Nº 1359 • AÑO XXIX
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San Efrén el sirio
Himno de Navidad
El gran poeta sirio y doctor de la Iglesia del siglo VI, San Efrén, compuso este himno a dedicado al misterio de la Encarnación.
San Efrén es un poeta sirio de mitad del siglo VI. Vivió en Nisibe y Edesa, al norte de Mesopotamia. Es uno de los poetas más grandes de la literatura cristiana, doctor de la Iglesia, y el maestro indiscutible de todas las iglesias de oriente de lengua siríaca. Nosotros celebramos su fiesta el nueve de Junio. Compuso multitud de himnos (madrase), para ser cantados en las fiestas cristianas.
El himno que presentamos, de la colección De Nativitate, Xl es un himno a la Encarnación, y al mismo tiempo a la Virgen. La Virgen es un prodigio, pero ese prodigio es el reflejo de uno infinitamente mayor: el del amor del Hijo de Dios al asurnir la condición humana.
A tu Madre, Señor nuestro, nadie sabe
cómo llamarla: si uno la llama “Virgen”,
ahí está su Hijo; si “esposa”,
ningún hombre la ha conocido. Si hasta tu Madre
es inabarcable, ¿quién podrá abarcarte a Ti?
Ella, Ella sola es Madre tuya,
y tu Hermana, al igual que todos. Ella tu tu Madre
y tu Hermana. También tu Esposa,
al igual que lo son las vírgenes.
Con adornos de todas clases.
Ella estaba desposada, según la naturaleza,
antes de que vinieses. Y quedó encinta,
al margen de la naturaleza, después de que viniste,
joh, Santo! Y era virgen
al darte santamente a luz.
Contigo obtuvo María todas las propiedades
de las mujeres casadas: el fruto en su seno,
sin cópula; la leche en sus pechos,
de forma insólita. A la tierra sedienta
la hiciste de repente una fuente de leche.
Si Ella pudo llevarte, es que tu montaña inmensa
aligeró su peso; si pudo nutrirte,
es que Tú quisiste tener hambre; si te dio de beber,
es que Tú quisiste tener sed; si pudo abrazarte,
es porque tu fuego ardiente protegió su regazo.
¡Tu Madre es un prodigio! Entró el Señor a Ella,
y se volvió siervo; entró el Hablante,
y se quedó mudo en Ella; entró el Trueno,
y acalló su voz; entró el Pastor de todos,
y se volvió en Ella cordero, que salía balando.
El seno de tu Madre ha trastocado los órdenes:
El que todo lo ordena entró siendo rico,
y salió pobre; entró a Ella ensalzado,
y salió humilde; entró a Ella resplandeciente,
se vistió del cuerpo, y salió de pálidos colores,
Entró el Héroe y se revistió de temor
en el interior del seno; entró el que a todos aprovisiona
y adquirió hambre; el que a todos da de beber,
y adquirió sed, desnudo, despojado,
salía de Ella el que a todos viste.