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Cultura
30 de octubre de 2022
Nº 1442 • AÑO XXX

Sínodo  

Publicado el Documento para la Fase Continental

Este jueves 27 de octubre, se difundió el instrumento de trabajo para la nueva etapa del camino sinodal iniciado por el Papa Francisco en 2021. Entre los temas centrales, destacan la acogida de las personas LGBT, el escándalo de los abusos, los desafíos del racismo y del tribalismo, la guerra y la violencia.

No es un documento conclusivo ni del Magisterio de la Iglesia, tampoco el informe de una encuesta sociológica. No presenta la formulación de indicaciones operativas, de metas u objetivos, ni la elaboración completa de una visión teológica. El Documento para la Fase Continental del Sínodo (DEC), divulgado este jueves 27 de octubre, es un elemento orientativo, de trabajo, de referencia, para la nueva etapa del proceso sinodal que comenzó el Santo Padre Francisco en octubre de 2021 y se extiende hasta el 2024.

Está compuesto por cuatro capítulos. El primero, La experiencia del proceso sinodal, ofrece una narración de la experiencia de sinodalidad vivida a partir de la consulta al Pueblo de Dios en las Iglesias locales y del discernimiento de los Pastores en las Conferencias Episcopales. Traza un esquema, describe las dificultades y recoge los frutos más significativos.

El segundo capítulo, titulado A la escucha de las Escrituras, presenta un icono bíblico (la imagen de la tienda con la que inicia el capítulo 54 del libro de Isaías) y propone una clave de interpretación de los contenidos del DEC a la luz de la Palabra. Los inserta en el marco de una promesa de Dios que se convierte en vocación para su Pueblo y su Iglesia: “¡Ensancha el espacio de tu tienda!”. Plantean que la tienda es un espacio de comunión.

Obispos durante la primera fase sinodal.

En la tercera sección, Hacia una Iglesia sinodal misionera, articula las palabras clave del proceso sinodal (Comunión, participación, misión) con los frutos de la escucha a los fieles. Los frutos se estructuran en torno a cinco “tensiones creativas” interrelacionadas: la escucha, como apertura a la acogida a partir de un deseo de inclusión radical; el impulso hacia la misión; la corresponsabilidad de todos los bautizados para la misión; la construcción de posibilidades concretas para vivir la comunión, la participación y la misión a través de instituciones que incluyan a personas debidamente formadas y sostenidas por una espiritualidad viva; la liturgia, que permite el ejercicio de la participación y alimenta, con la Palabra y los sacramentos, el impulso hacia la misión.

Por último, el cuarto capítulo, Próximos pasos, considera dos horizontes temporales distintos. El primero es el de largo plazo, en el que la sinodalidad toma la forma de una “perenne llamada a la conversión personal y a la reforma de la Iglesia”. El segundo, al servicio del primero, pero a corto plazo, centra su atención en los encuentros de la etapa continental que se están viviendo.

Leer el documento íntegro en español 

Sebastián Sansón Ferrari
Publicado el 27 de octubre en Vatican News

“Ensancha el espacio de tu tienda” 

Ofrecemos un extracto de la introducción al documento de trabajo sinodal iniciado por la Iglesia hace un año y cuya participación ha “superado toda expectativa”. No es un documento conclusivo ni dogmático, simplemente recoge el sentir del Espíritu de Dios tras la consulta a su Iglesia.

1. El Sínodo avanza: podemos afirmarlo con entusiasmo un año después de su apertura. A lo largo de esta primera parte de la fase consultiva, millones de personas de todo el mundo se han implicado en las actividades del Sínodo: algunas participando en las reuniones a nivel local, otras colaborando en la animación y coordinación de las actividades en los distintos niveles, otras ofreciendo el apoyo de sus oraciones. “Expresamos también, nuestra gratitud a las religiosas de vida contemplativa, que acompañaron a su pueblo con la oración y siguen orando por los frutos del Sínodo” (CE Perú). Los verdaderos protagonistas del Sínodo son todas estas personas que han participado.

2. Se han puesto en marcha impulsados por el deseo de ayudar a encontrar la respuesta a la pregunta fundamental que guía todo el proceso: “¿cómo se realiza hoy, a diversos niveles (desde el local al universal) ese “caminar juntos” que permite a la Iglesia anunciar el Evangelio, de acuerdo a la misión que le fue confiada; y qué pasos el Espíritu nos invita a dar para crecer como Iglesia sinodal?” (Documento preparatorio, n. 2).

3. A lo largo del camino han experimentado la alegría de encontrarse como hermanos y hermanas en Cristo, compartiendo lo que la escucha de la Palabra hacía resonar en su interior y cuestionándose sobre el futuro de la Iglesia a partir de los estímulos ofrecidos por el Documento Preparatorio (DP). Esto ha alimentado el deseo de una Iglesia cada vez más sinodal: la sinodalidad dejó de ser un concepto abstracto y adquirió el rostro de una experiencia concreta; saborearon su sabor y quieren seguir haciéndolo: “’a través de este proceso hemos descubierto que la sinodalidad es un modo de ser Iglesia; es más, el modo”. “El Espíritu Santo nos pide que seamos más sinodales’” (CE Inglaterra y Gales).

4. La experiencia de quienes participaron se tradujo en palabras, a través de las aportaciones que las distintas comunidades y grupos enviaron a las diócesis, quienes las resumieron y transmitieron a las Conferencias Episcopales. Estas, a su vez, siguiendo el esquema ofrecido en el DP, redactaron una síntesis que fue enviada a la Secretaría General del Sínodo.

5. A nivel global, la participación ha superado cualquier expectativa. En general, la Secretaría del Sínodo recibió las síntesis de 112 de las 114 Conferencias Episcopales y de todas las 15 Iglesias Orientales Católicas, además de las reflexiones de 17 de los 23 dicasterios de la Curia Romana, así como las de los superiores y superioras generales (USG/UISG), los institutos de vida consagrada y las sociedades de vida apostólica, las asociaciones y movimientos de fieles laicos. Además, se recibieron más de mil contribuciones de particulares y grupos, así como las opiniones recogidas a través de las redes sociales gracias a la iniciativa del “Sínodo Digital”. Estos materiales se distribuyeron a un grupo de expertos: hombres y mujeres, obispos, sacerdotes, consagradas y consagrados, laicos y laicas, de todos los continentes y con conocimientos y disciplinas muy diversos. Tras su lectura, estos expertos se reunieron durante casi dos semanas con el equipo de redacción, formado por el Relator General, el Secretario General del Sínodo, los Subsecretarios y algunos oficiales de la Secretaría del Sínodo, además de los miembros del Grupo de Coordinación, a los que finalmente se unieron los miembros del Consejo. Juntos trabajaron en un ambiente de oración y discernimiento para compartir los frutos de su lectura con miras a la redacción de este Documento para la Etapa Continental (DEC).

6. Las citas que se intercalan a lo largo de este documento intentan dar una idea de la riqueza de los materiales recibidos, permitiendo que resuene la voz del Pueblo de Dios de todas las partes del mundo. No deben interpretarse como un apoyo a posiciones provenientes de una zona concreta del mundo, ni como una mera representación de la variedad geográfica, aunque se ha procurado garantizar un cierto equilibrio en cuanto a la procedencia de las fuentes. Más bien se han escogido esas citas porque expresan de manera particularmente vigorosa, afortunada o precisa un sentimiento que se repite en muchas síntesis. Sin embargo, es evidente que ningún documento podría condensar la profundidad de la fe, la vitalidad de la esperanza y la energía de la caridad que desbordan las aportaciones recibidas. Detrás de ellas se vislumbra la fuerza y la riqueza de la experiencia llevada a cabo en las diferentes Iglesias, al ponerse en camino y abrirse a la variedad de las voces que han hablado. El sentido del proceso sinodal es el de permitir este encuentro y diálogo, cuya finalidad no es producir documentos, sino abrir horizontes de esperanza para el cumplimiento de la misión de la Iglesia.

7. Dentro de este camino, que está lejos de concluir, es donde el DEC se sitúa y encuentra su sentido. Ante la Etapa Continental del proceso sinodal, este documento reúne, en torno a ciertos núcleos temáticos, las esperanzas y preocupaciones del Pueblo de Dios disperso por toda la tierra. De este modo, ofrece a las Iglesias locales la oportunidad de escucharse entre ellas, en vista de las Asambleas Continentales de 2023, cuya tarea es elaborar un elenco de prioridades, sobre las que operará el discernimiento de la Primera Sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que tendrá lugar del 4 al 29 de octubre de 2023.

8. El hecho de querer aclarar la función propia de este documento, también nos permite destacar lo que no es: no es un documento conclusivo, porque el proceso está lejos de finalizar; no es un documento del Magisterio de la Iglesia, ni el informe de una encuesta sociológica; no ofrece la formulación de indicaciones operativas, de metas y objetivos, ni la elaboración completa de una visión teológica, aunque incluye el precioso tesoro teológico contenido en el relato de una experiencia: la de haber escuchado la voz del Espíritu por parte del Pueblo de Dios, permitiendo que surja su sensus fidei. Pero también es un documento teológico en el sentido de que está orientado al servicio de la misión de la Iglesia: anunciar a Cristo muerto y resucitado para la salvación del mundo.

9. Para evitar malentendidos en su lectura, es esencial tener en cuenta la naturaleza peculiar del DEC, así como su estructura. El Documento se inicia con un capítulo que ofrece, no una mera crónica, sino una narración, a la luz de la fe, de la experiencia de sinodalidad vivida hasta ahora a partir de la consulta al Pueblo de Dios en las Iglesias locales y del discernimiento de los Pastores en las Conferencias Episcopales: traza un esquema, presenta las dificultades encontradas y los frutos más significativos recogidos, identificando las piedras angulares de lo que constituye una auténtica experiencia colectiva de la fe cristiana. De este modo, no ofrece una definición de la sinodalidad en sentido estricto —para lo cual se pueden remitir al Documento Preparatorio (DP) o a los materiales señalados en el sitio web del Sínodo (www.synod.va)—, sino que expresa el sentido compartido de la experiencia de la sinodalidad vivida por los participantes. Lo que surge es una profunda reapropiación de la dignidad común de todos los bautizados, auténtico pilar de la Iglesia sinodal y fundamento teológico de esa unidad que es capaz de resistir el impulso al uniformismo y valora la diversidad de vocaciones y carismas que el Espíritu derrama sobre los fieles con una abundancia inesperada.

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