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Mirada
18 de septiembre de 2022
Nº 1436 • AÑO XXX

Ofrenda floral

Granada viste con un manto de flores a la Virgen de las Angustias

Cientos de granadinos acudieron a honrar a la Virgen de las Angustias a la puerta de la Basílica. La Reina de Granada conmovió los corazones de los granadinos en la primera Ofrenda Floral sin límites de distancia tras los últimos dos años, dando testimonio de que es Madre de todos.

Este 15 de septiembre el pueblo granadino volvió a acercarse a la Carrera de la Virgen Angustias en el día de su fiesta. Esa Madre de amores que adora Granada entera congregaba a su pueblo, moviéndole a una alegría contagiosa para quien se encontrara cerca de la Carrera.

Los cultos de la jornada comenzaban congregando a la Hermandad de las Angustias, la del Rosario, junto con la de Santa María de la Alhambra. El prior del Convento de Santa Cruz la Real, D. Antonio Larios, presidió la celebración recordando cómo el Señor nos invitó un día a acoger a la Virgen como a nuestra madre.

Bien sabían los hermanos cofrades de las Angustias que no habría tiempo para el descanso, conscientes de que la Carrera se llenaría de gentes venidas de todas partes de la diócesis. Tiempo antes de las cinco de la tarde, la Carrera se perfumaba con la visita de aquellos que se adelantaban para ser los primeros en acercarse a la Virgen.

OFRENDAS A LA MADRE DE GRANADA
La patrona de Granada franqueaba la puerta de su Basílica saludando a las autoridades civiles, políticas y religiosas sentadas en el palco, antes del inicio del acto. “No es un año más. Hemos vivido un año muy especial después del confinamiento y estamos en un mundo de una terrible inestabilidad”, aseveró el arzobispo de Granada, D. Javier Martínez. “Celebrar nuestra Ofrenda a la Virgen de las Angustias en este contexto, nos permite hacerlo no como una rutina o un momento bonito, sino la búsqueda de aquello que es capaz de sostenernos en nuestra vida”.

Tras una breve oración a la patrona, empezaba la afluencia de fieles que postraban su ofrenda a los pies de la Virgen. Los ramos depositados en la mesa fueron poblando poco a poco las dos rejas desnudas situadas a ambos lados de la imagen. Las ofrendas iban dibujando sonrisas en las caras de los granadinos y miradas demando la complicidad de quienes saben que es su Madre.

Salieron afuera las penas y los sufrimientos de algunos granadinos, que parecieron encontrar misterioso consuelo al depositar sus ramos en la mesa de la ofrenda. No faltaron tampoco todos los que ansiaban con poder hacerse una foto con la Virgen junto a sus amigos y familiares, o los que animaban a sus hijos a acercar sus flores a esa Señora de negro manto.

Así transcurrió la tarde, en un discurrir de personas, corporaciones, hermandades e instituciones que abarrotaban la Carrera. No faltaron ni la música, ni los bailes. Tampoco la ofrenda con escalinata de los bomberos o la “petalá” del helicóptero.

Las colas que daban la vuelta a la manzana duraron hasta que se hizo de noche y la afluencia de fieles comenzó a ser menos notoria. Ya estaba la Virgen engalanada de nardos, rosas, margaritas, claveles… así como de todas las donaciones de los granadinos depositaron discretamente en la carpa de esa Ofrenda Solidaria, con la que se asiste a la labor de la obra social de la Hermandad, que quiere encarnar esas manos de la patrona que convierten el dolor en esperanza.

Con esa pena que sobreviene cuando algo bueno se acaba, hacia las 22 horas la Hermandad despidió la jornada con una sencilla oración ya en el interior de la Basílica, con la conciencia de que ahora empieza la Novena que anticipa la esperada procesión del último domingo de septiembre, culmen de un mes de septiembre entregado a la Madre de Granada.

Ignacio Álvarez

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