9 de mayo de 2021
Nº 1378 • AÑO XXIX
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San José Gregorio Hernández
El médico de los pobres en Venezuela
La canonización del santo venezolano tuvo lugar el pasado 30 de abril en el Colegio La Salle de Caracas, un momento muy esperado por numerosos fieles devotos del médico de los pobres al que se le atribuyen curaciones milagrosas y es venerado tanto en su Venezuela natal como en Ameríca Latina.
San José Gregorio nació en la pequeña localidad de Isnotú, en el estado Trujillo, en el centro-oeste de Venezuela, en 1864, pronto destacó en los estudios y fue enviado a Caracas, donde se graduó en Medicina en la Universidad Central (UCV).
Completados sus estudios, prefirió regresar a su pueblo natal para atender allí a sus pacientes. Los médicos rurales como él tenían que lidiar en la Venezuela de finales del XIX y comienzos del XX con enfermedades como la tuberculosis o el paludismo, muy extendidas entre la población.
Hernández obtuvo una beca para completar sus estudios en París, entonces a la vanguardia de la ciencia médica. Allí conoció avances que llevaría a su país.
El doctor Hernández destacó como docente e investigador, pero lo que le hizo ganar fama entre los sectores populares fue su labor en la consulta, ya que atendía gratuitamente a los enfermos pobres.
Se le atribuye haber introducido el microscopio y haber sentado las bases de la bacteriología y otros campos científicos hasta entonces apenas desarrollados en Venezuela.
Su imagen puede encontrarse por todas partes en el país, en carteles, murales urbanos. afiches, etc. También, junto a las camas de los enfermos y las tumbas de los difuntos, para quienes sus seres queridos reclaman protección.
El doctor Hernández era también un ferviente católico y por dos veces intentó ordenarse sacerdote. En 1908 fue admitido en el monasterio de Cartuja de Farneta, en la Toscana, Italia, pero a los pocos meses mostró síntomas de una enfermedad respiratoria que aconsejaron su regreso a Caracas. Un segundo intento en un seminario romano en 1913 terminó de la misma manera.
Ya asentado en Venezuela desarrolló una amplia labor clínica e investigadora, e incluso completó un tratado de filosofía.
El 29 de junio de 1919 murió atropellado en una céntrica calle de Caracas por uno de los pocos automóviles que circulaban por Venezuela en aquel entonces.
Muerto el médico comenzó el culto a su figura que llega hasta la actualidad.
Al poco de morir, José Gregorio Hernández comenzó a convertirse en objeto de devoción para muchos en Venezuela.
Su imagen puede encontrarse por todas partes en el país, en carteles, murales urbanos. afiches, etc. También, junto a las camas de los enfermos y las tumbas de los difuntos, para quienes sus seres queridos reclaman protección.
En muchos hogares venezolanos se adornan figurillas con la imagen del doctor enfundado en un traje de chaqueta, con el bigote y el sombrero negro que todos en Venezuela reconocen al instante.
Su beatificación tuvo lugar el pasado 30 de abril en el Colegio La Salle de Caracas.