Montilla y Lucena
Jornada de convivencia del clero joven y el obispo
La jornada del día 20 de junio será recordada siempre por los sacerdotes jóvenes de Guadix, los ordenados en los diez últimos años, porque con nuestro querido obispo D. Francisco Jesús Orozco y el vicario general, D. José Francisco Serrano, junto al sacerdote D. Antonio Fajardo, nos fuimos a Montilla, relicario del cuerpo de san Juan de Ávila, patrón del clero secular español, para tener un día de oración y convivencia fraterna.
En Montilla, primer destino pastoral de nuestro obispo, cuando fue ordenado sacerdote, y donde lo recuerdan con tanto cariño, comenzamos con la ruta de san Juan de Ávila, con la visita a la casa donde vivió los últimos quince años de su vida. Realmente, adentrarse por las habitaciones humildes y austeras de este lugar es sobrecogedor, especialmente la habitación donde pasó de este mundo al cielo, y la capilla en la que transcurrió tantas horas orando, escribiendo, meditando, amando...
Después, nos dirigimos a la hermosa iglesia de Santiago, donde visitamos el templo y su archivo, y pudimos contemplar numerosas obras de arte y cartas autógrafas de san Ignacio de Loyola, santa Teresa de Jesús y otras joyas de nuestra historia. El colofón a una mañana intensa de mociones y emociones espirituales fue la celebración de la Eucaristía, presidida por el obispo y concelebrada por todos los sacerdotes, en la basílica de San Juan de Ávila.
Don Francisco Jesús nos exhortó en la homilía a vivir la caridad pastoral, a dejarnos santificar en el ejercicio de nuestro ministerio sacerdotal, como sacerdotes seculares, sin olvidar nunca, qué somos y en nombre de quién actuamos: Cristo y la Iglesia. Nos dijo que la Virgen es para un sacerdote hospital de misericordia donde siempre encontraremos cura a nuestras heridas, nos indicó la importancia de una buena formación humana, teológica y espiritual, como indicaba ya en su tiempo, el maestro de santos, san Juan de Ávila y terminó pidiéndonos fidelidad y disponibilidad.
Finalizada la santa Misa recibimos como regalo una cruz bendecida por don Francisco Jesús y un libro de espiritualidad sacerdotal según el pensamiento del Maestro Ávila.
La comida la realizamos en Lucena, donde nuestro obispo fue ocho años párroco y dónde Paco y Encarni, nos recibieron como en Betania recibían al Señor. Compartimos un magnífico arroz, aparte de otras delicias; después de la comida, larga y abundante, descansamos, hablamos, construimos fraternidad.
Nuestro obispo, con sencillez y extraordinaria cercanía, estuvo atento a todos los detalles, nos hizo sentir en familia, en un espíritu de sencillez y fraternal cercanía.
Volvimos a nuestros pueblos, como se suele decir, con las pilas cargadas y con deseos de repetir la experiencia gozosa de la fraternidad sacerdotal.
Agradecemos a los sacerdotes Fernando y Guillermo que nos acompañaron en todo momento en Montilla, al vicario de la ciudad, Jesús Daniel, que fue hasta la basílica para saludarnos, a Encarni y Paco, y cómo no, a nuestro obispo Francisco Jesús el día tan bueno, en lo espiritual y en lo humano, que pasamos.
Antonio David Pérez Medialdea
Vicario parroquial del Sagrario, de Baza