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Testimonio
6 de marzo de 2022
Nº 1412 • AÑO XXX

Beato Rutilio Grande

“Si Jesús cruza la frontera no lo dejarán entrar”

Este 12 de marzo se cumplen 45 años del martirio del sacerdote Rutilio Grande y sus dos compañeros laicos: Manuel Solórzano, de setenta y dos años, y Nelson Rutilio, de quince. El asesinato ocurrió en la carretera hacia El Paisnal en El Salvador, cuando se dirigían a celebrar la Eucaristía. Los tres fueron beatificados el pasado mes de enero junto a  fray Cosme Spessotto.

Grande nació en El Salvador, donde en su juventud fue reclutado al sacerdocio por el Arzobispo Luis Chávez y González. Estudió en el seminario de San José de la Montaña, en donde comenzó en 1967 su amistad con el futuro obispo Romero, que por entonces era otro estudiante del seminario. Mantuvieron esta amistad a través de los años, y en junio de 1970 Grande sirvió como maestro de ceremonias en la instalación de Romero como obispo auxiliar de San Salvador. También pasó un tiempo de estudios en Bilbao, donde se alojó en casa de la familia Gerrikagoitia. Ellos le recuerdan todavía con cariño como "un hombre discreto, que hablaba muy bajito, y guapísimo".

El 24 de septiembre de 1972, el padre Grande se convirtió en párroco de Aguilares, la misma parroquia en que él había pasado su niñez y juventud. Allí fue uno de los jesuitas responsables de establecer las Comunidades Eclesiales de Base (CEB) y de entrenar a los líderes, llamados Delegados de la Palabra. Este movimiento de organización campesina encontró oposición entre los terratenientes, que lo veían como una amenaza a su poder, y también entre sacerdotes conservadores quienes temían que la iglesia católica llegara a ser controlada por fuerzas políticas izquierdistas.

SERMÓN DE APOPA
Grande también desafío al gobierno por su respuesta a acciones que le parecieron destinadas para perseguir a los sacerdotes salvadoreños hasta silenciarlos. El sacerdote colombiano Mario Bernal Londoño, que servía en El Salvador, había sido secuestrado el 28 de enero de 1977 frente al templo Apopa cerca de San Salvador — supuestamente por guerrillas — junto con un miembro de la parroquia, quien salió salvo.

Rutilio Grande franquedo por Manuel Solórzano (izqda.) y Nelson Rutilio (dcha.). 

Posteriormente el padre Bernal fue expulsado del país por el gobierno. El 13 de febrero de 1977, Grande predicó un sermón que llegó a ser llamado su "sermón de Apopa", denunciando la expulsión del padre Bernal por el gobierno (denuncia que la OEA indicó puede haber provocado el asesinato del padre Grande):

Aun resuenan las palabras de su homilía, en la que decía: “Queridos hermanos y amigos me doy perfecta cuenta que muy pronto la Biblia y el Evangelio no podrán cruzar las fronteras. Sólo nos llegarán las cubiertas, ya que todas las páginas son subversivas—contra el pecado, se entiende. De manera que si Jesús cruza la frontera cerca de Chalatenango, no lo dejarán entrar. Le acusarían al Hombre-Dios... de agitador, de forastero judío, que confunde al pueblo con ideas exóticas y foráneas, ideas contra la democracia, esto es, contra las minorías. Ideas contra Dios, porque es un clan de Caínes. Hermanos, no hay duda que lo volverían a crucificar. Y lo han proclamado”.

Unos fieles rezan en el lugar donde fueron asesinados los tres beatos mártires.

El 12 de marzo de ese mismo año Rutilio Grande se encontraba en compañía de Manuel Solorzano y Nelson Rutilio Lemus, mientras conducía por unos campos de caña de azúcar cerca de su pueblo natal, El Paisnal. Se dirigían hacia la parroquia de Aguilares para celebrar la Misa vespertina. No llegarían sin embargo a su destino pues los tres fueron emboscados y murieron ametrallados por los escuadrones de la muerte.

RESPUESTA DEL CARDENAL ROMERO
Al saber de los asesinatos, Monseñor Romero fue al templo donde reposaban los tres cuerpos y celebró la Misa. Después, pasó varias horas escuchando a los campesinos locales, conociendo sus historias personales de sufrimiento, y horas también en oración.

En la mañana del día siguiente, después de reunirse con los sacerdotes y consejeros, monseñor anunció que no asistiría ya a ninguna ocasión gubernamental ni a ninguna junta con el presidente hasta que la muerte se investigara.

El cardenal Romero junto a Rutilio al inicio de una Eucaristía.

El domingo siguiente, para protestar por los asesinatos de Grande y sus compañeros, el recién instalado Monseñor Romero canceló las Misas en toda la archidiócesis, para sustituirlas por una sola Misa en la catedral de San Salvador a la que asistieron más de 150 sacerdotes y unas 100.000 personas.

UNA SANGRE QUE SIGUE LLAMANDO A LA PAZ
El Vaticano declaró beatos a Rutilio Grande, Nelson Rutilio Lemus y Manuel Solórzano en el mes de enero de este año 2022. El cardenal Rosa Chávez presidió la ceremonia de beatificación ante miles de fieles, recordando cómo la lucha fratricida no ha cesado desde entonces en El Salvador, que ha llorado ya a más de 75.000 muertos por la causa.  

“Nuestros mártires pueden ayudarnos a recuperar la memoria para que no renunciemos al sueño de ver a nuestro país reconciliado y en paz”, sostuvo Rosa Chávez durante su predicación. “Para ello, tenemos que recuperar el espíritu de los Acuerdos de Paz y la hoja de ruta que ahí se trazó”, promulgó frente a autoridades eclesiales, invitados, cuerpo diplomático y funcionarios de Gobierno.

“Consciente del gran peligro que corría su vida y convencido de que debemos hacer siempre lo que Dios quiere, días antes de morir, el padre Rutilio había declarado: ‘el odio no cabe en un cristiano, aunque nos apaleen y nos quiten la vida, tenemos que seguir amando y perdonando'”, dijo el postulador general de la Compañía de Jesús, Pascual Cebollada.

Ceremonia de beatificación de Rutilio y sus tres compañeros mártires. 

Dentro de la situación actual de violencia que sigue perpetuándose en El Salvador, el cardenal Chávez recordó que Rutilio Grande pedía a su pueblo que usaran su voz para hacerse oír.“Es un llamado a la población y a la sociedad a decir: ‘tienen voz, digan ustedes lo que tienen’”, dijo Cardenal. “El pueblo salvadoreño ve en los mártires una imagen de su propia historia, marcada por alegría y esperanzas; por tristezas y angustias”.

COMUNIDAD “RUTILIO GRANDE”
El martirio de este beato inspiró en 1991 la Comunidad Rutilio Grande. Está formada por un grupo de ex-refugiados salvadoreños recién regresados de 11 años de exilio en Nicaragua.

Entre los proyectos diversos del grupo es "Radio Rutilio," una radioemisora que destaca jóvenes locales como presentadores de noticias y anuncios comunitarios. La comunidad colabora también con una congregación luterana estadounidense para brindar educación de secundaria a los niños locales.