Red mundial de oración
“Maestros de la ternura”, el proyecto vital del Papa para los ancianos
El Video del Papa de julio acaba de publicarse con la intención de oración que Francisco confía a toda la Iglesia Católica a través de la Red Mundial de Oración del Papa. Este mes, el Santo Padre pide “por los ancianos que representan las raíces y la memoria de un pueblo, para que su experiencia y sabiduría ayude a los más jóvenes a mirar hacia el futuro con esperanza y responsabilidad”.
La intención coincide con la celebración de la segunda Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores, que se celebrará el domingo 24 de julio tanto en Roma como en todas las diócesis del mundo.
UNA GENERACIÓN NUMEROSA
Hablando en primera persona de los ancianos, el Papa Francisco dice: “Nunca hemos sido tan numerosos en la historia de la humanidad, pero no sabemos bien cómo vivir esta nueva etapa de la vida”. En las últimas décadas, el número de personas mayores de 65 años no ha dejado de crecer. Este envejecimiento poblacional afecta especialmente a los países más desarrollados, donde el 25% de los mayores vive solo. “Para la vejez hay muchos planes de asistencia, pero pocos proyectos de existencia”, se lamenta el Papa en este vídeo, que ha contado con la colaboración del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida y de la Fondazione Alberto Sordi.
UNA MISIÓN VITAL PARA LOS ANCIANOS
En el contexto de un mundo con numerosas heridas, el Santo Padre señala un papel fundamental para la generación de los ancianos. “Las personas mayores tenemos a menudo una sensibilidad especial para el cuidado, la reflexión y el afecto. Somos, o podemos llegar a ser, maestros de la ternura,” dice el Papa. “Necesitamos, en este mundo acostumbrado a la guerra, una verdadera revolución de la ternura! En eso tenemos una gran responsabilidad hacia las nuevas generaciones.”
Sobre la misión de los ancianos en el mundo y en la Iglesia, ha hablado el Card. Kevin Farrell, Prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida: “El Santo Padre nos invita a tomar conciencia de la relevancia de los ancianos en la vida de las sociedades y de nuestras comunidades, y a hacerlo no de forma esporádica, sino estructural, con una pastoral ordinaria. Es decir, no se trata de perseguir una emergencia, sino de sentar las bases de una pastoral a largo plazo, que nos implicará durante décadas. Además de reafirmar la importancia de contrarrestar la cultura del descarte, el Papa también parece querer ofrecer puntos de referencia a quienes experimentan el desconcierto de descubrirse adelantados en años. Por eso ha querido establecer una Jornada Mundial que se celebre cada año y que marque el tiempo litúrgico: para decir que la Iglesia está cerca de los ancianos”.
Por su parte, Ciro Intino, Director de la Fondazione Alberto Sordi, remarca que “Nuestra sociedad está cada vez más envejecida, pero tiende a excluir y aislar a los ancianos, socavando su identidad y su papel social, sobre todo en las relaciones con las generaciones más jóvenes. Lamentablemente, faltan respuestas adecuadas a las necesidades asistenciales y existenciales de las personas mayores. Queda mucho camino por recorrer en materia de políticas sociales y sociomédicas dirigidas a las personas mayores, destinadas a limitar la condición de aislamiento a la que se ven abocadas demasiadas personas mayores en la actualidad. Las personas mayores son portadoras de sabiduría, conocimiento, cultura: valores inalienables que, a través del diálogo intergeneracional, contribuyen a garantizar el futuro de nuestra sociedad y de las comunidades a las que pertenecen. Para que esta dinámica virtuosa se haga realidad, deben activarse las sinergias entre las redes familiares, los amigos, los cuidadores y las estructuras sociales públicas, privadas y particulares. La Fondazione Alberto Sordi promueve estos caminos de la red: ofreciendo así razones para la esperanza”.
El P. Frédéric Fornos S.J., Director Internacional de la Red Mundial de Oración del Papa, comentó a propósito de esta intención: “Recordemos nuestros abuelos o personas ancianas que nos han compartido, a partir de su propia experiencia de vida y de fe, su sabiduría y su esperanza. En los Evangelios, los ancianos Simeón y Ana, reconocen en el bebé que Maria y José presentan en el Templo, la esperanza de todo un pueblo. Son capaces de ver y escuchar lo que la gran mayoría, corriendo tras sus ocupaciones, no percibe. Como nos lo ha recordado Francisco en las catequesis sobre la vejez de estos tres últimos meses, la alianza entre las generaciones, entre los ancianos y los jóvenes, es una bendición para la sociedad. Recemos este mes por esta intención de oración del Papa”.