 de diciembre, como es tradición en Guadix, los Seises bailaron ante el Santísimo y la imagen de la Inmaculada Concepción. Son muy pocas las catedrales que tienen el privilegio de contar con Seises y Guadix es una de ellas. Después, una procesión sacó la imagen de la Inmaculada por el entorno de la Catedral.
SERENATA DE LA SOLA
En la víspera, como también es costumbre, se celebró una Vigilia de oración. Fue en la Catedral y contó con dos momentos de celebración: primero una Misa y, después, un tiempo de adoración del Santísimo. El coro de jóvenes de la delegación de Juventud animó la celebración con sus canciones.
Terminó la Vigilia de la Inmaculada con el canto de la serenata a La Sola, que es una imagen de la Inmaculada que se venera en una fachada de la Catedral desde el siglo XVI. Como ya se hizo el año pasado, un camión de bomberos de Guadix permitió al obispo subir hasta la imagen para depositar las flores a sus pies. Los cantos ayudaron a que este fue un momento emotivo, que ya se está convirtiendo en toda una tradición.
Antonio Gómez