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Signo y Gracia
20 de febrero de 2022
Nº 1410 • AÑO XXX

Teología de los sacramentos

Eficacia de los Signos instituidos por Cristo

El tema de la eficacia de los sacramentos fue muy discutido desde la reforma protestante, el sacramento es signo y también causa; lo que supone que la donación de la gracia depende, en algún sentido verdadero, de la celebración del sacramento objetivamente considerado y administrado, y no de ningún título subjetivo fundado en los méritos del sujeto o del ministro.

FUNDAMENTACIÓN BÍBLICA
El Nuevo Testamento atribuye al rito sacramental una eficacia sobrenatural por sí mismo en orden a la donación de la gracia, entendiendo por “gracia” una nueva relación con Dios fundada en la autodonación de Dios a la persona.

Los principales textos neotestamentarios a los que han solido acudir los autores son: del Bautismo: Jn 3,5; Act 2,38; 22,16; Gal 3,26-29; 1Co 6,11; Rom 6,1; Col 2,6-15; Tit 3,5; Ef 5,25s.; de la Confirmación: Hch 8, 14-17; 19.1-7; de la Eucaristía Jn 6,51.53-58; de la Penitencia: Jn 20,23; de la Unción de los enfermos: Sant 5,14s.; del Orden:1 Tim 4,14; 2 Tim 1,6.

Todos los textos no gozan de la misma claridad, pero todos parecen atribuir a los ritos litúrgicos los efectos de la gracia, de la santidad, del perdón, de la incorporación a Cristo, del don del Espíritu Santo.

Teniendo presentes estos textos, analicemos la cuestión de la eficacia de los sacramentos, ya que hoy se ha vuelto a plantear la pregunta de la época de la Reforma: ¿qué es más eficaz en orden a la justificación: la fe o el sacramento?

LOS PLANTEAMIENTOS ESCOLÁSTICOS
Una vez delimitado el número de los sacramentos, la preocupación de los escolásticos se centró en saber cómo los sacramentos “causan” la gracia. Las teorías oscilaron entre un realismo de tipo físico y un ocasionalismo de carácter transitorio: los sacramentos “contienen” la gracia (Hugo de San Víctor); son simples “ocasiones” para el don de gracia (Buenaventura); unos defienden una “causalidad dispositiva (Alejandro de Tales); otros una “causalidad instrumental (Tomás de Aquino). En esta época se acuñaron algunas fórmulas técnicas explicativas de cómo los sacramentos obran la gracia: “los sacramentos contienen la gracia”; “los sacramentos comunican la gracia”; “los sacramentos confieren la gracia que significan”; “los sacramentos comunican la gracia por la misma obra obrada (“ex opere operato”) a los que no ponen óbice”. Posteriormente, los documentos del Magisterio recogen algunas de estas expresiones: el Concilio Florentino dice que los sacramentos “contienen la gracia y la comunican a los que los reciben dignamente”; y el Concilio de Trento define, contra la doctrina

protestante de la justificación por la sola fe, que “los sacramentos de la nueva ley contienen la gracia que significan” y que “confieren dicha gracia a los que no ponen óbice (“ex opere operato”)”. Los teólogos postridentinos profundizaron en esta doctrina, buscando la forma o el modo cómo los sacramentos “producen” la gracia. Surgieron diversas teorías sobre la causalidad sacramental, teniendo por base las afirmaciones de la teología escolástica. Mientras unos hablan de “causalidad física perfectiva”, otros hablan de “causalidad física dispositiva”. Hay quienes defienden una “causalidad intencional” y quienes defienden una “causalidad moral” o bien una “causalidad jurídica”. Hoy los teólogos prefieren hablar de “causalidad signal” o de “causalidad simbólica instrumental”.

Ignacio Fernández González
Sacerdote Diocesano