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Signo y Gracia
27 de noviembre de 2022
Nº 1446 • AÑO XXXI

Teología de los sacramentos

El sacramento “concentración de una sacramentalidad familiar plural

La familia es “concentración de sacramentalidad”, porque ella misma, en cuanto familia cristiana, es el fruto y la agente de los diversos sacramentos. Por ello, el sacramento del matrimonio familiar aparece ordenado y articulado, marcado e impregnado de sacramentalidad.

Si esto puede ser una como definición de lo que implica un sacramento de la Iglesia, también lo puede ser de lo que supone un sacramento en y para la familia, verdadera “iglesia doméstica”.

La familia viene a ser como la expresión concentrada de una sacramentalidad plural. Y sería así por varios conceptos: porque desarrolla toda la sacramentalidad del matrimonio, y porque vive y celebra, es fruto y agente especial de los demás sacramentos. En efecto, la familia desarrolla de una forma positiva y plenificadora todos los aspectos sacramentales del matrimonio: el de su fundamento antropológico (comunidad de vida y amor), el de su fundamento cristológico (unión esponsal, por la encarnación del Verbo, de la naturaleza humana y la divina), el del fundamento pascual (entrega de amor de Cristo a su Iglesia), el del fundamento eclesiológico (la familia sujeto y objeto de la Iglesia), el del fundamento trinitario (analogía de la comunión en el amor familiar con la trinitaria), el fundamento pneumatológico (el amor familiar vivificado por el Espíritu), y el del fundamento escatológico (la familia como anuncio de la gran familia escatológica). Pero, por otro lado, la familia es “concentración de sacramentalidad”, porque ella misma, en cuanto familia cristiana, es el fruto y la agente de los diversos sacramentos: el bautismo y la confirmación, raíz del mismo sacramento del matrimonio y objeto de los padres iniciadores; la penitencia, la reconciliación y el perdón, exigitivo de la vida conyugal y de la unidad familiar; y sobre todo la eucaristía, centro de renovación permanente de la alianza en el amor, y del amor familiar compartido. Por todo ello, el sacramento del matrimonio familiar aparece ordenado y articulado, marcado e impregnado de sacramentalidad.

SACRAMENTOS DE INICIACIÓN Y FAMILIA
Todo lo anteriormente explicado, tiene una verificación especial en la relación “sacramentos de iniciación y familia”. Se trata de un verdadero “reto” en el momento actual de la Iglesia: porque se trata de ver en qué medida la familia tiene hoy capacidad de ser iniciadora; porque se trata de preguntarse si la “oferta iniciatoria” de la Iglesia (bautismo-confirmación-eucaristía tal como se celebran) es adaptada y aceptada por los sujetos y familias que demandan esta iniciación; porque se trata, en fin, de sondear las mejores posibilidades reales de colaboración de la familia en la iniciación. La Iglesia nos ofrece un modelo general de iniciación, tiene en cuenta la posibilidad de distintos procesos iniciáticos, y también ha orientado la reforma litúrgica en orden a la iniciación.

Ignacio Fernández González
Sacerdote Diocesano