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Mirada
1 de mayo de 2022
Nº 1420 • AÑO XXX

Formación del clero

Acompañamiento, comunión y amistad sacerdotal

En el marco del último encuentro de formación para el presbiterado diocesano celebrado el 25 de abril en el Seminario Mayor San Cecilio y organizado por la Delegación Episcopal para el Clero, D. Hermes Moreno, Vicario Territorial de la zona II, abordó en clave sinodal el acompañamiento espiritual y la comunión dentro de la vida sacerdotal.

La conversión al acompañamiento sinodal fue el tema central de la última sesión de formación del clero en nuestra diócesis de Granada en la que los asistentes pudieron profundizar en las claves del acompañamiento y la comunión presbiteral para una mejor vivencia vocacional y ministerial en un mundo actual marcado por el sufrimiento y las múltiples necesidades humanas y espirituales de la sociedad.

“Venimos desde el año pasado realizando un camino motivados por el Papa a través del Sínodo para buscar pistas en las Sagradas Escrituras que nos ayuden a vivir y a contribuir como sacerdotes en este caminar juntos que se propone a toda la Iglesia universal”, destaca D. Hermes Moreno.

El Espíritu Santo y la vida pastoral, la llamada y la fraternidad sinodal, así como la experiencia de la Pasión a través de San Lucas, han sido algunos de los temas abordados en la formación permanente del clero hasta llegar a la realidad del acompañamiento.

SER ACOMPAÑADOS Y CAMINAR JUNTOS
Uno de los pasajes del Evangelio que mejor definen la esencia del acompañamiento se encuentra en los escritos de San Lucas, en el pasaje de Emaús. “En Emaús los discípulos descubren a Jesús que los invita a la amistad sacerdotal. La invitación a que como presbíteros hablemos, profundicemos, compartamos la vida, lo que nos sucede, encontrarnos y acompañarnos como amigos sacerdotes”, afirma el vicario.

“De esta forma, aquellos que tengan la tentación de marchase, de abandonar la comunión, del aislamiento, o incluso la caída en depresión pueden sentirse de nuevo acompañados, “volver a Jerusalén”, volver renovados a vivir con pasión la llamada sacerdotal a la medida de los desafíos de la sociedad actual que son grandes”, asegura.

Asimismo, señala que “en el mundo en el que vivimos de pandemia, de guerra, participamos también de esta soledad, y para luchar contra ella, este síntoma, los sacerdotes no somos ajenos. Creo que la cura de esa enfermedad es caminar juntos, la sinodalidad, el acompañamiento, la dirección espiritual”.

Jesús les explica en Emaús las Escrituras. La importancia de la dirección espiritual para los sacerdotes, la necesidad también de ser guiados por hermanos sacerdotes con más experiencia, una ayuda para entender la vida. Los discípulos de Emaús a su regreso a Jerusalén se encaminan hacia el acompañamiento.

“El ministerio sacerdotal es un viaje maravilloso. Para hacer ese viaje juntos es necesario encontrarnos, buscar al hermano que está aislado, hacernos cercanos. La iniciativa sinodal es buscar al otro, salir a su encuentro, invertir el tiempo en los hermanos, eso es sinodalidad”, agrega D. Hermes, “como nadie se salva solo, la pasión renovada y creciente por nuestra pastoral vendrá del estar juntos, de ese encuentro, la pandemia no ha aislado y el Sínodo quiere juntarnos de nuevo”.

María José Aguilar