Iniciación cristiana de adultos
Reforma litúrgica e iniciación familiar
Las Orientaciones del Episcopado Español dedican un apartado especial a “Los responsables de la educación de la fe”, comenzando por la “Familia”
En el Ritual de la iniciación cristiana de adultos se atribuye una importancia particular a los familiares en la introducción de los catecúmenos, y en particular al padrino, que es como una “extensión espiritual de la misma familia” y “ayudará a los padres para que el niño llegue a profesar la fe y a expresarla en su vida”
En el Ritual del bautismo de niños, que no permite sino en raras ocasiones la celebración del sacramento en la casa, insiste, sin embargo, en las responsabilidades de los padres cuando piden y se preparan al bautismo, cuando lo celebran y a lo largo de todo el proceso educativo, de modo que puedan conducir a los hijos a la fe y así “llevar a plenitud” la vida bautismal. Además se habla de la renovación de las promesas bautismales y del mismo bautismo en otros momentos sacramentales (confirmación, eucaristía), y en el aniversario del bautismo.
El Ritual de la confirmación recuerda también la responsabilidad de los padres diciendo: “... a los padres cristianos corresponde ordinariamente mostrarse solícitos por la iniciación de los niños a la vida sacramental”, lo cual harán también con una activa participación en la celebración del sacramento: “Todo el pueblo de Dios, representado por los familiares y amigos de los confirmados... será invitado a la celebración. Los mismos padres pueden presentar a sus hijos”, como padrinos. Pero nada dice este ritual ni sobre la participación catequética de la familia, ni sobre la ritualidad familiar que podría acompañarla.
El Directorio para las misas con niños. Se dice que a la familia corresponde sobre todo la formación litúrgica de los mismos niños, y que es deseable que los mismos padres u otros miembros de la familia les acompañen, “de manera que se consolide la espiritualidad familiar”. Es lo mismo que dice la Familiaris Consortio. De aquí deriva la necesidad de una progresiva participación de todos los miembros de la familia cristiana en la eucaristía, sobre todo los domingos y días festivos, y en los otros sacramentos, de modo particular en los de la iniciación cristiana de los hijos.
La Instrucción de la misa para grupos particulares considera la posibilidad de la eucaristía celebrada en casa, con las adaptaciones establecidas en el documento para los grupos familiares reunidos en torno a personas enfermas o ancianas impedidas para salir de casa, o bien para “los grupos familiares reunidos para velar a un difunto o por alguna otra circunstancia religiosa excepcional”
En el Misal de Pablo VI se encuentran referencias explícitas a la familia en: la fiesta de la Sagrada Familia, el domingo en la octava de Navidad; y en un formulario por la familia en las misas por diversas circunstancias. En ambos casos se habla del modelo de la Familia de Nazaret, y se sitúa la familia en la historia de la salvación, como imagen de la gran familia de Dios o Iglesia.
Ignacio Fernández González
Sacerdote Diocesano