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Mirada
6 de febrero de 2022
Nº 1408 • AÑO XXX

Junto a la familia de Vida Ascendente

Candelaria y San Blas en Caniles

La parroquia de Santa María y San Pedro de Caniles celebró el día 2 de febrero la fiesta de la Candelaria, con la participación de los miembros de Vida Ascendente y una gran afluencia de fieles y niños pequeños, que, al final, fueron presentados al Señor.

Alegría se respiraba esa tarde en la parroquia de Caniles. Sobre las siete de la tarde, acudieron a la parroquia muchos fieles llevando una vela y, sobre todo, los niños de la parroquia, para ser presentados al Señor. La Ley de Moisés mandaba que a los 40 días de haber nacido un niño fuera presentado en el templo, para consagrarlo al Señor. El pasado dos de febrero se cumplían los 40 días, contando desde el 25 de diciembre, fecha en la que celebramos los cristianos el nacimiento de Jesús.

Por eso, hemos tenido la hermosa costumbre de llevar los niños al templo, es decir a la iglesia, para presentarlos ante el Señor. Esta es una costumbre que tiene, por tanto, raíces bíblicas, porque cuando hacemos la presentación de los niños en el templo, estamos recordando lo que José y María hicieron con el Niño Jesús.

El párroco de Caniles, Rafael Tenorio, al finalizar la Santa Misa, en la que también participó Vida Ascendente, bendijo a todos los niños pequeños presentes.

Y EL 3 DE FEBRERO, SAN BLAS
Al día siguiente, la parroquia de Caniles celebró a San Blas, recuperando esta fiesta con la bendición de las velas y de los fieles.

Fue en la tarde del 3 de febrero. La parroquia de Caniles se hizo pequeña ante la multitud de fieles que acudieron para celebrar a San Blas, obispo martirizado y protector de la garganta. Por este motivo, se celebró la Eucaristía en su honor, presidida por su párroco Rafael Tenorio, y, al terminar, se hizo una bendición especial para todas aquellas personas que acudían a la iglesia y pedían la intercesión y protección de este santo.

San Blas, médico y obispo de Sebaste, Armenia, era conocido por obtener curaciones milagrosas con su intercesión. Según se nos relata en su vida, este santo salvó a un niño que se ahogaba por una espina de pescado que se le había trabado en la garganta. De ahí la costumbre de bendecir las gargantas el día de su fiesta, el 3 de febrero.

Durante toda la tarde, muchos devotos y fieles, sobre todo niños, acudieron para bendecir las velas y llevárselas a sus hogares para encendérselas a San Blas e invocar su intercesión.

Rafael Tenorio
Párroco de Caniles