Delegado de Catequesis
“Lo importante de un buen catequista es que sea testigo de Cristo”
Hablamos con el Delegado de Catequesis de la Archidiócesis de Granada, D. Enrique Ferrer, que nos cuenta cuáles son los retos pastorales más importantes dentro de las catequesis parroquiales. La implicación de las familias en las catequesis y la formación de los catequistas son, para Ferrer, algunos de los pilares imprescindibles de esta pastoral.
¿Qué supone ser delegado de catequesis de la archidiócesis?
Implica un servicio y una responsabilidad seria porque está en juego nuestro futuro como cristianos. El Concilio nos recuerda que la Iglesia existe para evangelizar. La evangelización y la catequesis nos llevan a engendrar un nuevo hijo de Dios.
Es importante llevar unos criterios generales desde el plan pastoral de la diócesis que impliquen que todas las parroquias y sacerdotes vayamos a una.
¿Qué es necesario para hacer una buena catequesis?
Sobre todo que el catequista sea un buen testigo, que tenga experiencia de Cristo. Cuando el catequista tiene experiencia de Cristo y se identifica con la misión de Cristo, sabe lo que tiene que hacer. Los métodos también son muy importantes, aunque cuando uno transmite desde la fe lo que lleva en el corazón, los métodos se quedan pequeños.
Lo indispensable es la comunión con la Iglesia, que la catequesis y el catequista no vayan por su cuenta, sino cogidos de la mano de la comunidad parroquial y del párroco, que sigan las directrices que la diócesis va marcando. Unas directrices que vienen dadas en última instancia por la Conferencia Episcopal.
¿Qué retos afronta la archidiócesis en cuanto a catequesis en el futuro?
En primer lugar, una buena formación de los catequistas. Es fundamental que se tenga en cuenta todo el proceso de la acción evangelizadora. Eso implica que sepamos diferenciar la acción misionera, la acción catequética y la acción pastoral.
Por eso es muy importante sobre todo tomar conciencia de la iniciación cristiana. Nos encontramos con un problema y es que la catequesis o la evangelización no era como antes. Ahora vivimos en un mundo tan secularizado, donde los padres de los catecúmenos necesitan retomar esa primera semilla que recibieron en el Bautismo, e incorporarlos de nuevo a la comunidad y a la experiencia de la vida sacramental de la Iglesia. Si la familia no tiene conciencia de lo que significa ser cristianos, los niños o los jóvenes poco a poco la van perdiendo.
Por lo tanto, la catequesis de la familia es un reto, así como la iniciación cristiana. Ahora que celebramos los 50 años del RICA (Ritual de Iniciación Cristiana), hay que poner en marcha esta evangelización, especialmente en estos momentos que vienen más adultos pidiendo bautizarse.
En varias parroquias se han visto casos de niños que motivan que sus padres hagan también catequesis para la iniciación cristiana...
Sí, la verdad es que es una oportunidad. Igual que el niño comienza la catequesis, las parroquias tendríamos que ponernos serios e intentar ofrecerles a las familias, a los padres, una formación. Luego tomando conciencia de que la evangelización no va solo de la mano de momentos puntuales, del catequista, sino que implica a toda la comunidad parroquial.
¿Faltan catequistas en las parroquias?
Depende de la parroquia. No es lo mismo una parroquia de la Alpujarra que a lo mejor una parroquia de Granada, que puede contar con más fieles. En las Alpujarras hay menos niños y el párroco puede ser el catequista. Yo creo que la diócesis de Granada cuenta con suficientes catequistas.
Otra cosa es la formación de los catequistas. Cada párroco puede invitar a que los catequistas se formen. Ya el anterior delegado de catequesis puso en marcha, en el arciprestazgo de Las Gabias y Motril, se puso en marcha una escuela de catequistas. Sería bueno tener reuniones por arciprestazgos o por vicaría para tomar conciencia de la situación de cada lugar, organizando la catequesis desde el plan pastoral de la diócesis. En última instancia los criterios los marca también el pastor de la Iglesia de Granada, que es el obispo, él es el primer catequista.
Ignacio Álvarez