Nº 1356 • AÑO XXVIII
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Seminarios San Cecilio y Redemptoris Mater
El Día del Seminario nos recuerda que
somos un solo Pueblo con nuestros seminaristas
El próximo martes 8 de diciembre, día de fiesta de la Inmaculada, celebraremos este año el Día del Seminario. Los rectores de los dos seminarios de Granada, el San Cecilio y el Redemptoris Mater, aseguran que es una gran ocasión para mostrar nuestra comunión y apoyo por cada seminarista
Los meses de confinamiento obligaron a trasladar la fecha del día de San José a la festividad de la Inmaculada, pero el Día del Seminario se celebrará del mismo modo. Las colectas y oraciones de ese día irán destinadas a los seminaristas de la diócesis de Granada.
El Día del Seminario es un día de profunda comunión del Pueblo de Dios con sus sacerdotes, un recordatorio de que el cuidado del seminario es una cuestión de todos. El seminario San Cecilio nos transmitía por boca de su rector, D. Enrique Rico, la importancia de que la diócesis conozca a sus seminaristas. “Los seminaristas suelen ir de pastoral por las parroquias y es verdad que cuando les ponemos rostro concreto a los seminaristas, nos resulta más fácil rezar por ellos”, comenta.
“El seminario no es una entidad en sí misma autónoma, que forma funcionarios o gente que va a desempeñar un servicio al margen de lo que es la realidad del Pueblo de Dios”, asegura D. Mariano Catarecha, actual rector del seminario misionero Redemptoris Mater de Granada. Para Catarecha, el Día del Seminario es también una ocasión de recordar “algo esencial y es esta bendita pertenencia común, que formamos un solo Cuerpo, un Pueblo”.
NECESIDADES MATERIALES Y ESPIRITUALES
El próximo martes podemos volver a recordar aquello de que, sin sacerdotes, no existiría la Eucaristía, “fuente y cima de toda la vida cristiana”, que diría San Juan Pablo II.
Gracias al sostén económico y a la oración de los fieles, ayudamos a los seminaristas en su camino de consagración. “Todos nos damos cuenta de la pobreza que supone que en una Iglesia haya pocos sacerdotes o sacerdotes poco formados”, dice el rector de San Cecilio. “Lo que necesitamos es sobre todo la oración, la presencia y la ayuda económica, pues aquí también comemos, hacemos deporte y hay que pagar la calefacción. Es mucho gasto que solo los ingresos de los seminaristas o sus familiares, por supuesto que no dan para mantener esto”.
El rector del Redemptoris traza una analogía entre el Día del Seminario y el de la Iglesia Diocesana cuyo lema era Somos lo que tú nos ayudas a ser” y que celebrábamos hace unas semanas, “El seminario participa de esta verdad. El seminario será lo que el pueblo de Dios quiere que sea, porque de hecho los candidatos salen del Pueblo de Dios”.
FORMACIÓN DE LOS SACERDOTES DEL FUTURO
En el momento actual, atravesando ese cambio de época del que tanto oímos hablar, los seminarios son conscientes de que la formación de un candidato al presbiterado debe de responder a los desafíos por venir.
“Un sacerdote debe ser pastor en cualquier situación y debe ser padre en cualquier situación. Lo que pasa es que ahora la paternidad o ese pastoreo se puede ejercer de maneras distintas, o de maneras nuevas, que esta situación nos está obligando a explorar”, explica Rico Pavés. “Un seminarista se forma para estar presente en las generaciones de este mundo. De este mundo no debemos huir, aunque haya guerra o situaciones de hambre, sino que en esas situaciones debemos de hacernos presentes y cada vez más”.
Haciéndose eco del lema del Día del Seminario de este año, “discípulos misioneros”, que va en consonancia con la nueva ratio, D. Mariano Catarecha también sabe que los sacerdotes deben responder a los nuevos tiempos. “Una de las cosas más difíciles, me parece a mí, es poder reconocer por parte de nosotros como Pueblo de Dios, que estamos viviendo en una sociedad no cristiana. Hay supuestos que se presuponen, pero que no son verdaderos”.
Además de atender a las inspiraciones del Espíritu Santo, para los rectores una de las claves será la de seguir siendo conscientes del tesoro inmenso que portamos y que nos hace salir en misión. “Nosotros al final somos lo que somos, bastante poca cosa, y llegamos adonde llegamos. Pero es el Señor el que, a través de nosotros, puede llevar a nosotros la luz de la esperanza, que es el amor, que es la comunión. Adaptarse a esto implica una labor que implica una conversión”.
Ignacio Álvarez