El “padre botella”
El ingenioso cura que logró dar una casa a cientos de pobres, ya tiene su calle
Don Joaquín Sancho Albesa (1930-1992) era conocido en Valencia por todos como “Padre Botella”, y no porque le gustase en exceso la bebida, sino porque se dedicó a recoger miles y miles de ellas para luego construir viviendas e instalaciones para familias sin recursos.
Este domingo la pedanía valenciana de Benimàmet ha querido reconocer la gran obra y la vida de este sacerdote fallecido hace justo ahora 30 años, y para ello le han dedicado una calle.
Para reconocer su “gran labor pastoral y social a favor de la caridad, la educación y el acceso a la vivienda digna en unos momentos de gran necesidad”, parroquias de Benimàmet y Canterería (Burjassot), junto a diversas entidades, comercios y feligreses apoyaron esta iniciativa impulsada por Juan Manuel Martínez, perteneciente a la Clavaria del Corpus Christi de Cantereria.
Inició una campaña de recogida de botellas para la construcción de unos bloques de edificiosSu lema fue: “cada botella un ladrillo”.
Don Joaquín se hizo muy conocido por organizar enormes campañas de recogida de botellas, cuyas aportaciones destinaba después a la construcción de las viviendas de las personas más pobres. El “Padre Botella” recogía miles de ellas, las limpiaba y clasificaba, un trabajo que según la gente que le rodeaba “ayudó a unir el barrio y a hacer parroquia”.
Su hermana María Sancho explica, tal y como recoge la Archidiócesis de Valencia que fue siempre “un luchador al lado de los más necesitados”, por lo que espera que este reconocimiento “sirva de ejemplo para nuevas generaciones”.
Por su parte, el párroco de la Natividad de Nuestra Señora de Canterería (Burjassot-Benimàmet), Miguel Ángel Vives, elogiaba la labor del padre Botella porque “empezó en nuestro colegio, promovió viviendas de protección social así como el reciclaje siendo pionero en muchos aspectos”.
En enero de 2021 se inició el proceso de la denominación de la calle y un año después, el 25 de febrero de 2022, se aprobó en la Junta de Gobierno Local. De ese momento, “las parroquias y fiestas de Benimàmet y Cantereria se pusieron en funcionamiento para realizar un acto de inauguración de la calle” y fue elegido el 24 de abril, día en el que el padre Botella hubiera cumplido 92 años.
UNA VIDA CON MUCHOS FRUTOS
El “Padre Botella” nació el 24 de abril de 1930 en Valdealgorfa (Teruel) pero ya siendo un niño llegó a Valencia. Estudió en el Seminario de Moncada y fue ordenado sacerdote en 1953. En 1954 fue nombrado coadjutor de la parroquia de San Miguel de Burjassot. Un año después fue destinado como párroco de la Natividad de Nuestra Señora de Canterería y encargado de la parroquia de Beniferri. Tras su llegada al barrio, “fue consciente de la situación de pobreza económica y asistencial, especialmente de las familias de las cuevas, donde vivía la mayoría de la feligresía” .
Para atajar el problema primero repartió leche, queso, y alimentos y creó una guardería para niños y una escuela de taller para adultos para que aprendieran oficios. Junto con esta labor social inició luego una campaña de recogida de botellas para la construcción de unos bloques de edificios junto al actual parque de las Cuevas Camales de Benimàmet para las familias emigrantes y del barrio entre ellas las que habitaban en las cuevas. Su lema fue: “cada botella un ladrillo”.
De este modo, las familias que vivían en las cuevas, con la construcción de estos edificios lograron acceder a una vivienda digna. Las viviendas se acabaron de construir con la intervención y la ayuda económica del Arzobispado de Valencia ya que el padre Botella en 1961 pasó a Cáritas Diocesana y contó con el apoyo del entonces arzobispo monseñor Olaechea. Entre otras iniciativas, en finales de etapa de la Vuelta Ciclista de España subastaba botellas junto a la meta. “Hasta los estadios madrileños aceptaron que a las puertas se montara la recogida de botellas”.
Con esta campaña logró construir la guardería infantil y un total de 107 viviendas, conocidas como las “fincas del Padre Botella”. Los posteriores destinos del Padre Botella fueron como adscrito de la parroquia de Santa Mónica, consiliario del Secretariado Pro Gitanos y de nuevo capellán de San Francisco Javier y párroco de San Pío X de Valencia. Falleció en la Nochebuena de 1992.