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Luz de la Palabra
26 de diciembre de 2021
Nº 1402 • AÑO XXX

Víspera de Navidad

Y el ángel les dijo: os traigo una buena noticia ”

Evangelio del viernes, 24 de diciembre de 2021. 

Isaías 9, 1-6
Sal 95
Tito 2, 1-14

Lucas 2, 1-14

Sucedió en aquellos días que salió un decreto del emperador Augusto, ordenando que se empadronase todo el Imperio.

Este primer empadronamiento se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. Y todos iban a empadronarse, cada cual a su ciudad.

También José, por ser de la casa de la familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, que se llama Belén, en Judea, para empadronarse con su esposa María, que estaba encinta. Y sucedió que, mientras estaban allí, le llegó a ella el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada. 

En aquella misma región había unos pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turno el rebaño. 

De repente un ángel del Señor se les presentó; la gloria del Señor los envolvió de claridad, y se llenaron de gran temor. 

El ángel les dijo: 

"No temáis, os anuncio una buena noticia que será de gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre". 

De pronto, en torno al ángel, apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: 

"Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad". 

Natividad del Señor

Y la Palabra se hizo carne ”

Evangelio del sábado 25 de diciembre de 2021.

Isaías 52, 7-10
Sal 97
Hebreos 1, 1-6

Juan 1, 1-18

En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios.

Él estava en el principio junto a Dios.

Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho. 

En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.

Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió.

Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. 

No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz. 

El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo.

En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no lo conoció.

Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron. 

Pero a cuantos los recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre. 

Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios.

Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad. 

Juan da testimonio de él y grita diciendo:
"Este es de quien dije: el que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo". 

Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.

Juan da testimonio de él y grita diciendo:
"Este es de quien dije: el que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo".

Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia.

Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos ha llegado por medio de Jesucristo.

A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.

Domingo de la Octava de Pascua

¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?”

Evangelio del domingo, 26 de diciembre de 2021.

Eclesiástico 3, 2-6. 12-14
Sal 127
Colosenses 3, 12-21

Lucas 2, 41-52

Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén por la fiesta de la Pascua.
Cuando cumplió doce años, subieron a la fiesta según la costumbre y, cuando terminó, se volvieron; pero el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin que lo supieran sus padres.

Estos, creyendo que estaba en la caravana, anduvieron el camino de un día y se pusieron a buscarlo entre los parientes y conocidos; al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén buscándolo.

Y sucedió que, a los tres días, lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba.

Al verlo, se quedaron atónitos, y le dijo su madre:
"Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Tu padre y yo te buscábamos angustiados".

Él les contestó:
"¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en las cosas de mi Padre?".

Pero ellos no comprendieron lo que les dijo.

Él bajó con ellos y fue a Nazaret y estaba sujeto a ellos.

Su madre conservaba todo esto en su corazón.

Y Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres.