7 de febrero de 2021
1365 • AÑO XXIX

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Ante el problema de la trata de personas

La urgencia de otra economía posible

Les compartimos esta reflexión del presidente de la Asociación Internacional por una Economía de Comunión, Isaías Hernando, sobre la forma de la economía actual en relación a Jornada de Oración y Reflexión contra la trata de personas del próximo 8 de febrero.

Cada vez son más las voces que se alzan, desde distintos ámbitos, alertando de una progresiva deshumanización del “gran mercado planetario en el que vivimos” (Edgar Morin). Muchas de estas voces han encontrado eco y amplificación en la figura del Papa Francisco, que ha asumido en estas cuestiones, tal vez sin buscarlo, un liderazgo global reconocido por creyentes y no creyentes. En su última encíclica Fratelli tutti afirma: “Partes de la humanidad parecen sacrificables en beneficio de una selección que favorece a un sector humano digno de vivir sin límites”, inmediatamente antes de referirse al problema de la esclavitud y la trata. Y es que la trata de seres humanos es probablemente el ejemplo más claro de la deshumanización de la economía. En la trata, la persona no solo no está en el centro de la economía, sino que se convierte en su objeto; objeto de un comercio monstruoso que afecta a millones de seres humanos, en su inmensa mayoría mujeres.

A pesar de que las cosas parezcan tan claras y evidentes, la historia nos demuestra que el camino no ha sido siempre fácil. La condena legal de la esclavitud no llegó pronto ni sin resistencia. Mucha gente se oponía porque la esclavitud generaba mucha riqueza, hacía crecer el PIB, creaba muchos puestos de trabajo, movía muchos barcos y ocupaba muelles enteros en los grandes puertos. Curiosamente estos argumentos son los mismos que se utilizan hoy para oponerse al cierre de una fábrica de armas, o a la limitación de la expansión de las casas de apuestas y juegos de azar.

En un sistema económico construido totalmente en torno al paradigma de la maximización del beneficio, no faltan quienes están dispuestos a mirar hacia otro lado.

La condena legal y moral de la trata es ciertamente un paso importante, pero no suficiente. Cuando una actividad económica deja de ser lícita y pasa a ser ilícita, no por ello deja de existir.

Mientras haya demanda, habrá mercado, aunque sea opaco e ilegal. Alguien se ocupará de organizar la oferta. De hecho, la trata de seres humanos, como el tráfico de drogas o el tráfico de armas, es un mercado multimillonario que produce pingües beneficios. Y en un sistema económico construido totalmente en torno al paradigma de la maximización del beneficio, no faltan quienes están dispuestos a mirar hacia otro lado.

Por eso, además de perseguir a los delincuentes, es necesario actuar sobre las causas profundas y promover un cambio de paradigma económico. Necesitamos una economía mucho más femenina, no aliada con el poder sino con el cuidado de las personas y de la casa común. No olvidemos que la tierra también es víctima de la trata. Para maximizar el crecimiento económico y el bienestar de una parte de la población, hemos generado un consumo desenfrenado de sus recursos naturales, hemos provocado la extinción de centenares de especies y reducido enormemente su biodiversidad, nos hemos sentido sus dueños y señores y la hemos esclavizado, sometiéndola a ritmos infernales. Y como consecuencia hemos generado multitud de pobres y excluidos, entre los que los traficantes de seres humanos eligen preferentemente a sus víctimas.

Sabemos qué es lo que hay que hacer para cambiar las cosas y sabemos que es posible hacerlo. Pero cambiar no es fácil. Primero hay que querer. Necesitamos soñar una nueva realidad, desearla con fuerza, y después encontrar un plus de motivación, porque el cambio conlleva un coste en términos económicos y sobre todo en nuestros estilos de vida. Para ello puede resultar útil la propuesta del Papa Francisco a los jóvenes economistas, emprendedores y changemakers de todo el mundo participantes en el evento internacional The Economy of Francesco, en el sentido de que “apremia otra narración económica”.

Encuentro telemático de "La economía de Francisco" durante el pasado mes de noviembre. 

Es importante, por ejemplo, contar las historias de las víctimas, evitando que la ilegalidad se traduzca en invisibilidad. Muchas veces el primer paso para recuperar la dignidad es sentir una mirada de gratuidad sobre las propias heridas. Es importante utilizar el poder que tenemos como consumidores, eligiendo los productos y servicios que compramos y mostrando repulsa por comportamientos contrarios a la dignidad y a la libertad. Y sobre todo es importante contar las historias de rescate y las historias de personas que no han llegado a ser víctimas porque en su vida se han cruzado con alguna expresión de una economía distinta que les ha ofrecido una oportunidad. Hay mucha más economía buena de la que parece, porque no hace mucho ruido.

Isaías Hernando
Presidente de AIEC
Miembro del comité organizador de The Economy of Francesco