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21 de noviembre de 2021
Nº 1397 • AÑO XXX

Memoria 2020

Pastoral penitenciaria: presencia eclesial y familia
para los que están privados de libertad

El departamento de Pastoral penitenciaria, en torno a estas fechas, hace pública la Memoria 2020 en la que ofrece los datos del trabajo realizado durante el año. En esta ocasión se han recopilado gracias a la aportación de 78 de las 82 prisiones consultadas, lo que supone el 95% de los consultados.

No ha sido fácil, ni sencillo, ni cómodo. La pandemia "nos ha puesto a prueba" pero "aquí estamos". Así resume Florencio Roselló, director de este departamento, lo que fue el 2020 para esta Pastoral.

Reinventarse frente a unas puertas cerradas por la pandemia

La actividad de la Pastoral penitenciaria en 2020 estuvo marcada por el Covid 19 y Florencio Roselló, en las primeras líneas de la introducción, recuerda que varios capellanes y voluntarios "han dejado sus vidas en la pandemia".

Una pandemia que cerró la cárcel a todo el personal externo, también a la Pastoral penitenciaria, el 14 de marzo de 2020. "Había dos opciones -explica Florencio- esperar a mejores tiempos o reinventarse, reorientar nuestra pastoral. Y optamos por la segunda opción». La Iglesia, a través de la Pastoral Penitenciaria, "siempre ha estado ahí".

Por eso, como novedad, en los datos de esta Memoria se refleja un incremento de actividades y actuaciones fuera de prisión. Muchos presos, en este tiempo, han visto recortadas las salidas, las comunicaciones, los paquetes y «la Iglesia ha sido esa familia y esa ventana al exterior que les ha devuelto la fe y la esperanza», destaca el director de la Pastoral penitenciaria. Se ha fortalecido el acompañamiento a las familias, se han elaborado mascarillas, se han organizado iniciativas para mantener correspondencia con los reclusos; además de la acogida a los que han recuperado la libertad en este tiempo.

Los datos también reflejan que cuando las puertas se volvieron a abrir, "allí estábamos de nuevo. Cuando se pudo celebrar, ¡celebramos!, cuando pudimos realizar una actividad ¡la hicimos!, cuando pudimos entrar paquetes de ropa, ¡los entramos!, cuando pudimos poner peculio, ¡lo pusimos!"

Los datos

 

 

La memoria presenta con estos datos los 9 meses de trabajo en esta Pastoral. Pero también ha querido reflejar, en otro gráfico, los datos que corresponderían si se hubiera entrado en prisión los 12 meses del año.

 

 

 

 

Detrás de cada dato, una persona

Cada año, con la presentación de esta Memoria, el departamento de Pastoral penitenciaria quiere agradecer el trabajo y la entrega de los capellanes y voluntarios que están detrás de cada uno de estos datos. Pero en el año 2020, de manera especial, los datos han requerido un esfuerzo mayor que otros años, "cada número tiene un valor añadido", puntualiza Roselló.

Por eso, concluye su presentación invitando a disfrutar de esta Memoria, "analiza los datos y reconoce en ellos una gran entrega de capellanes y voluntarios. Un compromiso de superación y creatividad por los hombres y mujeres presos y por sus familias. Y, a decir verdad, y viendo esta memoria, ¡ha valido la pena! La Pastoral penitenciaria de España está viva, y esta memoria así nos lo recuerda".

Presentación de la Memoria

¡No ha sido fácil!¡No ha sido sencillo!¡No ha sido cómodo!¡Este año de pandemia nos ha puesto a prueba!¡Pero estamos aquí!¡Lo hemos vuelto a hacer!¡La pandemia no puede con nosotros!¡La Pastoral Penitenciaria está viva!

Algunos han dejado sus vidas en la pandemia, varios capellanes y voluntarios han fallecido. Otros han dejado su compromiso por edad, por enfermedad...también por desánimo. Mucho tiempo sin entrar en la cárcel, sin contacto con la prisión ha “desinflado” los ánimos, ha “apagado” la ilusión y han abandonado. Repito, ¡ha sido muy complicado!

Voluntarios de la Pastoral Penitenciaria de Granada.

Seguir vivos durante la pandemia tiene un mérito incalculable. El esperar de los voluntarios y capellanes a que la Incidencia Acumulada (IA) baje para poder entrar en prisión ha llevado a ejercer una paciencia digna de santidad. Esta pandemia nos ha tentado, nos ha probado. Pero hemos pasado con nota. Personalmente he descubierto que muchos capellanes y voluntarios de Pastoral Penitenciaria estamos hechos de una pasta especial. ¡No nos hemos rendido! ¡No han podido con nosotros!

Esta Memoria del año 2020, no es una memoria más, ni una memoria cualquiera. Es la “Madre de todas las Memorias”. Es la Memoria de la superación, de levantarse, de reinventarse. El 14 de marzo de 2020 se suprimió la entrada a todo personal externo, es decir, también a la Pastoral Penitenciaria. Había dos opciones, esperar a mejores tiempos o reinventarse, o reorientar nuestra pastoral. Y optamos por la segunda opción, reinventarse, por eso en esta memoria hay tantas actividades y tantas actuaciones fuera de la prisión.

Y ¡nunca nos fuimos! Porque cuando se podía entrar, allí estábamos de nuevo. Cuando se pudo celebrar, ¡celebramos!, cuando pudimos realizar una actividad ¡la hicimos!, cuando pudimos entrar paquetes de ropa, ¡los entramos!, cuando pudimos poner peculio, ¡lo pusimos! Repito, nunca nos fuimos, y así acompañamos a familias de internos, elaboramos mascarillas, acogimos libertades que salían. La Iglesia, a través de la Pastoral Penitenciaria, siempre ha estado ahí.

Los datos, los números que aparecen en esta memoria son “oro puro de Pastoral Penitenciaria”. Sí, es una expresión ambiciosa, pero es así. Hay mucho esfuerzo, mucho trabajo detrás de cada número, detrás de cada dato, detrás de cada paquete, de cada peculio o de cada acogida en nuestras casas. Esta memoria hay que enmarcarla como la del compromiso especial, como la de la fidelidad, la de la espera y sobre todo como la del “no abandono”, aunque tuviésemos la tentación. Los datos de esta Memoria han requerido un esfuerzo mayor que otros años. Las circunstancias hacían más difícil todo, por eso cada número tiene un valor añadido.

Esta Memoria quiere ser también un homenaje, un reconocimiento y un GRACIAS en mayúsculas a tantos capellanes y voluntarios que no se han ido, que han estado al “pie del cañón”, de otra forma, pero que se han mantenido fieles al pie de la cruz que es la cárcel. Esa cruz que pesa tanto a muchos presos y que nosotros somos esos cirineos que quieren hacer esa cruz más llevadera, y más ligera. Pues muchos presos, en este tiempo, han visto recortadas las salidas, las comunicaciones, los paquetes. Para muchos presos, la Iglesia ha sido esa familia y esa ventana al exterior que les ha devuelto la fe y la esperanza.

Disfruta de esta Memoria, analiza los datos y reconoce en ellos una gran entrega de capellanes y voluntarios. Un compromiso de superación y creatividad por los hombres y mujeres presos y por sus familias. Y, a decir verdad, y viendo esta memoria, ¡ha valido la pena!

La Pastoral Penitenciaria de España está viva, y esta memoria así nos lo recuerda.

Florencio Roselló Avellanas, mercedario
Director del Departamento de Pastoral Penitenciaria
de la Conferencia Episcopal Española

Descargar la Memoria de Pastoral Penitenciaria 2020 completa