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Mirada
17 de marzo de 2022
Nº 1418 • AÑO XXX

Desde San Andrés a la Catedral

La procesión de ramos inicia la Semana Santa de Granada

A las 12 horas del pasado domingo salía la procesión de palmas y ramos desde la iglesia de San Andrés en dirección a la S.I. Catedral. Vestidos como en día de fiesta y con sus mascarillas, los granadinos recorrieron la calle Elvira en dirección a la Catedral para celebrar el comienzo de la Semana Santa.

Una numerosa multitud de fieles acudió a la iglesia de San Andrés para acompañar al Señor en el comienzo de una nueva Semana Santa. El Arzobispo de Granada, D. Javier Martínez, comenzaba la celebración con una invitación especial a la paz. “En estas circunstancias que el mundo está viviendo, somos todos mucho más conscientes de lo frágil que es nuestra paz, nuestra convivencia, nuestro modo de vivir, nuestra libertad”, aseveró. “Nos hacemos también más conscientes de la necesidad que tenemos de la misericordia y del amor de Dios”.

Tras la bendición de los ramos y la lectura del Evangelio de la entrada del Señor en Jerusalén, salía la procesión de palmas por las calles de Granada. Un alegre itinerario les condujo hacia la iglesia madre de Granada, en donde tuvo lugar la celebración eucarística.

DISFRUTANDO DEL AMOR INFINITO
En una catedral llena de adultos y niños, el Arzobispo animaba a todos a disfrutar de la Semana Santa. “Cuando sacamos a un Cristo, cuando sacamos a esas vírgenes inefablemente doloridas que marcan la historia de nuestra piedad, nosotros sabemos que ese sufrimiento no tiene la última palabra, si no, no le pondríamos las glorias a los cristos, no vestiríamos a los nazarenos con trajes de terciopelo o a nuestras vírgenes como reinas”, decía el prelado.

“Dios ama a esta humanidad pecadora. Dios nos ama a cada uno de nosotros, que somos torpes, que somos mezquinos, que caemos una y mil veces en las mismas cosas”, añadió. “Si merece la pena llorar por algo, merece la pena llorar por ser objeto del amor de Dios. Merece la pena llorar de alegría, porque cuando nosotros no somos capaces de amarnos a nosotros mismos o de amar a la persona que tenemos más cerca, o de amar a nuestros vecinos o a nuestros compañeros de trabajo, Dios no se cansa de nosotros y nos ama”.

Con esa invitación a la alegría y en un clima de gran solemnidad, concluyó esta celebración que abre la que será la primera Semana Santa con procesiones en las calles tras los dos últimos años de pandemia.

Ignacio Álvarez

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