Reconocimiento Pontificio
La Iglesia corona a la Virgen de la Soledad por Todos los Santos
La Hermandad de la Soledad y el Descendimiento celebró el esperado Reconocimiento Pontificio de la Coronación Canónica de su sagrada imagen. Una espera dilatada por la pandemia del 2020, año en que hubo de celebrarse esta ceremonia canónica. La ceremonia culminó con una solemne procesión con la Virgen de la Soledad Coronada en su regreso a San Jerónimo.
Todas las ansias de los fieles granadinos se tornaron en las lágrimas. Reunidos en un día de fiesta en la Iglesia madre de Granada, los hermanos cofrades de la diócesis pudieron celebrar finalmente el reconocimiento de la coronación canónica de la Soledad.
Lo hicieron en una solemne eucaristía presidida por el Arzobispo Mons. Javier Martínez, alegre junto al pueblo cristiano por este honor recibido a la sagrada imagen de la Soledad en la fiesta de Todos los Santos. “Tenemos que corregir un poquito nuestra idea de la santidad. Parece que está solo consiste en las heroicidades morales que somos capaces de hacer”, explicó Martínez. “Pero cuando decimos que la Iglesia es santa, no decimos que los que formamos la Iglesia somos santos. Lo que decimos es que Cristo, el Santo, está permanentemente con nosotros”.
Ampliando la idea de los santos a los que están meramente canonizados por la Iglesia, el Arzobispo aseguró que la santidad también se encuentra “incluso personas no creyentes o no cristianas siquiera, en las que resplandece de alguna manera la presencia del amor de Dios”. En la misma capacidad de amar se hace cierto que somos imagen de Dios. “Si hay en nuestra vida gestos de verdadero amor, limpio y puro, que desea el bien de los demás, eso pertenece al ser de Dios”.
UNA SOLEDAD QUE NOS ACOMPAÑA
Aunque inaudibles desde la Catedral, en el preciso momento de la lectura del Decreto Pontificio repicaban las campanas de los Monasterio de San Jerónimo y de la Encarnación de las Carmelitas.
El alcalde y la superiora de las Hermanas Jerónimas de Granada presentaron la corona de la Virgen ante el Arzobispo, que procedió a bendecir la imagen. “Mira, Señor, benignamente a estos siervos tuyos que, al ceñir con una corona visible a la imagen de la Madre de tu Hijo, reconocen en tu Hijo al Rey del universo e invocan como Reina a la Virgen María”. Prorrumpieron entonces los aplausos de toda la asamblea, emocionada al ver cómo el deán catedralicio D. Eduardo García colocaba la corona sobre las sienes de la imagen de la Soledad, cantándole a la vez el Regina Coeli.
La alegría de esta coronación habla de la esperanza dentro del dolor, tangible en el misterio doloroso de esta advocación, que para el Arzobispo habla especialmente de la época presente. “La soledad es una de las dos o tres plagas más profundas de nuestro mundo. El dolor, cuando es muy agudo, rompe hasta el lenguaje”, expresó. “La imagen de esta Virgen ,que ahora coronamos con la potestad sacra del Santo Padre, nos sirve de modelo en nuestras soledades”, puesto que ”no hay soledad humana tan grande que no esté acompañada por el Señor y por la intercesión de su Madre”.
Acabada la Misa de coronación, la celebración continuó por la tarde con la procesión de alabanza y gloria con la Virgen de la Soledad Coronada, partiendo de regreso desde la Catedral a su sede en el Real Monasterio de san Jerónimo, donde se concluyó con una oración especialmente dirigida a todos los fieles difuntos de la Hermandad.
Ignacio Álvarez