17 de enero de 2021
1362 • AÑO XXIX

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Jornada de la Infancia Misionera 

Educar en la fe y la solidaridad a los niños

Infancia Misionera es una Obra del Papa que promueve la ayuda recíproca entre los niños del mundo. Infancia Misionera organiza actividades misioneras en colegios y catequesis con las que educar a los niños en la fe y la solidaridad con la misión. También invita a los niños a colaborar personalmente con sus ahorros para los niños de las misiones. Los niños ayudan a los niños. 

Con Jesús a Nazaret es el lema de esta jornada en la que la familia del Señor vuelve a casa, tras el tiempo en Egipto. Llega una etapa de cotidianidad; la normalidad de la vida de un Niño que es Dios. Sujeto a sus padres, Jesús crece al calor de la existencia sencilla y oculta de la Sagrada Familia en Nazaret. De ellos aprendemos cómo una vida ordinaria puede ser extraordinaria y llena de significado misionero por la caridad con que se llevan a cabo las pequeñas cosas de cada día.

La familia es la del hogar y los parientes cercanos, en la que aprendemos a querernos y ayudarnos entre nosotros y también a otras personas. Pero también otra familia que alcanza al mundo entero, la Iglesia. En los misioneros vemos, efectivamente, cómo la Iglesia es familia para muchos niños en los cinco continentes.

 Carta del Director de OMP

Escuela de actitudes misioneras 

Uno de los regalos más grandes que nos dejó Jesucristo en su forma de plantearnos el discipulado es habernos hecho familia. La fe en Dios no es una mera sumisión al Creador, ni una invitación al temor reverencial a Quien nos puede castigar. Jesús nos muestra que la fe nos hace hijos de Dios y, entre nosotros, ¡hermanos!

Cuando el Señor enseña a orar a sus discípulos, les pide que invoquen a Dios como Padre; cuando nos enseña cómo es el amor de Dios, lo compara con el amor tierno de la madre y la compasión del padre que espera al hijo perdido… Toda su enseñanza nos hace sentirnos hijos de Aquel que todo lo puede.

Pero todo esto empieza con su vida. ¡Él es familia! Decide participar de nuestra naturaleza naciendo y viviendo en el seno de una familia. Él es humano asumiendo nuestra naturaleza, pero también “pasando por uno de tantos” (Flp 2,7). Tiene una madre que le trae a este mundo (“¡Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te amamantaron!”, Lc 11,27). Tiene un padre que le enseña a ser persona, un oficio, que le cuida y sustenta (“¿No es este el hijo del carpintero?”, Mt 13,55). Y tiene unos abuelos, como cada uno de nosotros, a los que hemos puesto nombre: ¡Joaquín y Ana!

De los años que pasó en Nazaret, junto a su familia y amigos, sabemos muy poquito, pero justamente eso es para nosotros una gran enseñanza: la vida oculta del Señor nos muestra que la vida de sus discípulos pasará normalmente escondida, pero no inadvertida a los ojos de Dios. La vida de familia se ha convertido en una escuela de virtudes y actitudes misioneras para quienes amamos a Dios.

APRENDIENDO EN FAMILIA
La vida de familia es el espacio donde descubrimos el amor gratuito, imagen del de Dios. Donde aprendemos a invocar a Jesús y a María. Allí se nos enseña a ver a la Iglesia como la gran familia de los hijos de Dios, y a nuestra parroquia y diócesis como el lugar donde aprender a amar al mundo entero y a todos los cristianos, estén donde estén. En familia aprendemos a ayudarnos unos a otros, y a no tener vergüenza de manifestar lo que amamos y creemos; por eso aprendemos también a llevar el amor de Dios a quienes todavía no le conocen.

Este tercer año del cuatrienio de Infancia Misionera, Con Jesús Niño a la misión, queremos que los niños y niñas de España descubran la belleza de una familia para la que son importantes, ¡imprescindibles!, como lo son para su familia de sangre: la familia de la Iglesia, donde Dios nos hace sus hijos amados y donde hemos recibido del Señor una madre amorosa: María.

Sabernos parte de esta familia sobrenatural es sentirnos queridos por quienes viven nuestra fe. Para ellos todos somos valiosos, y, cuando rezan, lo hacen también por nosotros. Y sentirnos queridos es participar de la vida parroquial, de la pastoral del colegio, de la vida diocesana, como un miembro más, no como un invitado o alguien ajeno. Somos parte de los que allí se juntan: descubrimos a los niños que, si ellos faltan, las cosas no serían iguales, porque cada uno es importante.

EN PRIMERA FILA
Ayudar a los niños a saberse familia, será, además, una forma de hacerles conscientes de su responsabilidad: ellos pueden y deben sentirse responsables de la vida de la parroquia, de la diócesis, ¡de la Iglesia universal! Su oración por los demás, su participación en las actividades, su colaboración por hacer rezar a los suyos y que puedan contribuir en la solidaridad con los demás, les hacen ser parte activa de la vida de la Iglesia. ¡Son misioneros!

Santa Paulina Jaricot

Así fue misionera Teresa del Niño Jesús, o lo fue LoloManuel Lozano— o Pilina Pilar Cimadevilla— o Paulina Jaricot… Cada uno en su lugar, rezando y ofreciendo sus pequeños sacrificios, colaborando en las Jornadas misioneras, se convierten, son misioneros en primera fila. Así les enseñamos a sentir como suya la labor de la Iglesia, a colaborar en ella, a saberse necesarios en el trabajo evangelizador de los misioneros.

En esta Jornada marcada por la situación de pandemia en todo el mundo, no solo en nuestro país, qué bonito sería transmitir, a quienes con tanta naturalidad se interesan por la situación de los niños del mundo entero, que lo que hacen es importante y que el valor de las cosas no está en su grandeza, sino en el amor con el que se realizan. Ojalá seamos capaces de enseñarlo bien. ¡Ojalá sepamos vivirlo nosotros para mostrárselo!

José María Calderón

Granada participa de la Infancia Misionera

El próximo domingo, 17 de enero, nuestra diócesis celebra la Jornada de la Infancia Misionera, una iniciativa organizada por OMP y promovida por la delegación diocesana de misiones en la que los niños y niñas granadinos son protagonistas y “pequeños misioneros” solidarizándose con otros niños que viven en zonas necesitadas de nuestro mundo.

Por ello, parroquias y colegios de nuestra diócesis han estado preparando esta campaña desde el mes de diciembre para recaudar, en “huchas solidarias” entregadas a los niños y a sus padres, donativos que, a través de las delegaciones diocesanas de misiones, OMP destinará a las necesidades de los niños y niñas que viven en los países más empobrecidos.

PEQUEÑOS MISIONEROS
“En esta jornada se pone de manifiesto especialmente para los más pequeños el valor del compartir y también a la conciencia de ser solidarios y de que formamos parte de una familia universal como cristianos”, asegura D. Manuel Calvente, párroco de Santa Catalina en Loja donde la comunidad parroquial participa activamente en la Infancia Misionera.

Principalmente los donativos vienen de la generosidad de los niños y niñas que comparten de lo que sus padres o abuelos les dan para esta causa solidaria. “En la infancia misionera comprenden que dando poco, la suma de muchas pequeñas partes hace con que todo sea más grande”, afirma el párroco de Loja.

De la misma forma, los centros educativos que promueven esta iniciativa testimonian los frutos de alegría y unidad que se generan entre el alumnado como es el caso del Colegio de la Consolación de las Misioneras Recoletas, en La Chana, donde sus 650 alumnos, de etapas entre infantil y ESO, son motivados a participar de este “espíritu misionero” al que estamos invitados todos los bautizados en Cristo.

“Cuando se le pregunta especialmente a los más pequeños si quieren ser misioneros siempre responden con mucha alegría, sienten el deseo de poner su grano de arena para que el mundo sea un lugar más justo”, destaca la hermana Karen Polanco.

Según los datos aportados por la Delegación diocesana de Misiones, Granada colaboró con más de 30.500 euros en la Infancia Misionera 2020 gracias a la solidaridad de distintas parroquias, centros educativos, y otras donaciones.

María José Aguilar