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10 de abril de 2022
Nº 1417 • AÑO XXX

Informe de Amnistía Internacional

Más conflictos y menos derechos en el mundo

El Informe 2021-2022 de Amnistía Internacional, publicado en Italia por Infinito Edizioni, contiene una introducción de la secretaria general, Agnès Callamard, cinco panoramas regionales e informes sobre 154 estados y territorios. Entre los temas principales están la pandemia de Covid-19, el racismo, la lucha contra la desigualdad y el cuidado de la Creación.

También este año, siguiendo una tradición que se remonta a los años 80, Amnistía Internacional Italia publica el Informe sobre la situación de los derechos humanos en el mundo. La edición de este año, enriquecida con una introducción de la Secretaria General de Amnistía Internacional, Agnès Callamard, contiene cinco panoramas regionales e informes de profundización sobre 154 países.

AUMENTO DE LOS CONFLICTOS
El aumento de los conflictos en todo el mundo es la principal conclusión del nuevo informe. En 2021, la comunidad internacional no abordó la multiplicación de los conflictos graves, generando más inestabilidad y devastación por las que millones de civiles de todo el mundo pagaron el precio más alto. Este trágico "mapa" incluye Afganistán, Myanmar, Yemen, Burkina Faso, Libia, Israel y los Territorios Palestinos, además de Siria, por supuesto. Entre las cuatro crisis que más preocupan a Amnistía Internacional están los dos golpes de Estado perpetrados en Asia, que se ha quedado atrás en materia de derechos humanos. En Myanmar, casi dos mil manifestantes fueron asesinados y los conflictos interétnicos han vuelto a estallar desde que la junta militar tomó el poder en un golpe de Estado el 1 de febrero de 2021 y cometió crímenes contra la humanidad. En Afganistán, el pasado mes de agosto, los talibanes volvieron al poder y "desde entonces", subraya Amnistía, "se ha producido es una caza al hombre y sobre todo de mujeres, de aquellos que durante 20 años han luchado en defensa de los derechos, con bloggers, periodistas y activistas en la lista negra: un verdadero retorno a la Edad Media".

El año 2021 debería haber sido un año de cura y recuperación. En cambio, se convirtió en el vivero de una desigualdad más profunda y una mayor inestabilidad, un legado corrosivo para los próximos años

LA SITUACIÓN EN ÁFRICA
Pasando a África, Amnistía citó la guerra en Etiopía, en Tigray, la violencia sin precedentes de los grupos armados de Tigray hacia las mujeres y niñas de la región de Amhara, con el uso de la violación como arma de guerra y venganza, además de la incursión de las fuerzas armadas de Eritrea y los 5 millones de personas hambrientas sin que les llegue ayuda. En el año que acaba de comenzar, la atención se centra en el Sahel, donde la crisis también se está expandiendo geográficamente debido a la amenaza combinada de los grupos armados yihadistas, la debilidad o ausencia de un Estado y la presencia de fuerzas extranjeras, en un contexto de sequía y escaso acceso a los alimentos y las vacunas. En algunas partes de África también se teme una gran crisis alimentaria como consecuencia de la guerra entre Rusia y Ucrania, los dos países "graneros" del continente. En esta perspectiva, Amnistía teme las medidas represivas de algunos gobiernos, Túnez en primis, para frenar posibles crisis de pan, así como la hambruna y la malnutrición generalizadas.

ORIENTE MEDIO Y BIELORRUSIA
En Oriente Medio, la atención de Amnistía Internacional se centra en la dramática situación de Egipto, donde hay 60.000 presos de opinión, además del caso judicial de Patrick Zaky. También se critica a Israel por lo que Amnesty define como una política de expansión de asentamientos ilegales. Especialmente preocupante es la situación de los derechos humanos en Irán, donde la detención de ciudadanos europeos se utiliza con fines diplomáticos y otras ventajas. Irán, Egipto y Arabia Saudí son también los países con mayor número de condenas a muerte. En Europa Central y Oriental, Amnistía Internacional lamentó la represión cada vez más severa de los opositores, los periodistas y la sociedad civil en Rusia, que se ha reducido al silencio. En Bielorrusia, en cambio, "más que una represión estatal, estamos ante una empresa criminal" en marcha tras la disputada elección de Aleksandr Lukashenko, con más de mil presos de opinión. Amnistía también acusa a Bielorrusia por la historia de los migrantes bloqueados en la frontera con Polonia en condiciones inhumanas y en flagrante violación de los derechos humanos. "Esta fue una de las páginas más oscuras de la historia reciente de los derechos humanos en nuestro continente", dice el informe.

AMÉRICA LATINA
El Informe 2021/2022 de Amnistía Internacional destaca cómo América Latina sigue siendo la región más peligrosa del mundo, con 252 defensores de los derechos humanos asesinados, 138 de ellos sólo en Colombia. Más de la mitad del total. La situación en México, donde el año pasado se registraron más de un millar de feminicidios, también es evidente. Tanto Cuba como Nicaragua han sido también escenario de protestas a gran escala que han sido violentamente reprimidas, con decenas de detenciones arbitrarias y condenas a opositores.

Las empresas de redes sociales permitieron que sus lucrativos algoritmos difundieran desinformación perjudicial sobre la pandemia, dando prioridad al sensacionalismo y la discriminación frente a la verdad.

NUEVE DE CADA DIEZ PERSONAS NO ESTÁN VACUNADAS EN ALGUNOS PAÍSES
"El 2020 fue el año de la búsqueda desesperada de una solución a la pandemia, encontrada en 2021 gracias a las vacunas, pero los estados ricos y las grandes empresas farmacéuticas minaron la salida del túnel". Así lo afirma Riccardo Noury, portavoz de Amnistía Internacional Italia, que señala que en los países de renta baja y media-baja sólo se ha vacunado al 8% de la población.

"Una vez más", continúa, "al responder a una crisis sanitaria, los provechos se han antepuesto a las vidas humanas". ¿Una falta de conciencia sobre la urgencia de una respuesta global o la prevalencia de los intereses económicos? "Hay un deseo de hacer prevalecer los intereses partidistas, ligados a la nación, dejando atrás a los demás. Desde este punto de vista, 2021 fue una oportunidad perdida y no saldremos de la pandemia hasta que las vacunas se distribuyan de forma justa. Este era y sigue siendo el objetivo, pero todavía está muy lejos.

LAS DISCRIMINACIONES RACIALES
El 21 de marzo fue el Día Internacional para la Eliminación de la Discriminación Racial. En un momento de pandemia y con más de una guerra en curso -Ucrania, pero también Etiopía, Siria y Yemen- este día adquiere un significado especial. Sobre esta batalla por la civilización, el año pasado, Amnistía Internacional estuvo en primera línea.  "El riesgo de considerar este problema como una cuestión secundaria es real, lo vemos en muchos países donde hay refugiados que merecedores de protección y otros que deben ser expulsados. La guerra de Ucrania ha demostrado que es posible un modelo de recepción diferente, pero el año pasado no lo vimos en funcionamiento". Además, "la pandemia ha fragilizado toda una serie de derechos, y entre ellos -subrayó- está la superación de la discriminación, la violencia física y verbal, con un uso excesivo de la fuerza contra determinados grupos".

En lugar de generar espacios para un diálogo y un debate imprescindibles sobre la mejor forma de afrontar los desafíos de 2021, muchos Estados redoblaron sus esfuerzos para acallar las voces críticas.

LA CUESTIÓN MEDIOAMBIENTAL
El pasado otoño, el cuidado de la Creación fue noticia internacional gracias a la Cop26 de Glasgow. Sin embargo, hoy en día, las cuestiones medioambientales parecen haber dejado de ser el centro de atención. "Este es el problema de los problemas que seguirán existiendo", advierte Noury, "incluso cuando la pandemia haya terminado". En 2021 hubo muchos dramas relacionados con el cambio climático, "un ejemplo", explica, "de cómo los que menos culpa tienen pagan el precio más alto". Noury piensa en la sequía que ha afectado a 1,5 millones de personas en Madagascar. "Glasgow fue otra oportunidad perdida de hacer algo bueno", dijo.

LA VOZ DE LAS POBLACIONES
Amnistía Internacional señala que han aumentado las protestas masivas, tanto en las calles como en Internet, de personas de todos los continentes. Se han registrado importantes manifestaciones en al menos 80 países. "El cambio sin presión desde abajo nunca llegará, no podemos pensar que los gobiernos se encargarán de ello de forma filantrópica o progresista. El 2021 ha sido un año de gran activismo, esto ha marcado la diferencia -concluye- en varios casos, pienso por ejemplo en lo que ha ocurrido y sigue ocurriendo en Chile. Esto nos dice que sin la participación popular las políticas de exclusión y egoísmo continuarán".

Andrea De Angelis
Publicado el 29 de marzo en Vatican News

Parámetros del informe

El análisis global de 2021 de Amnistía Internacional se centra en tres asuntos: la salud y las desigualdades, el espacio de la sociedad civil y las personas refugiadas y migrantes.

LA SALUD Y LAS DESIGUALDADES
Las vacunas hicieron abrigar la esperanza de acabar definitivamente con la pandemia, que al término de 2021 se había cobrado al menos 5,5 millones de vidas, según la Organización Mundial de la Salud, si bien otras estimaciones cifraban un número real de muertes dos o tres veces superior.

Muchos gobiernos se comprometieron a apoyar una cobertura global de vacunación, y tanto el G7 como el G20 formularon compromisos importantes. Sin embargo, pese a los esfuerzos de algunos gobiernos del Sur global en particular, la cooperación internacional fue en buena parte un fracaso.

Los países de ingresos altos acumularon millones de dosis más de las que necesitaban, hasta el punto de que algunos podían vacunar entre tres y cinco veces a toda su población.

Entretanto, al final del año, menos del 8% de la población total africana —1.200 millones de habitantes— tenía la pauta de vacunación completa, lo que suponía la tasa más baja de todos los continentes y una diferencia abismal respecto del objetivo del 40% fijado por la OMS para el fin de 2021. Tal desigualdad vacunal a nivel mundial exacerbó aún más la injusticia racial.

EL ESPACIO DE LA SOCIEDAD CIVIL
En lugar de proporcionar espacio para la discusión y el debate sobre la mejor forma de afrontar los retos de 2021, la tendencia de los gobiernos siguió siendo reprimir las voces independientes y críticas, y algunos llegaron a utilizar la pandemia como pretexto para reducir aún más el espacio de la sociedad civil.

Durante el año, muchos gobiernos redoblaron sus esfuerzos para imponer medidas represivas a quienes los criticaban, a menudo con el pretexto de contener la difusión de información falsa sobre la COVID-19.

En China, Irán y otros países, las autoridades detuvieron y procesaron a personas que habían criticado o cuestionado sus medidas para atajar la enfermedad. En todo el planeta hubo gobiernos que impidieron o disolvieron protestas pacíficas de forma indebida, a veces con la excusa de la aplicación de las normas que evitaban la propagación del virus.

Varios gobiernos, principalmente de las regiones de Asia, África, y Oriente Medio y el Norte de África, bloquearon o restringieron drásticamente el acceso a Internet y las redes sociales.

PERSONAS REFUGIADAS Y MIGRANTES EXPULSADAS SUMARIAMENTE EN LOS PAÍSES DEL NORTE GLOBAL
En 2021 hubo desplazamientos masivos causados por crisis tanto emergentes como ya arraigadas. La situación de países como Afganistán, Etiopía y Myanmar dio lugar a nuevas olas de desplazamiento.

Miles de personas continuaron abandonando Venezuela, y sólo el conflicto en curso en República Democrática del Congo llevó a 1,5 millones de personas a huir de su hogar en 2021. En todo el mundo, millones de personas tuvieron que dejar sus países debido a violaciones de derechos humanos relacionadas con conflictos y violencia, con desigualdades, y con el cambio climático y la degradación ambiental; entre los grupos más afectados por el desplazamiento se hallaban las minorías étnicas.

Según el ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, a mediados del año había 26,6 millones de personas refugiadas y 4,4 millones de solicitantes de asilo en todo el mundo. La comunidad internacional no proporcionó el apoyo adecuado y, lo que es peor, restringió el acceso a las zonas seguras. Las personas en movimiento se vieron además sometidas a una cadena de abusos, y la comisión sistemática de violaciones generalizadas de derechos humanos, tales como expulsiones sumarias, tortura y violencia sexual no fue castigada.

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