12 de septiembre de 2020
1387• AÑO XXIX

INICIO - Signo y Gracia

Teología de los sacramentos 

Ambigüedad de la religión natural

La religión naturalista es ambigua. La religión natural admite formas degradadas de culto y formas legítimas, de las cuales no ha estado totalmente libre la fe cristia­na, y la teología pretende corregir esas formas degradadas.

DESLINDAR LAS MAGNITUDES DIOS Y MUNDO
No es expulsar a Dios de donde no debe de estar, pues­to que está en todas partes con pleno derecho, sino desenmascarar una falsa representación de estar Dios en el mundo, que es la representación “sacral”. Es decir, liberar al mundo de la tutela y del control religioso de lo sacral. (cf. GS 36 ss.)

La ciencia ha venido a sustituir a la mitología y la técnica a la magia. No debemos recurrir a la hipótesis “Dios”, a la mitología, para explicar lo que puede ser explicado, en lo posible, por la ciencia, ni se debe recurrir al mecanismo religioso, a la magia, para dominar lo que puede ser dominado por la técnica. La secularización, bien entendida, defiende una recta autonomía de lo temporal.

Descubrir la presencia de lo divino en el corazón del mundo, no es poner a Dios donde no tiene por qué estar, ya que está en todo con pleno derecho, sino aceptar una corrección en la con­cepción de la divina transcendencia, entendiéndola en términos de profundidad y penetración. Atraer a Dios desde “otro” mundo a “este” mundo.

CRÍTICA CRISTIANA DEL CULTO DE LA RELIGIÓN NATURAL
La religión natural y sus expresiones cultuales tienen desviaciones y también ventajas. Las desviacio­nes principales son:

  • Politeísmo. La pluralidad de las cualidades de las cosas arguye pluralidad de dioses: bueno, malo...
  • Presentar un modelo dualista de la realidad, cuando no hay sagrado y profano como dos mag­nitudes separadas. Lo sagrado es más bien una relación objetiva, presente y co-extensiva a todo ser, a todo lo real en cuanto en ello experimentamos el roce de lo divino.
  • Excluir el compromiso ético de la expresión religiosa.
  • Pretender una sacralización indebida de determinadas instituciones “profanas” y aceptar desde ellas el control abusivo religioso del orden temporal.
  • Pretender una manipulación mágica de lo divino, cuando lo divino, por serlo, es incontrolable e imprevisible.

Entre las ventajas de la religión natural, la principal es que ha sabido descubrir la “sacramentalidad” del mundo, es decir, ha sabido descubrir en el mundo la manifestación (epifanía) de lo divino y ha sabido utilizar el mundo de la persona, con todas sus cosas, como medios de expresión para sus actos de culto. El culto de la religión natural ha asumido las realidades naturales de la vida humana: naci­miento, muerte, amor, comensalía fraterna, guerra.

Las expresiones cultuales del cristianismo tienen que asumir las realidades terrenales y las motivaciones naturales de la vida humana como capaces de una sacramentalidad cristiana. La materia prima de los signos sacramentales de la Iglesia está tomada de la vida natural.

Los sacramentos no establecen ninguna ruptura con las realidades naturales, sino que, re­conociendo su capacidad radical para una epifanía divina, las asumen y les proporcionan una significación sobrenatural.

Ignacio Fernández González
Sacerdote Diocesano