11 de abril de 2021
1374 • AÑO XXIX

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25 años de la exhortación "Vita Consecrata"

Testigos de la belleza de Dios

Presentamos el documento compuesto por la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, ahora que se cumplen los 25 años de la exhortación apostólica Vita Consecrata.

A las hermanas y hermanos consagrados:

Damos gracias a Dios continuamente por vosotros, “a causa de la gracia de Dios que os ha sido otorgada en Cristo Jesús, pues en él habéis sido enriquecidos en todo” y “llamados a la comunión con su hijo Jesucristo, Señor nuestro” (1 Cor 1,4). En este momento dramático nos sentimos solidarios con todos y todas “en la tribulación y en la esperanza” (Ap 1,9), no solo a causa de la pandemia, sino sobre todo por sus consecuencias que nos tocan de cerca en los acontecimientos cotidianos de la comunidad civil y eclesial. Las consagradas y los consagrados están llamados en primera persona a despertar en todos el sentido de la esperanza.

No queremos que pase desapercibido el 25º aniversario (25 de marzo de 1996) de la publicación de la Exhortación Apostólica de San Juan Pablo ll Vita Consecrata, fruto de la reflexión de la IX Asamblea del Sínodo de los Obispos celebrada en el mes de octubre de 1994, En dicha asamblea los Obispos confirmaron muchas veces que “la vida consagrada está en el corazón mismo de la Iglesia como elemento decisivo para su misión [...] don precioso y necesario también para el presente y el futuro del Pueblo de Dios” (Vita Consacrata, 3).

En esta circunstancia sentimos nuestra la invocación y la acción de gracias expresadas mediante las palabras del Papa Francisco: “Señor, mi Salvador eres Tú, mis manos no están vacías, sino llenas de tu gracia. El punto de partida es saber ver la gracia” (Homilía, 1 de febrero de 2020). Mirar hacia atrás, releer la propia historia y ver el don fiel de Dios, no solo con nuestra propia mirada, sino con “la mirada de los fleles” (Vita Consacrata, 1), sabiendo que el misterio del Reino de Dios ya actúa en la historia, pero espera su plena realización en el cielo (cf. ¡bid).

ANTE DIOS POR EL MUNDO
La Exhortación Apostólica Vita consecrata, fue publicada en tiempos de gran incertidumbre, en una sociedad líquida, de identidades confusas y pertenencias débiles. Sorprende, pues, la certeza con la que se define la identidad de la vida consagrada, "icono de Cristo transfigurado" (Vita consecrata, 14) que revela la gloria y el rostro del Padre en el esplendor radiante del Espíritu.

Si Dios es bello y el Señor Jesús "es el más hermoso entre los hijos del hombre", entonces estar a él consagrados es bello.

¡La vida consagrada como confessio Trinitatisl En realidad, aquí no está sólo la preocupación de dar un fundamento sólido a la identidad de la persona consagrada, sino un modo original de ver esa identidad, integrando lo divino y lo humano, percibiendo ese vínculo misterioso y luminoso entre el ascenso y el descenso, entre la altura trascendente y la inmersión kenótica en las periferias de lo humano, entre la belleza sublime a contemplar y la pobreza dolorosa a servir.

De esta fecunda visión se derivan valiosas consecuencias.

LA FUERZA DE LA RELACIÓN
Vita consecrata está toda construida en torno a la idea de la relación, relación generada en y por el Misterio de Dios comunión trinitaria. Una salvación que pasa por la vida de quien se hace cargo del otro. Un testimonio que no es singular, sino de una fraternidad que vive lo que anuncia y lo disfruta. Una santidad que es comunitaria, no de solitarios perfectos, sino de pobres pecadores que comparten y se regalan cada día misericordia y comprensión. Una consagración que no se opone a los valores del mundo y a la sed universal de felicidad, sino que, por el contrario, cuenta a todos cómo el ser pobres, castos, obedientes tiene gran poder humanizador, es verdadera ecología de lo humano, da sentido y equilibrio a la vida, armonía y libertad en la relación con las cosas, libres de todo abuso, crea fraternidad, da belleza... Hoy la vida consagrada se siente "más pobre" que en el pasado, pero vive - por gracia - mucho más la relación con la Iglesia y el mundo, con los que creen y los que no creen, con los que sufren y están solos.

LOS SENTIMIENTOS DEL HIJO
Un aspecto particular de la dimensión relacional parece alcanzar su punto más alto, cuando el documento aborda el tema de la formación. No una relación cualquiera, sino la que lleva a tener en sí los mismos sentimientos del Hijo obediente, del Siervo sufriente, del Cordero inocente.

No es un elemento nuevo esencialmente, considerando que ya en el pasado se ha recurrido a los registros relacionales del seguimiento, de la identificación, de la imitación de Cristo, pero aquí se dice algo más y, en ciertos aspectos, algo nuevo, ofrecido por la Palabra (Flp 2, 5). Se trata de una relación que llega a un contacto tan intenso y profundo que redescubre en sí la sensibilidad del Hijo, a su vez imagen y encarnación de la sensibilidad del Padre. En efecto, los cristianos creemos en un Dios sensible: oye el gemido de los oprimidos y escucha la súplica de la viuda; sufre con el hombre y por el hombre. Queremos creer que la vida consagrada, con sus múltiples carismas, es exactamente la expresión de esta sensibilidad. Se podría decir que cada instituto subraya con su proprio carisma un sentimiento divino particular. Precisamente por esto la formación se presenta en la Exhortación como proceso que conduce en esta dirección: experimentar las mismas sensaciones, emociones, sentimientos, afectos, deseos, gustos, criterios electivos, sueños, expectativas, pasiones... del Hijo-Siervo-Cordero.

Es un proyecto estimulante, que reúne de una manera nueva y admirable ("íntegra") las dimensiones espiritual y antropológica. Un proyecto que podría transformar realmente la idea de la formación en sus contenidos, sus modalidades, sus tiempos. ¡Sería finalmente una formación Integral, construida sobre la roca del amor eterno que forma personas libres, integradas, que han aprendido a evangelizar su sensibilidad, para amar a Dios con un corazón de hombre, y amar al hombre con un corazón divino! Será una formación que se prolongue en el tiempo, durante toda la vida. Y ésta es otra gran intuición, que en gran parte queda por comprender y aún más para implementar hoy.

LA ATRACCIÓN DE LA BELLEZA
Si Dios es bello y el Señor Jesús "es el más hermoso entre los hijos del hombre", entonces estar a él consagrados es bello. La persona consagrada está llamada a ser testigo de la belleza. En un mundo que corre el riesgo de caer en un inquietante embrutecimiento, la vía pulchritudinis parece ser el único camino para llegar a la verdad, o para hacerla creíble y atractiva. Los consagrados y las consagradas deben despertar en sí mismos, pero sobre todo en los hombres y mujeres de nuestro tiempo, la atracción por lo que es bello y verdadero.

Bello, entonces, no sólo valiente y veraz, debe ser el testimonio y la palabra ofrecida, porque bello es el rostro que anunciamos.
Bello debe ser lo que hacemos y cómo lo hacemos.
Bella la fraternidad y el clima que se respira en ella.
Bello el templo y la liturgia, a la que todos están invitados, porque es bello orar y cantar las alabanzas del Altísimo y dejarse leer por su palabra.
Bello estar juntos en su nombre, trabajar juntos, aunque a veces sea duro.

Estamos convencidos de que la exhortación puede alimentar aún la fidelidad creativa de los consagrados, eje fundamental de la vida consagrada del tercer milenio.

Bello nuestro ser vírgenes para amar con su corazón, nuestro ser pobres para decir que él es el único tesoro, nuestro ser obedientes a su voluntad de salvación y también entre nosotros para buscarlo solo a él.
Bello es tener un corazón libre para acoger el dolor de los que sufren para manifestarles la compasión del Eterno...
Bello debe ser incluso el entorno, en la sencillez y sobriedad creativa: la casa, la mesa puesta..., que haya gusto y decoro en los ambientes, para que todo en la vivienda sea transparencia de la presencia y la centralidad de Dios.
Belleza suprema, sacramento de la misteriosa belleza del Eterno. Como exclamó Pedro en el Tabor ante aquella explosión de luz y esplendor.

Vita consecrata ha marcado ciertamente la experiencia y la reflexión de los consagrados en estos años. Es nuestra convicción que debe seguir siendo un punto de referencia en los próximos años, junto con los documentos del Magisterio y de la CIVCSVA que han profundizado sus temas fundamentales. En efecto, estamos convencidos de que la exhortación puede alimentar aún la fidelidad creativa de los consagrados, eje fundamental de la vida consagrada del tercer milenio. Responder a los desafíos que vienen de la Iglesia y de la sociedad actual implica crecer en la significación evangélica: “No podemos — exhorta el Santo Padre Papa Francisco - quedamos en la nostalgia del pasado ni limitarnos a repetir lo mismo de siempre, ni en las quejas de cada día. Necesitamos la paciencia valiente de caminar, de explorar nuevos caminos, de buscar lo que el Espíritu Santo nos sugiere. Y esto se hace con humildad, con simplicidad, sin mucha propaganda, sin gran publicidad” (Francisco, Homilía, 2 de febrero de 2021).

A María dirigimos con confianza nuestra oración para que los consagrados y las consagradas puedan “testimoniar una existencia transfigurada, caminando gozosamente, junto con todos los otros hermanos y hermanas, hacia la patria celestial y la luz que no tiene ocaso” (Vita consecrata, 112) Aprovechamos la ocasión para saludaros y desearos todo el bien en el Señor, el TODO para nosotros los consagrados.

Ciudad del Vaticano, 25 de marzo de 2021.
Solemnidad de la Anunciación del Señor.

Joao Braz de Aviz,
Cardenal Prefecto

José Rodríguez Carballo, o.f.m.
Arzobispo Secretario