24 de enero de 2021
1363 • AÑO XXVIII

INICIO - Testimonio

Siervo de Dios
Santiago Masarnau Fernández

El músico e intelectual enamorado de Dios y de los pobres

El Papa Francisco ha promulgado el 21 de enero el decreto de heroicidad de virtudes por el que se reconoce a este laico, pianista, y reconocido músico como Venerable por sus virtudes heroicas.

El Siervo de Dios Santiago Masarnau Fernández nació en Madrid en 1805. Hijo de Santiago Masarnau Torres, natural de Copons (Cataluña) y Dª Beatriz Fernández Carredano, natural de Omoño (Cantabria).

En 1808 su padre fue nombrado Secretario de las Reales Caballerizas de Córdoba al servicio del Conde de Miranda. Este año marcó su infancia de un modo decisivo, ya que, muere su madre cuando él cuenta tan solo tres años de edad. En esta época la familia, Masarnau padre y sus tres hijos, viven en Andalucía.

Por el trabajo de su padre, su infancia estuvo muy relacionada con el Palacio Real, donde tuvo oportunidad de participar en las actividades musicales de la Corte. Muy pronto destacó como niño prodigio.

Los años 1820-23 son también importantes en su vida, ya que siendo joven adolescente fue testigo del llamado Trienio Constitucional con la exaltación de los valores liberales que ello supuso en todo el país.

Se abre de esta forma un importante período en la vida del Siervo de Dios: sus residencias en el extranjero: París y Londres fueron los puntos referenciales de esta larga etapa. Esta residencia se vio interrumpida en varias ocasiones por viajes y estancias prolongadas, más o menos, en España.

Federico de Madrazo y Kuntz: Retratos de Santiago y Vicente Masarnau, dibujo a lápiz grafito sobre papel agarbanzado. Biblioteca Nacional de España.

En París tuvo como profesor a Monsigny y en Londres a Cramer, primer pianista de Europa. El año 1838 Santiago Masarnau se instala en París al regresar de Londres, a los 33 años de edad. Dios le salió a su encuentro y sufre una gran transformación. Su vida experimentó un giro copernicano. Empezó a gustar, más intensamente, de los ejercicios de piedad y la lectura asidua de la Biblia y del Kempis. Hasta entonces su cristianismo había sido más reflexión filosófica que vivencia cristiana.

En la Cuaresma de ese año realiza una minuciosa Confesión general que le ocupa 15 días y se queda ganado para la causa divina. El 19 de Mayo hizo una Comunión general en la Iglesia de Nuestra Señora de Loreto, este día fue el punto de arranque de su conversión y ya sin interrupción frecuentará los sacramentos, dedicándose a la oración y a la caridad en su doble dimensión: Dios y el prójimo. Desde entonces, sus grandes amores fueron: la Eucaristía, la Santísima Virgen, la Iglesia, el Papa y sobre todo los pobres.

El día 9 de junio de 1839 tomó contacto con las Conferencias de San Vicente de Paúl en la Parroquia de San Luis d’Antin, dándose tan ardientemente que a los pocos meses le nombraron tesorero de la misma.

Masarnau se estableció definitivamente en España en 1843, reinando ya Isabel II, la hija de Fernando VII. Aunque siguió trabajando como músico, enseñando en la escuela regentada por su hermano Vicente y publicando en revistas de crítica musical y artística, la actividad principal de Masarnau se centró en implantar la Sociedad de San Vicente de Paúl en España. 

Los inicios de esa obra en España fueron dificultosos por la desconfianza ante una organización extranjera y su carácter aparentemente secular. Superadas las prevenciones iniciales, la Sociedad de San Vicente de Paúl quedó oficialmente constituida en 1850 en Madrid, desde donde se extendió rápidamente por otras ciudades, cuyas secciones tomaron el nombre de conferencias.

El éxito de la Sociedad no dejó de atraer problemas y las conferencias fueron disueltas por el gobierno tras la revolución de 1868 e incautados sus bienes.

En 1874 se autorizó de nuevo su funcionamiento y Masarnau continuó al frente de la Sociedad hasta su fallecimiento en 1882. 

La causa de canonización de Santiago Masarnau se inició en el arzobispado de Madrid el 5 de junio de 1999 y se clausuró 14 de diciembre de 2000. En la actualidad sigue su andadura en Roma y desde ahora será Venerable, según ha promulgado el Papa Francisco, reconociendo sus virtudes heroicas, primer paso para una posible beatificación.