INICIO
14 de noviembre de 2022
Nº 1396 • AÑO XXIX
Mirada

Durante la Jornada Sacerdotal

El clero diocesano celebra la memoria de la
mayor persecución religiosa del s. XX en Occidente

Un momento de la Eucaristía con la que finalizó la Jornada Sacerdotal. 

El clero de la diócesis de Granada se reunió en el Seminario Mayor San Cecilio el pasado lunes 8 de noviembre con motivo de la conmemoración de los mártires del s. XX en España. El Obispo Auxiliar de Madrid, D. Juan Antonio Martínez Camino, estuvo presente en el encuentro para exponer su estudio sobre la persecución religiosa en Europa del pasado siglo.

Tras el rezo de la Hora Intermedia, el clero diocesano de Granada se reunió en el salón de actos del Seminario Mayor San Cecilio para asistir a la ponencia “La persecución a la Iglesia en el siglo XX en España: su sentido histórico y teológico”, impartida por de Mons. Martínez Camino.

Junto al arzobispo de Granada, D. Javier Martínez, y el Vicario General del Clero, D. Blas Gordo, el obispo auxiliar de Madrid presentó los frutos de su labor de investigación sobre la persecución religiosa en España, dentro de la historia de la Iglesia del s. XX.

LA MAYOR PERSECUCIÓN DEL CRISTIANISMO OCCIDENTAL
“Nunca antes como en el s. XX, tantos cristianos tuvieron que pagar con la vida la fidelidad a su fe”, afirmó Martínez Camino. “Es difícil de establecer con precisión el número de mártires en todas las confesiones cristianas durante dicha centuria. Las cifras más adecuadas y las más restrictivas hablan de 3 millones de personas que murieron por ser cristianos”.

Mons. Martínez Camino durante la conferencia, acompañado de D. Javier Martínez y D. Blas Gordo.

El obispo auxiliar aseguró que la persecución religiosa de España del pasado siglo causó el mayor número de mártires de toda la historia del cristianismo occidental. Según los datos presentados, los mártires eclesiásticos no bajaron de los 7.000 en todo el territorio español. A ello se suma el número de laicos, que aún resulta difícil de precisar, pero que oscila entre los 3.000 hasta las decenas de miles, según algunos otros estudios.

Las cifras presentadas por el prelado reafirmaron el paradigma español dentro de la persecución religiosa del s. XX. Un siglo eminentemente marcado por la violencia de “ideologías antroprocéntricas y ateas, que pensaban que trataron de eliminar la religión y su realidad institucional a sangre y fuego durante décadas en todo el mundo”, dijo el obispo.

Martínez Camino recordó otras persecuciones igual de importantes del siglo XX, como la que asoló la Iglesia alemana bajo el régimen comunista entre 1944 y 1991, así como la sufrida por Iglesia ortodoxa rusa, que acabó con la muerte de unos 200.000 consagrados, entre monjes, monjas, diáconos y sacerdotes.

EL EVANGELIO VIVO DEL TERCER MILENIO
Este encuentro del clero sirvió para recordar, como afirmaba San Juan Pablo II, que los mártires del s. XX están llamados a fecundar la Evangelización del Tercer Milenio.

“Los mártires abrieron con su vida y con su muerte el camino que conduce a la libertad, a la justicia y a la paz, resistiendo a los ídolos modernos, porque confiaron en Él y creyeron en el Cielo”, concluyó el prelado. “Una Iglesia olvidada de los mártires sería una Iglesia olvidada de sí misma y de su misión”.

Durante el turno de preguntas, el obispo auxiliar tuvo ocasión de recalcar que el testimonio de los mártires no debe de ser usado como un estandarte de una batalla ideológica. Los mártires no son más que el “Evangelio vivo” de cada época, dijo evocando las palabras del teólogo Von Balthasar que marcaron el Concilio Vaticano II.

Estos mártires recuerdan que “la Iglesia no crece por adoctrinamiento, sino por atracción. Florece cuando se aparta de los ídolos y cree en el Dios vivo”.

SUPLICAR EL DON DE LA FE
Tras la conferencia, tuvo lugar la felicitación del arzobispo a todos los sacerdotes que cumplieron este año sus bodas de oro y plata. Acto seguido, el clero celebró la Santa Eucaristía, presidida por Mons. Martínez.

Recordando la memoria de los mártires, el arzobispo destacó la importancia de no dar por descontado el don de la fe, que debe suplicarse siempre. “Tenemos que suplicar ese don de la fe”, dijo D. Javier en su homilía, “porque pretenderlo es quizás el mayor acto de orgullo que uno pudiera tener, por mucha envidia que nos dé la sencillez de la fe de los mártires”.

Subrayando así la importancia del testimonio cristiano de cada sacerdote, de que “la gente perciba realmente que Cristo es lo más querido en nuestra vida”, el clero concluyó esta jornada de retiro en el Seminario Mayor San Cecilio.

Ignacio Álvarez