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Testimonio
20 de noviembre de 2022
Nº 1445 • AÑO XXXI

Mártires del siglo XX

 Beato Juan Duarte: mártir del amor a Cristo

El 15 de noviembre se cumplieron 15 años de la beatificación de Juan Duarte Martín. Un joven malagueño que nació en el pueblo de Yunquera un 17 de marzo 1912, y entregó su vida en Álora, concretamente en la Zona de Arroyo Bujía el 15 de noviembre de 1936 con tan sólo 24 años tras sufrir un martirio de ocho días pasando por todo tipo de vejaciones hasta su muerte.

Se cuenta que nació el 17 de marzo de 1912 en el pueblo malagueño de Yunquera. Recibió los sacramentos de iniciación cristiana en la iglesia de la Encarnación, la cual se encuentra justo al lado de su casa. Desde muy pequeño le gustaba mucho ir a la catequesis, rezaba el rosario todas las noches, ayudaba a los pobres que se acercaban a pedir a su casa, y se entretenía montando altares y tronos para sacarlos con sus vecinos por las calles del pueblo.

VOCACIÓN Y ORDENACIÓN
A los 13 años ya tenía claro que el Señor lo llamaba para ser sacerdote en su Iglesia de Málaga. El único inconveniente que existía para que Juan se introdujese en el Seminario era los escasos recursos económicos que sus padres tenían para sufragar los gastos que tenía la formación del seminarista. Aun así, confiaba en la providencia. Y así fue, el joven Juan Duarte ingresó en el Seminario Menor de Málaga en el curso 1925-1926.

Al llegar al Seminario con su padre, fue recibido por el rector de la casa, el beato Enrique Vidaurreta, con quien Juan tendría un filial afecto, tratándolo y queriéndolo como si fuera su propio padre. Días después éste fue presentado al entonces obispo de Málaga, Manuel González, quien supo reconocer en la imagen del joven a un seminarista ejemplar para el Seminario de Málaga, con el que tan bonito soñaba. Juan era un seminarista alegre, valiente, inteligente, servicial, piadoso, bondadoso con sus compañeros, con un gran amor a la Eucaristía y a su Iglesia de Málaga.

TESTIMONIO EVANGELIZADOR
Cuando volvía a su pueblo para las vacaciones, ayudaba a su familia en las labores del campo, y dedicaba las tardes a estudiar y a dar catequesis a los niños yunqueranos, para ayudarles a conocer a Jesús. Del testimonio evangelizador de Juan brotó la vocación de un seminarista yunquerano llamado Miguel Díaz Jiménez, quien murió también siendo uno de tantos mártires del siglo XX. Fue catequista junto con otros compañeros en la Parroquia de Sta. María de la Victoria, y uno de los seminaristas mayores encargados de la formación y del cuidado vocacional de los seminaristas menores de la diócesis.

Juan Duarte fue ordenado diácono el 6 de marzo de 1936, en la catedral de Málaga por manos del obispo D. Balbino Santos Olivera. El 7 de noviembre de ese mismo año, Juan Duarte fue arrestado por los milicianos en su propia casa en Yunquera, después del chivatazo de una de sus vecinas que confesó que el seminarista se encontraba allí escondido. Desde ese día hasta el 15 de noviembre, Juan fue llevado a El Burgo, seguidamente a una posada del pueblo de Álora y al calabozo municipal conocido como la "Garipola", donde los milicianos intentaban por todos los medios hacer blasfemar al diácono. Al ver que éste respondía a las provocaciones con aclamaciones como: "¡Viva Cristo Rey, Viva el Corazón de Jesús!" Ellos no duraron en castigarlo por medio de todo tipo de torturas.

LEGADO Y HUELLA
La familia y los amigos del beato se acercaron desde Yunquera a Álora, para trasladar sus restos mortales al pueblo que lo vio crecer en santidad. En el cementerio del pueblo descansaban sus restos, junto al de los otros seminaristas yunqueranos que también murieron mártires: José Merino Toledo y Miguel Díaz Jiménez. Fue el 17 de noviembre de 1985, cuando se trasladan sus restos mortales a la que es su iglesia parroquial de la Encarnación, donde recibe actualmente las oraciones y el cariño del pueblo que tanto lo quiere.

Procesión en honor al beato en Málaga.

La heroica entrega de su vida fue reconocida por la Iglesia, quien declaró beato al joven diácono de la diócesis de Málaga, Juan Duarte Martín, el 28 de octubre de 2007. La fuerza de su fe es faro, guía y espejo de santidad para todos los jóvenes, pero en especial para todos los seminaristas que se forman en su Seminario de Málaga.

Esta semana, en la parroquia malagueña de la Encarnación de Yunquera se celebró una Misa en honor a este joven mártir.