31 de enero de 2021
1364 • AÑO XXVIII

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Amparo contra la eutanasia  

El testamento vital, un testimonio de vida

El proyecto de Ley Orgánica de regulación de la eutanasia permite redactar un testamento vital como una forma de oposición a la aplicación de la ley en caso de pérdida de facultades mentales. Un recurso legal habilitado en nuestro país, que se convertirá en el sexto del mundo en disponer de una ley eugenésica.

Los obispos españoles han recordado que cabe un amparo legal importante para que, en caso de grave pérdida de conciencia, una persona pueda negarse ante toda circunstancia a la aplicación de la ley de eutanasia.

Con el testamento vital (o documento de voluntades anticipadas, instrucciones previas o manifestaciones anticipadas de voluntad), cualquier persona se previene ante cualquier situación confusa que pueda hacer de ella objeto de la ley de muerte voluntaria.

UNA VOLUNTAD DE VIDA
Para el profesor de moral de la persona, D. Ildefonso Fernández-Fígares, el testamento vital es una manera de demostrar que la voluntad de una persona tiene siempre un carácter comunitario. Como hombres modernos, tendemos a pensarnos como individuos aislados, con un concepto de libertad que nos hace pensar que mi libertad termina donde empieza la del otro, y viceversa.

Pero lo cierto es que nuestras acciones, pensamientos y actitudes, forman parte siempre de un todo, implican a una sociedad, a una comunidad de referencia. ”Es bonito porque la voluntad, siendo mía, tiene ese carácter comunitario”, explica D. Ildefonso. “El testamento vital es la manera, en el mundo en el que estamos, de asegurarme que otra persona en mi nombre coopera a favor de la vida, en mi bien. Es como un encuentro de voluntades”.

DETERMINADOS AL BUEN MORIR
Esta herramienta legal se convierte con ello en una ocasión de testimoniar que uno quiere una buena muerte y una muerte cristiana, en la que el dolor es asumido con prudencia.

El modelo de testamento vital propuesto por la Conferencia Episcopal rechaza el encarnizamiento terapéutico, apela al uso de los cuidados paliativos y declara expresamente una voluntad de no aplicación de la ley de muerte voluntaria.

Expresa además una declaración de que la vida es “un don y una bendición de Dios” y la petición de la justa asistencia espiritual y sacramental a la hora de encarar el final de la vida en este mundo.

Declaración “Iura et Bona” sobre la eutanasia
¿Propietarios o inquilinos?
Documento ofrecido por la CEE

Ignacio Álvarez