27 de junio de 2021
1385 • AÑO XXIX

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25º aniversario del reconocimiento
de sus virtudes heroicas

 Antonio Amundarain, sacerdote de fe comprometida

 


El 25 de junio se cumplen XXV años del reconocimiento de la Declaración de las virtudes heroicas de D. Antonio Amundarain, fundador del Instituto Secular Alianza en Jesús por María.

A pocos kilómetros de Tolosa, en el pueblecito de Elduaiem (Guipúzcoa) en un caserío: el de Sales, bien alejado del pueblo, nació el niño Antonio el 26 de abril de 1885. En la pila Bautismal de la Parroquia de Santa Catalina, fue bautizado y recibió el don de la fe, y cerca de su sagrario fue creciendo y madurando en la misma, hasta grados heroicos.

Dios le regaló una singular educadora, en la persona de su madre, Teresa Antonia Garmendia, mujer sencilla.  El niño Antonio creció en la fe conducido por su madre. Desde los ocho años ayudaba como monaguillo. El Caserío de Sales donde vivía la familia está bien retirado de la Parroquia. Allí maduró especialmente su vocación sacerdotal.

Caserio de Sales.

Sus estudios comienzan en la preceptoría de Baliarrain, pasando después como alumno externo al Seminario de Vitoria y obtiene sus mejores éxitos en los estudios, ya como alumno interno, en Teología, al final de su carrera.

SIEMPRE SACERDOTE
Se ordenó sacerdote el 18 de diciembre de 1909 y celebró su primera misa el 21 de diciembre en el Santuario de Aranzazu, a los pies de la “Virgen del Espino”.

Aparentemente los caminos de D. Antonio son los corrientes. Primero ecónomo de Baroja (Álava), enseguida Capellán del Asilo Hospital de las Mercedarias de Zumárraga; luego coadjutor en esta misma población. Un salto a la capital como coadjutor de la Parroquia de Santa María (San Sebastián), y luego en San Ignacio. Vuelta a Zumárraga como párroco, teniendo que renunciar en 1932 por causa de su salud quebrantada, porque la tónica de su vida fue de celo incontenible de trabajo hasta no poder más; predicación, catequesis, confesionario (6 horas diarias). Ejercicios Espirituales a jóvenes, ellos y ellas, atención a las Religiosa de Zumárraga como Capellán, atención esmerada a quienes padecen enfermeda

A pesar de la sencillez con la que se desenvuelve su ministerio deja en todas partes la huella de su sacerdocio. El secreto está en su cercanía a Jesús, en su fe, en su amor apasionado a Cristo.

SACERDOTE Y FUNDADOR
Desde el principio de su sacerdocio siente una inquietud concreta, una predilección, como él llama a su inspiración de Fundador, que comenzó como un deseo de encaminar a las personas “no sólo a la salvación, sino a las alturas de la santidad”.

Escudo del Instituto Secular Alianza en Jesús por María.

Mucho antes de que el Concilio Vaticano II hablase de la vocación universal a la santidad, D. Antonio trabajó y orientó por esos caminos a quienes se ponían a su alcance. Y su labor en la catequesis, con las catequistas, en el confesionario, empuja, exige. Y va a traducirse en un Instituto Secular que vive calladamente una veintena de años.

Así se esconde en el corazón sacerdotal de D. Antonio, un anhelo, que va madurando y que se hace visible la víspera del 2 de febrero de 1925. A los pies de la Virgen del Coro en su Camarín, revela su secreto a una veintena de jóvenes, que ya venía viviendo esta vida orientadas por D. Antonio.

Y nace en la Iglesia una Obra que se va a llamar “Alianza en Jesús por María” con la señal clara de las obras de Dios, oscura y humilde. Dios bendice y alienta, por medio de los Obispos, y el Fundador sigue adelante con su firme e inquebrantable fe, entre oscuridades y pruebas.


Cuando el dos de febrero de 1947 el entonces papa Pío XII firma la Constitución Provida Mater Ecclesia. D. Antonio salta de alegría, como también lo hará más tarde cuando el 2 de febrero de 1950 la Alianza en Jesús por María fue admitida por la Santa Sede entre los Institutos Seculares.

Su vida sacerdotal gastada al máximo. En la Semana Santa de 1954, cuando su vida sacerdotal se consuma en una “misa” vivida con extraordinario fervor.

Después, el lunes de Pascual, acabando de comulgar, en una acción de gracias prolongada dulcemente, se duerme para siempre a esta vida para resucitar en el abrazo eterno de Jesús para quien siempre vivió.

SACERDOTE VENERABLE

Cripta con los restos del Venerable Antonio Amundarain.


El 25 de junio de 1996 fue declarado Venerable. El proceso de canonización empieza con el reconocimiento como Siervo de Dios. Una decisión que toma el obispo diocesano y el postulador de la Causa, y se presenta a la Santa Sede a través de un informe de la vida y virtudes de la persona. El siguiente paso, es la Declaración de Venerable. Para ello un Tribunal designado por el obispo recoge testimonios de personas que conocieron al Siervo de Dios. Se elabora un documento con estos testimonios y los principales aspectos de la vida, virtudes y escritos del Siervo de Dios. Si la Congregación para los Santos aprueba esta “positio”, el Siervo de Dios, se le considera Venerable.

El Venerable es un modelo de vida evangélica e intercesor ante Dios. Para dar a conocer la fama de santidad se crea una lista de favores y gracias alcanzadas por el Venerable. Si alguna de ellas se le llega a considerar un milagro, se iniciaría un proceso para examinarlo. En el caso de que se pruebe que es un hecho que sólo se puede explicar por una intervención extraordinaria, atribuida al Venerable, comenzaría el proceso de beatificación. La última etapa es la canonización, si se demuestra un nuevo milagro.

ORACIÓN POR PEDIR GRACIAS AL VENERABLE
¡Señor mío Jesucristo, que tan sublimes lecciones de humildad nos diste a lo largo
de toda tu vida en la tierra!

Humildemente acudimos a Ti en súplica de que te dignes exaltar a tu siervo
ANTONIO, fidelísimo imitador tuyo en la práctica de tan excelente virtud,
concediéndonos, por intercesión suya, la gracia que te pedimos, si ha de ser para
tu mayor gloria y provecho de nuestras almas. Amén

Padrenuestro
Ave María
Gloria