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13 de febrero de 2022
Nº 1409 • AÑO XXX

Campaña Manos Unidas

 "Nuestra indiferencia los condena al olvido"

Manos Unidas ha presentado su Campaña anual número 63, Nuestra indiferencia los condena al olvido, en una rueda de prensa online, que ha tenido lugar en la Asociación de la Prensa de Madrid. Una Campaña en la que, durante los próximos doce meses, la ONG va a centrar su trabajo en denunciar cómo el muro de la indiferencia y la desigualdad condena al olvido a millones de personas empobrecidas y hambrientas. 

La presidenta de Manos Unidas, Clara Pardo, ha hecho mención en su discurso a la inequidad, que se ha acrecentado durante la pandemia y que “ha vuelto a ampliar la brecha entre los países pobres y ricos”. Una desigualdad que puede condenar a la pobreza a 500 millones de personas más, además de incrementar las ya de por sí “vergonzantes” cifras del hambre en el mundo. 

Para Pardo, combatir y denunciar las causas que perpetúan y acrecientan esas desigualdades es uno de los principales objetivos de Manos Unidas desde su fundación hace 63 años. “Nuestro sobrenombre de Campaña contra el Hambre no alude solo a una batalla para acabar con una de las mayores lacras que afectan a la humanidad y que condiciona la vida de 811 millones de personas, sino que alude al trabajo incesante para denunciar y combatir las estructuras injustas que perpetúan el hambre y la pobreza: la vulneración constante de los derechos fundamentales de millones de personas, la proliferación de las actividades extractivistas, el acaparamiento de tierras, la explotación laboral, la especulación con el precio de los alimentos y de las materias primas”, ha explicado. 

“Clara Pardo ha reclamado a la sociedad que, ante la lacra del hambre, no se muestre indiferencia y ha apelado a una ‘reflexión profunda sobre el mundo que estamos creando’”

GUATEMALA: LA DESIGUALDAD, UNA ESTRATEGIA DE LOS GRANDES
En esta rueda de prensa ha acompañado a la Presidenta de Manos Unidas el doctor Carlos Arriola, presidente de la Asociación Santiago Jocotán, en Guatemala, que lleva más de 30 años trabajando en la región Chortí para luchar contra el hambre y la desnutrición a través del fortalecimiento de la soberanía alimentaria de las comunidades campesinas e indígenas. 

En el pequeño pueblo de Jocotán, perteneciente a la provincia de Chiquimula, el doctor Arriola ha sido testigo de las enormes desigualdades que han condenado a la comunidad chortí, ancestrales pobladores de la zona y actualmente desposeídos de sus tierras y sus propiedades, a la marginación, el abandono y la discriminación. 

 “Es una pobreza espiritual, mental, de autoestima, educacional y, por qué no decirlo, de ilusiones rotas de un mañana mejor"

Las numerosas imágenes grabadas en su memoria tras los años de experiencia han llevado al doctor Arriola a preguntarse, una y mil veces, por el porqué de esa desigualdad, que trae consigo hambre, pobreza y maltrato.

“No me canso de decir que esa desigualdad es una estrategia de los grandes, de los políticos, de los gobiernos para perpetuar el círculo de la pobreza en la zona y en Guatemala en general”

Una pobreza que para Arriola va más allá de lo meramente económico “es una pobreza espiritual, mental, de autoestima, educacional y, por qué no decirlo, de ilusiones rotas de un mañana mejor, de una mejor forma de vivir, más digna, más humana”.

La inseguridad alimentaria, ha explicado Arriola, es una de las principales consecuencias de la desigualdad en esa zona del país centroamericano. El trabajo de la zona chortí se basa en la agricultura, una práctica totalmente dependiente de unas lluvias cada vez más escasas. Estas circunstancias obligan a los campesinos a desarrollar acciones de mitigación para reducir la contaminación y al doctor Arriola le mueve a preguntarse: “¿Ahora nuestros campesinos son los responsables del daño a la madre tierra?”.

La Asociación Santiago Jocotán y Manos Unidas trabajan juntas desde hace seis años para combatir la inseguridad alimentaria en la zona y lo hacen, según ha explicado el doctor Arriola, construyendo procesos que rompan con la desigualdad y que “ayuden y apoyen a desarrollar acciones que mejoren los medios y el modo de vida, que sean procesos humanos y para humanos, no mercantilistas, que estén basados en el amor y la igualdad”.

NO SE DEBE CONSENTIR LA CRIMINALIZACIÓN DEL MIGRANTE
El cambio climático, el hambre, la violencia o la falta de oportunidades, son algunos de los motivos que mueven a miles de personas a abandonar sus países para buscar otra vida en otros lugares del mundo, según ha explicado el padre Àlvar Sánchez, jesuita y promotor de proyectos en la Delegación Diocesana de Migraciones en Nador, que ofrece ayuda humanitaria a la población en tránsito: solicitantes de asilo, refugiados, migrantes y desplazados, segundo de los invitados por Manos Unidas para presentar su Campaña anual. 

"Excluir de nuestro círculo al extranjero, tratar de ocultarlo tras el velo de nuestra indiferencia, nos condena a un olvido mutuo y limita nuestra humanidad y libertad"

"Las sociedades democráticas y los estados de derecho no debemos consentir la criminalización de quienes escapan del conflicto, la represión, las consecuencias de la degradación ecológica o los desastres naturales. El desplazamiento humano inducido por la guerra, el hambre o por un déficit de desarrollo que condena a la población a vivir en el umbral de la miseriaes un tipo de migración forzosa amparado por el derecho internacional humanitario y los Convenios de Ginebra", ha explicado el jesuita ilerdense que, cada día atiende a personas migrantes o en tránsito que recalan en Nador antes de intentar alcanzar el sueño de occidente.  

“Cuando una madre ha visto morir a sus dos hijos a causa de esa mezcla de malnutrición y enfermedad y sigue viendo disminuir sus recursos, ¿cómo va a cerrarse a la esperanza de que otra vida es posible?, se preguntaba el sacerdote”

Al hacer alusión al lema de la campaña de Manos Unidas, Nuestra indiferencia los condena al olvido, Àlvar Sánchez lo ha descrito como “una especie de boomerang”. “En el punto en el que te haces consciente del alcance de nuestra indiferencia, descubres en su dinámica los giros que la devuelven contra uno mismo. Cuando quieres reaccionar, ya no estás a tiempo de evitar su impacto”, ha explicado el jesuita leridano. 

Tras explicar el trabajo que lleva a cabo la Delegación Diocesana de Migraciones de Nador junto a Manos Unidas -atención médica, psicosocial, legal, asistencia social y espacios de residencia y formación de migrantes- el jesuita se ha referido a otra actividad tendente a prevenir las migraciones en el país de origen porque, “la herida de esta frontera (de Nador) es tal, que todo esfuerzo resulta insuficiente para frenar su hemorragia”.  

“El objetivo principal de las intervenciones en Senegal, Guinea Conakri y Guinea Bissau es reducir los riesgos vinculados a la migración irregular mediante acciones de sensibilización, información y desarrollo comunitario”, ha explicado.

Pero, el proceso migratorio es, para el padre Sánchez, algo imparable y acoger y proteger al migrante una cuestión de humanidad. Excluir de nuestro círculo al extranjero, tratar de ocultarlo tras el velo de nuestra indiferencia, nos condena a un olvido mutuo y limita nuestra humanidad y libertad. Defender a las víctimas nos humaniza y vencer el miedo a lo desconocido nos hace más libres, ha asegurado el jesuita español como colofón a su intervención. 

Campaña contra el hambre en el mundo, con Manos Unidas Granada

Con las aportaciones de los granadinos para esta Campaña, que se celebra el 13 de febrero, se colabora en proyectos de educación, mujer y mejora agrícola, entre otros, en lugares como Guatemala, India, Palestina, Ecuador y Haití.

Con el lema Nuestra indiferencia los condena al olvido, Manos Unidas lleva a cabo su Campaña anual contra el hambre en el mundo, que este año se lleva a cabo en todas las Diócesis españolas el domingo 13 de febrero, en su LXIII edición.

La Delegación diocesana de Granada de esta entidad de la Iglesia Católica, dedicada a la ayuda en cooperación internacional, también se une a la Campaña. Por eso, las colectas del domingo día 13 y la víspera, el sábado día 12, en la Eucaristía van a destinadas a colaborar en distintos proyectos asignados a nuestra diócesis.

Los proyectos de este año van dirigidos a la alimentación y medios de vida, en Guatelama y Haití, para fortalecer la economía social con una apuesta por los jóvenes rurales del país guatelmalteco, y para mejorar los medios de vida de los agricultores y las condiciones de vida de familias campesinas.

Educación y salud son otros dos de los pilares en los que estarán colaborando los granadinos que hagan donativos. El primero de ellos en Burkina Fasso, para garantizar el derecho a la educación de mujeres y, en el segundo caso, para desarrollar un programa psicológico para mujeres y niños en Gaza (Palestina).

Otros proyectos de ayuda desde Manos Unidas Granada es el empoderamiento de mujeres, jóvenes y niños en India en un barrio marginal de India; la mejora de la calidad de vida y empoderamiento de mujeres en Quito (Ecuador); la capacitación profesional de las mujeres en una región de la República Democrática del Congo; y un programa integral de lucha contra el maltrato de la mujeres en siete municipios del oriente de Guatemala.

EN GRANADA
En el marco de esta Campaña, la Delegación diocesana celebra una Eucaristía el viernes 11 de febrero, en la iglesia de Santa María Magdalena, a las 19:30 horas, que se ofrecerá en oración por las víctimas del hambre en todo el mundo.

Asimismo, y aunque la pandemia impide por prevención la instalación de mesas de cuestación para los donativos, las personas interesadas pueden dirigirse a la Delegación de Manos Unidas Granada (Plaza del Campillo), para aportar su colaboración. Hay más información en www.manosunidas.org.

Por otra parte, el jueves 10 de febrero, a las 21 horas, el programa Trece al Día, en Trece TV, dedicó su espacio a esta Campaña contra el hambre en el mundo, con la participación de la presidenta de Manos Unidas, Clara Pardo y distintos misioneros procedentes de Marruecos, Guatemala e India.

Según datos del Informe El Estado de la Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo, de la FAO, alrededor de 811 millones de personas pasaron hambre en 2020, unos 118 millones más que el año anterior.

Paqui Pallarés

Carta del obispo de Guadix para la Jornada Nacional de Manos Unidas

La Jornada Nacional de Manos Unidas, que celebramos el 13 de febrero de 2022, vuelve a vacunarnos contra la pandemia mortal de la indiferencia al dolor de los hermanos que más sufren. Desde hace 63 años, Manos Unidas nos invita a no olvidar lo que hemos de vivir todo el año, que la fraternidad y la caridad son esencia de nuestra fe, termómetro de la autenticidad de nuestra adhesión al Señor.

Lo que nació como el compromiso de unas mujeres de Acción católica, sigue poniendo en movimiento a la Iglesia de España para la ayuda, promoción y desarrollo de los países más desfavorecidos o en vías de desarrollo. Manos Unidas quiere levantar nuestra comodidad para que, sobrecogidos por la realidad de las cifras del hambre y las desigualdades, enfrentemos el problema de más de mil millones de personas empobrecidas, hambrientas. Es una llamada a combatir lo que hoy sigue siendo una de las mayores lacras que afectan a la humanidad.

Contra el hambre, actúa. “No es una opción posible vivir indiferentes ante el dolor, no podemos dejar que nadie quede “a un costado de la vida”. Esto nos debe indignar, hasta hacernos bajar de nuestra serenidad para alterarnos por el sufrimiento humano. Eso es dignidad” (FT 68). Por eso, trabajando sobre la Agenda 2030, Manos Unidas se esfuerza para no dejar a nadie atrás, encontrando, en este primer año, la nueva realidad provocada por la pandemia, con la pretensión de cambiarla, descubriendo las diferentes causas que impiden la vida digna de millones de seres humanos.

La Presidenta nacional de Manos Unidas, en su carta para esta campaña, nos recuerda que no podemos permanecer impasibles ante la desigualdad que condena al olvido y a la marginación a mujeres, niños, ancianos, personas con discapacidad, minorías étnicas… que representan a los “desheredados” de la Tierra”. “Nuestra indiferencia les condena al olvido”. Así lo expresa el cartel de esta jornada: ser indiferentes es desdibujar el rostro y la dignidad de los hermanos, equivale a anularlos. La ignorancia del sufrimiento ajeno es el mayor de los desprecios a quienes lo padecen, pues se les aleja del corazón y de la mente. La indiferencia genera invisibilidad, olvidando nuestra comunión fraternal que es constitutiva de nuestra fe y de la Iglesia sinodal, que nos invita a vivir el papa Francisco. Detrás de Manos Unidas hemos de reconocer los rostros de muchos hermanos, a los que nuestro mundo consumista y materialista no tiene tiempo de mirar ni de estimar, arrojándolos al olvido y a las cunetas del mundo.

¡Decídete a romper con el individualismo! Cristo no ha sido indiferente con el hombre y su destino. Con su Encarnación, Él ha roto el muro de la indiferencia y ha hecho visible su cercanía “escandalosa”, que le ha llevado a dar su vida por nosotros. Él se ha hecho carne, cercano, accesible, comprometido, salvador, repitiendo constantemente “Yo estoy con vosotros” (Mt 28,16-20), no sois indiferentes para Mí.

La Encarnación de Cristo ha de ser la verdadera medida eclesial para vivir la caridad con quienes más sufren. La Doctrina social de la Iglesia, expresando la verdad del Evangelio, ilumina nuestra mirada para combatir la desigualdad y la lucha contra el hambre, trabajando por la dignidad, el bien común, el destino universal de los bienes, la solidaridad, la opción por los más pobres, el cuidado de la casa común y de la subsidiariedad.

 La ignorancia del sufrimiento ajeno es el mayor de los desprecios a quienes lo padecen, pues se les aleja del corazón y de la mente

El papa Francisco, recordando al rico epulón del evangelio y nuestra responsabilidad fraternal con los pobres Lázaros de hoy, nos recuerda que mientras una parte de la humanidad vive en opulencia, otra parte ve su propia dignidad desconocida, despreciada o pisoteada y sus derechos fundamentales ignorados o violados” (FT 22). ¡Contra el hambre, actúa!

Agradezco, desde estas líneas, el trabajo de Manos Unidas nacional, así como el servicio de nuestra presidenta diocesana, del consiliario y de tantos voluntarios que, repartidos en toda la geografía diocesana, nos invitan a seguir trabajando y comprometiéndonos con los más desfavorecidos. Esta campaña nos propone un proyecto para la erradicación del trabajo infantil en los campos de té de Wodka. Nuestra oración, ayuno voluntario y colaboración económica nos harán salir de la indiferencia que condena al olvido.

Que la Virgen María, Madre de la Iglesia y consuelo de los más pobres, nos enseñe a comprometernos en la fidelidad del “Sí” a Dios, siendo prolongación encarnada del Señor entre los que más necesitan su ternura y cercanía salvífica.

Con mi afecto y bendición.

+ Francisco Jesús Orozco Mengíbar
Obispo de Guadix