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Signo y Gracia
30 de enero de 2022
Nº 1407 • AÑO XXX

Teología de los sacramentos 

La Iglesia como Sacramento original

La institución de los sacramentos está implicada en la fundación de la Iglesia como sacramento original. La Iglesia como sacramen­to original y comunidad cultual es ya la institución básica de los siete sacramentos.

Por Cristo la Iglesia es el “cuerpo del Señor” sobre la tierra y, por consiguiente, representación del sacramento original del cuerpo glorioso de Cristo. Instituir los sacramentos es fundar la Iglesia, dada la iden­tidad entre esta y aquellos; fundar la Iglesia es instituir los sacramentos, ya que estos son los momentos privilegiados de su autorrealización como sacramento de Cristo para las personas. Así como no hay Iglesia sin sacramentos, tampoco puede haber sacramentos sin Iglesia. Ambas realidades están vinculadas y se implican en su origen en Cristo Resucitado. La Iglesia comporta como elementos constitutivos de su ser los signos sacramentales, por los cuales se manifiesta y se edifica a partir de sus miembros y en la comunidad, fecundada por la fuerza del Espíritu. Los sacramentos de la Iglesia proceden de Cristo, porque y en la medida en que la Iglesia procede de Cristo.

TEOLOGÍA DE LA PALABRA
Los sacramentos son el más alto grado de la palabra de gracia, exhibitiva y acontecedora en la Iglesia. La Palabra, que se proclama como Palabra de salvación, puede ser proclamada también como Palabra que presencializa de modo privilegiado la muerte y resurrección de Cristo, como Palabra en la cual la Iglesia se manifiesta y compromete de un modo intenso, y entonces tenemos los sacramentos de la Igle­sia. Cuando la Palabra es dicha en las situaciones existenciales básicas de la vida humana, por la Iglesia y en la Iglesia, y para cada uno, entonces tenemos los sacramentos de la Iglesia. Esto dice algo al problema de la institución. Y lo dice, porque la Palabra cuando es proclamada en su más alto nivel, que es el sacramental, es exhibitiva de salvación, y también exigitiva de una expresión signal para la persona. Ahora bien, si la Palabra es acontecimiento de salvación que procede de Cristo, el signo, que ella implica, también tiene su origen primero y fundamental en Cristo. En la Palabra de salvación, que Cristo ha dirigido y sigue dirigiendo a las personas para salvarlas, está implicado el signo sacramental por el que cobra visibilidad plena la realización de esta salvación para la persona.

RAZONES EXPLICATIVAS DEL SEPTENARIO SACRAMENTAL
Hay unos “principios” que fundamentan la diversidad de signos sacramentales en la Iglesia. ¿Por qué siete sacramentos? ¿Qué valor doctrinal tiene la fijación de siete signos sacramentales?

Los teólogos medievales se ocuparon de este problema. En este momento, debido a un deseo de pre­cisión y sistematización, se manifestó interés por determinar el número de sacramentos. El número septenario no llegó a fijarse sin ambigüedades y vicisitudes: había quien enumeraba doce sacramentos y otros tres; unos buscaban el criterio de distinción en la irreiterabilidad y otros en su eficacia que obra la salvación. Fue imponiéndose la distinción entre “sacramenta majora” y “sacramenta minora”.

Ignacio Fernández González
Sacerdote Diocesano