12 de septiembre de 2020
Nº 1387• AÑO XXIX
INICIO - Testimonio

Venerable María Cristiana Cella
Dar la vida con amor de madre

La italiana Maria Cristina Cella, fue nombrada el pasado 30 de agosto Venerable por Su Santidad el Papa Francisco. Su vida de esposa y madre, dando la vida por su hijo, es un ejemplo de testimonio cristiano.
Maria Cristina Cella nació en Monza el 18 de agosto de 1969 hijo de Giuseppe Cella y Caterina Smaniotto. Su familia es sencilla de obreros honestos, arraigados en sólidos principios cristianos.
Cristina fue introducida desde muy pequeña en el oratorio de su parroquia de residencia, la Sagrada Familia de Cinisello Balsamo. Aquí asiste al catecismo, dirigido por las Hermanas de la Caridad de Santa Giovanna Antida que, en la figura de Sor Annarosa Pozzoli, le proporcionan una primera formación decisiva en los sacramentos de la iniciación cristiana.
Cristina, desde muy pequeña, absorbe con mucha atención todas las enseñanzas y las hace suyas; ya de adolescente se dedicó al cuidado de los niños en el oratorio y perfeccionó con mucho esmero su formación cristiana.
Desde esta etapa comienza a elaborar un diario espiritual que acompañará todas las fases de su existencia. Es un pequeño cuaderno que recoge todas las meditaciones y sus conversaciones con ese Dios que la fascina y con el que conversa de forma intensa.

Durante los años de bachillerato, maduró una elección vocacional que la haría avanzar hacia la vida consagrada. Atraída por el ejemplo de las monjas educadoras de su parroquia, le gustaría convertirse en Hermana de la Caridad en el futuro, pero el encuentro casual con Carlo Mocellin en Valstagna, en la provincia de Vicenza, al final de unas vacaciones en el casa de sus abuelos maternos, trastorna sus planes y la obliga a repensar su vocación.
COMPROMISO Y MATRIMONIO
Después de un largo debate interno, Cristina capta los caminos del compromiso y luego el matrimonio como igualmente ricos y capaces de llevarla al encuentro con ese Dios que desea fuertemente en su corazón.
A la edad de 18 años, solo un año después de su compromiso con Carlo, se encuentra con la experiencia del dolor por primera vez de una manera dura e inesperada. Un sarcoma en el muslo izquierdo, que apareció a su regreso de unas vacaciones en Canadá, la obliga a una prueba particularmente dura entre los hospitales: tres ciclos de quimioterapia la mantienen alejada de los estudios y de la vida normal durante muchos meses. La experiencia de un gran sufrimiento, sin embargo, tiene la capacidad de cimentar el amor con Carlo, que viaja entre Véneto y Lombardía para estar cerca de ella. Este es el momento en que su amor toma el aliento de la eternidad: los dos jóvenes juran amor para siempre y comienzan a planificar su vida futura.

Cristina se recuperó por completo y logró terminar sus estudios secundarios.
A partir de este momento su vida sufre una aceleración repentina. El fuerte deseo de casarse con Carlo hace que se quemen todas las etapas, por lo que el 2 de febrero de 1991, Carlo y Cristina celebran su unión ante Dios.
Cristina se va a vivir a Veneto en Carpané, la ciudad de su marido y continúa sus estudios universitarios a distancia (está matriculada en el tercer año de Lenguas Extranjeras en la Universidad Católica de Milán).
Diez meses después del matrimonio, nace el primer hijo, Francesco, al que seguirá Lucía al año y medio.

Son años de serenidad y alegría, en los que la joven familia experimenta un amor pleno y extraordinariamente rico. Unos meses después del nacimiento de Lucía, en el otoño de 1993, Cristina queda embarazada de Riccardo pero, lamentablemente, cuando surge el embarazo, aparece un nuevo sarcoma en la misma pierna que cinco años antes la había marcado tan mal.
LA ENFERMEDAD
Tras el desaliento inicial, Cristina y Carlo inician un gran itinerario de oración, tanto personal como en pareja. Delante del oncólogo, ambos muestran su determinación en querer salvaguardar la vida del niño que Cristina tiene en su vientre ante todo. Luego se somete a una operación local, destinada a extirpar el tumor, pero espera a que comiencen los tratamientos de quimioterapia, para no dañar la vida del feto.
Riccardo nació en julio de 1994 y es un niño alegre y completamente sano.
Porque ahora Cristina comienza una nueva batalla con su cuerpo enfermo. Desafortunadamente, sin embargo, los tratamientos no tienen el resultado de cinco años antes. Algunas metástasis llegan a los pulmones y comienza una dura prueba física para ella. Sin embargo, corresponde a un camino de total abandono a Dios, en el que Cristina se entrega a las manos del Padre a quien siempre ha amado y buscado durante toda su vida.

ASCENSO AL CIELO
El 22 de octubre de 1995 Cristina parte a la casa del Padre dejando un fuerte testimonio de amor a Dios. Impresionado por la profundidad de su testimonio de fe auténtica, el obispo de Padua, monseñor Antonio Mattiazzo, abrió el 8 de noviembre de 2008 la causa de beatificación de esta joven. La fase diocesana del proceso finalizó con una gran celebración en la iglesia parroquial de Valstagna (VI) el 18 de mayo de 2012.
La Congregación para las Causas de los Santos, integrada por nueve teólogos, expresó su opinión favorable, entregando el informe que surgió al Santo Padre.
El 30 de agosto de 2021 Cristina ha sido declarada Venerable.