26 de septiembre de 2021
1389 • AÑO XXVIII

INICIO - Signo y Gracia

Teología de los sacramentos

Presupuestos básicos del culto judío

La historia como teofanía tiene sus momentos privilegiados de irrupción de Dios en el tiempo. Estos momentos son denominados en la Biblia “kairós”. Esta palabra significa en general “tiem­po propicio, oportunidad, ocasión”, aquel momento favorable que Dios ha escogido en la historia de la persona para revelársela, haciendo así avanzar hacia su meta la historia de la salvación.

El tiempo es la coyuntura de la manifestación del poder divino, y Dios, se presenta en la historia, haciéndose Señor de ella.

Así como la presencia de lo divino, antes, daba realidad a las cosas y a las acciones de la persona, haciéndolas semejantes y hasta identificables con las cosas y acciones míticas, ahora asistimos al hecho de que las acciones de la persona y sus momentos son acciones y momentos de Dios logrando “sentido”. Por eso, la historia, el tiempo, se convierten en historia y tiempo sagrados. Esta historia, momentos y tiempo sagrados se convierten en espacios de intervención presencial de Dios. Toda la historia es historia sagrada. Toda la historia es teofanía (manifestación) porque el Señor de la historia está presente en todo. 

Lo que no quiere decir que todos los acontecimientos históricos tengan igual densidad teofánica. En la cordillera que forman los acontecimientos de la historia salvífica hay cumbres más altas que otras que llegan a tocar los mismos cielos, uniendo cielo y tierra. Se dan hechos o acontecimientos con tal densidad teofánica que prestan a la historia salvífica una dinamicidad inigualable. Este desarrollo pro­gresivo hace posible la gran teofanía, cúspide de todas: la encarnación de la Palabra de Dios en Cristo. Dios, al hacerse hombre en la persona de Jesús, convierte una biografía humana en una teofanía. Dios, no sólo dirige la historia, sino que tiene historia.

La historia como teofanía tiene sus momentos privilegiados de irrupción de Dios en el tiempo. Estos momentos son denominados en la Biblia “kairós”. Esta palabra significa en general “tiempo propicio, oportunidad, ocasión”, aquel momento favorable que Dios ha escogido en la historia de la persona para revelársela, haciendo así avanzar hacia su meta la historia de la salvación.

EL TÉRMINO “MEMORIAL”
“Memorial” es más que memoria, recuerdo, evocación, alusión, reminiscencia, conmemoración, ani­versario... Estas palabras pertenecen al lenguaje común de la evocación de una persona o cosa ausente o de un hecho pasado. La fuerza evocadora del memorial bíblico litúrgico es más realista y eficaz: hace lo que significa, presenta como actual lo que recuerda.

 Jesús instituye la Eucaristía, el sacramento por excelencia de la nueva alianza, sirviéndose del término “memorial” (cf. Lc 22,16; 1Cor 11,24-25): “Haced esto como memorial mío”. Término y concepto que Cristo recoge de la liturgia judía. Durante la cena en la que instituyó la Eucaristía, Cristo pronunció las palabras litúrgicas tradicionales de bendición de la primera copa: “Bendito seas tú, Señor Dios nuestro, rey de la Tierra, que has dado a tu pueblo Israel estos tiempos de fiesta para alegría y para memorial”.

Ignacio Fernández González
Sacerdote Diocesano