7 de marzo de 2021
1369 • AÑO XXIX

INICIO - Signo y Gracia

Teología de los sacramentos

El sacramento como encuentro con Dios

En todas las religiones existen acciones sacramentales, que constituyen un elemento inte­grante de la existencia religiosa. La persona religiosa reconoce la presencia de una realidad tras­cendente que interviene en su mundo, la interpela y la confiere un sentido último a su vida o la salva.

LAS ACCIONES SACRAMENTALES SON MEDIA­CIONES DE LA RELACIÓN DE LA PERSONA CON EL MISTERIO
La relación con la vida y la referencia a la conciencia de la persona no agotan la realidad del simbolismo sacramental. El sacramento tiene un origen divino. El sacramento procede de la persona cuya vida habla de él, y de ese más allá de la persona que confiere a sus acciones, a su vida, el valor de intentos por coger el fundamento desde el cual existe, pero con el cual no coin­cide. Sin ese fondo trascendente la vida de la persona se agotaría en sus significaciones inma­nentes. En el simbolismo religioso que es el sacramento, la personalización de la trascendencia, característica de la relación religiosa, hace que su iniciativa se represente de forma también personal, por lo que el sacramento es representado como un encuentro de la persona con Dios, que toma la iniciativa de manifestarse a la persona y de salvarla desde el centro de su vida.

A partir de esta última propiedad del simbolismo sacramental, se comprende un nuevo rasgo señalado por la teología y la práctica de los sacramentos en la Iglesia: su eficacia. El sujeto de las acciones sacramentales está seguro de que –sin que la realidad natural del acontecimien­to sufra alteración– en los sacramentos la realidad sobrenatural recrea la vida de la persona de forma que en ésta surge un nuevo ser que le confiere nuevo valor y la convierte en vida transfi­gurada.

EL SIMBOLISMO SACRAMENTAL CONTIENE COMO RASGO CARACTERÍSTICO UNA REFERENCIA COMUNITA­RIA
Del carácter comunitario del símbolo emana directamente la participación en él, no es para contemplarlo desde fuera hay que entrar en su dinámica.

Todo símbolo se inscribe en un sistema organizado de símbolos. Cada sistema de símbolos es, por una parte, una expresión del descubrimiento de la realidad de un grupo humano y vín­culo de unión y matriz del pensamiento de sus miembros, por cuanto en él se reconocen todos ellos y él les presta a todos el suelo de evidencias a partir del cual piensa cada uno de ellos y la sustancia de la que se alimentan racional y espiritualmente. En los ritos sacramentales, que son esquemas simbólicos y actos de celebración de la vida, este carácter comunitario se acentúa. En su celebración el grupo expresa su solidaridad con el principio de la vida y comparte su presencia en medio del grupo, estrechándose los lazos de unión entre sus miembros.

Del carácter comunitario del simbolismo sacramental se deriva la necesidad de una instituciona­lización del mismo que fija las normas de su realización con el peligro de hacerle perder el poder creativo y evocador, la resonancia afectiva y psicológica que poseía en sus orígenes.

Ignacio Fernández González
Sacerdote Diocesano