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Mirada
13 de noviembre de 2022
Nº 1444 • AÑO XXX

Arzobispo coadjutor de Granada

Acción de gracias a Dios por la visita de san Juan Pablo II
hace 40 años a la Basílica de las Angustias

Durante la Eucaristía presidida por el arzobispo coadjutor D. José María el pasado sábado 5 de noviembre.

El 5 de noviembre de 1982 el Papa san Juan Pablo II se postraba ante la Virgen de las Angustias en la Basílica donde tiene su sede la Patrona para rezar. Han pasado 40 años desde aquel momento, en una España que empezaba un nuevo capítulo de su historia tras el periodo de la Transición y al que el papa santo llegaba cuando apenas habían pasado cuatro años desde su elección como pontífice.

La Iglesia de Granada –y por extensión, toda España, en el marco de su visita apostólica por distintas ciudades españolas- vivió aquella jornada como una fiesta.

Cuarenta años después, el pasado 5 de noviembre, la Basílica celebró ese aniversario dando gracias a Dios por la visita al lugar en el que el “papa viajero”, como se le apodó, rezó a los pies de nuestra Patrona. Lo hizo con la Eucaristía que presidió nuestro arzobispo coadjutor, D. José María Gil Tamayo, junto al Pueblo de Dios en la Basílica de las Angustias, y concelebrada por los sacerdotes que diariamente atienden el templo. “Seguro que pediría por todos los granadinos, por esta Iglesia de Granada, por los sacerdotes, los laicos…”, explicó D. José María.

“Demos gracias a Dios hoy por el Papa san Juan Pablo II, que él que rezó por nosotros a los pies de la Virgen Santísima también interceda por nosotros en este momento de la historia tan complicada por la Iglesia, por el mundo, por la paz. Que él interceda para que seamos cristianos de verdad; cristianos abiertos a esa esperanza en la vida eterna, y que no vemos esa esperanza en este mundo que está tan necesitado de ella”, subrayó. Asimismo, en la Eucaristía el arzobispo coadjutor rezó a “la Virgen Santísima de las Angustias, para que nos haga –como rezamos- dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo”.

La Basílica recuerda con cariño esta efeméride y por ello cuenta con un busto en bronce de san Juan Pablo II en el patio que da acceso a la sacristía, siendo arzobispo D. Javier Martínez.

MES DE NOVIEMBRE
En sus palabras durante la homilía, D. José María Gil Tamayo también habló de este mes de noviembre, que hemos comenzado rezando a Todos los Santos y por nuestros seres queridos difuntos.

En este sentido, el arzobispo coadjutor recordó “las realidades últimas con las que hemos de ver el final de nuestra historia personal, nuestra vida y el final del mundo”. “La pérdida del sentido trascendente del sentido de la vida, del secularismo es el olvido de Dios”, dejando a Dios “para cuando nos van las cosas mal”.

“La muerte real –frente a Halloween-, sobre todo de los seres queridos que contemplamos, la muerte de las personas cercanas, jóvenes o cuando ocurre una tragedia nos hace pensar en el sentido de la vida”, explicó. “Vivimos como si la fuerte fuese el final”, lo que hace que recurramos “no a la esperanza”, sino a “estar entretenidos”. “El ser humano no busca sólo medios de vida con los que sobrevivir. El ser humano busca también las razones por las que vivir”, señaló D. José María.

DÍA DE LA IGLESIA DIOCESANA
Asimismo, en vísperas de la celebración del Día de la Iglesia Diocesana, el 6 de noviembre con el lema Gracias por tanto, el arzobispo coadjutor habló de esa jornada en la que recordó que es responsabilidad de los cristianos en primer lugar del sostenimiento de la Iglesia. “No nos salvamos solos, nos salvamos en comunidad. Cristo ha puesto su Iglesia sobre los apóstoles (…). El templo representa la Iglesia. Nosotros somos el templo de Dios”, señaló. “La Iglesia no es un club, no es un asunto humano. Gracias por tantos que tanto ayudan a la Iglesia. Y el cariño también pasa por el bolsillo. La tenemos que sostener. Ayudar a la Iglesia en sus necesidades”, subrayó.

La Eucaristía de acción de gracias por la visita en Granada a la Basílica de las Angustias hace 40 años, durante su viaje apostólico a España, concluyó con el himno a la virgen de las Angustias y un sonoro aplauso a la Madre de Dios en la advocación patronal.

Paqui Pallarés