29 de noviembre de 2020
1355 • AÑO XXVIII

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Crisis migratoria en Europa

"Las comunidades cristianas hemos de ofrecer
un singular testimonio de fraternidad"

Ofrecemos el comunicado de la Conferencia Episcopal sobre el problema de la llegada masiva de migrantes en Canarias

En los últimos meses están llegando miles de inmigrantes a Canarias. Muchos han muerto en su dramático viaje. Los obispos de las dos diócesis de estas islas se han dirigido a los fieles católicos y a la sociedad en general. Queremos unirnos a su reflexión y llamamiento, pues el problema no es solo canario, es de toda España, europeo y global, y quienes sufren las migraciones forzosas gozan de una dignidad inalienable y compartida con todos nosotros. Para un cristiano el migrante es hijo de Dios, un hermano con una vida marcada por el dolor y el sufrimiento que busca la esperanza de alcanzar una vida mejor. No podemos permanecer ajenos a su dolor ni indiferentes a la hora de valorar la extraordinaria aportación de los que llegan a nuestras sociedades envejecidas.

Tampoco podemos obviar la complejidad de situaciones que convergen en este drama: La injusticia del comercio internacional, el hambre, las guerras inducidas en países con riquezas mineras, los regímenes políticos dictatoriales que expolian y reprimen a su pueblo, las persecuciones políticas y religiosas, las mafias organizadas, el uso de los flujos migratorios como forma de presión política.  La necesaria regulación de las migraciones pasa por abordar sus causas para asegurar el primer derecho de un emigrante, permanecer o regresar a su casa de manera voluntaria.

Es imprescindible crear en los países de origen posibilidades concretas de vivir con dignidad y simultáneamente, en los de destino, salvar su vida y hacernos cargo de su existencia a través de un conjunto de acciones que el Papa resume en “acoger, proteger, promover e integrar”. 

La Unión Europea y el Estado español han de asumir que no se pueden crear guetos insulares para evadir el problema migratorio. Como afirma el papa Francisco, en los países de destino, habrá de buscarse el equilibrio adecuado entre la protección de los derechos de los ciudadanos y la garantía de acogida y asistencia a los migrantes. Concretamente, el Papa señala algunas “respuestas indispensables” especialmente para quienes huyen de las “graves crisis humanitarias”: aumentar y simplificar la concesión de visados; abrir corredores humanitarios; garantizar la vivienda, la seguridad y los servicios esenciales; ofrecer oportunidades de trabajo y formación; fomentar la reunificación familiar; proteger a los menores; garantizar la libertad religiosa y promover la inclusión social (FT 38-40)

Las comunidades cristianas hemos de ofrecer un singular testimonio de fraternidad y ciudadanía en la acogida, cuidado y promoción de los que llegan y en la acción moral  y política contra las causas de tanto sufrimiento.  Como dice el papa Francisco: “No tenemos que esperar todo de los que nos gobiernan… Es posible comenzar de abajo y de a uno, pugnar por lo más concreto y local, hasta el último rincón de la patria y del mundo, con el mismo cuidado que el viajero de Samaría tuvo por cada llaga del herido”. (FT 77-78)

Migrantes en Canarias

“Cuando uno conoce esas historias cambia la mirada
y la concepción que se pueda tener de este fenómeno”

Entrevista a Antonio Viera, capellán del Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) en Barranco Seco, en Canarias.

Cuál es la situación en la que se encuentran ahora mismo en Canarias.
Creo que es una situación de extrema gravedad. En lo que llevamos de año han llegado más de 15.000 personas a la isla. Más de 2.300 pasan hacinadas en condiciones infrahumanas en 400 metros cuadrados, en el muelle de Arguineguín, al sur oeste de la isla y en unas condiciones infrahumanas. Lo hemos llamado “el campamento de la vergüenza”. Porque aquello nos avergüenza como seres humanos. Porque no son condiciones para nada humanas de acogida. Además, queremos poner sobre la mesa las vidas de 500 personas, como un 8%, que han perdido la vida en la trayectoria migratoria en el Atlántico. El punto álgido fue el 17 de noviembre cuando dejan a 227 personas migrantes tiradas en las palmas, y sin agua, sin comida, sin alojamiento. Ahí se vio cómo la solidaridad de la gente se puso en marcha, vecinos y ONG, para llevarles alimentos y estar con ellos, hasta que vino “una solución”, a unos apartamentos al sur de la isla.

Canarias, lamentablemente, como han dicho nuestros obispos de Canarias y Tenerife, en la carta pastoral que nos escribían se está convirtiendo en “una nueva lampedusa”, en una isla-cárcel, dentro de esa estrategia de externalización de fronteras de la Unión Europea, porque esa es la política de la Unión Europea.

(…) Son golpes de timón que hace que no entendamos absolutamente nada de qué es lo que el gobierno español se está planteando con este tema de la migración, tratando a las personas como si fueran mercancía, vulnerando todos los derechos fundamentales de las personas y violando los derechos humanos. Y todo esto con el riesgo de que el racismo en nuestra población vaya en aumento, a no entender nada, a entrar el miedo, cuando las islas siempre se han caracterizado, nuestro pueblo se ha caracterizado por ser un pueblo hospitalario y acogedor, porque hemos sufrido también en propias carnes el fenómeno migratorio. No hay familia canaria que no haya tenido un antepasado que haya emigrado fundamentalmente a América, a Venezuela, a Cuba, a Argentina.

Campamento de refugiados de Arguineguín. 

Qué medidas se han adoptado y cuáles cree que son necesarias para hacer frente a esta situación.
Las que se han adoptado no son las adecuadas, porque no son humanas: Retener a personas hacinándolas en 400 metros cuadrados. Allí no es para pasar ni siquiera una hora. Sin embargo, pasan 10 y 15 días en esas condiciones. Otra medida que se estudia es hacer un campamento en Las Palmas hacia el interior, aislados de todo. Tampoco son condiciones digna de acogida. Me parece que la solución no es fácil, porque es un problema complejo. La solución pasa por una acogida digna y eficaz, y respetuosa con los derechos humanos de estas personas. Me parece que también pasa por una mayor coordinación en las administraciones y en los recursos necesarios para que esa acogida digna sea posible. El posibilitar corredores humanitarios y visados humanitarios, que permitan continuar su proyecto migratorio y tránsito. Porque sabemos que para esta persona su proyecto migratorio no está aquí en las islas, ni siquiera en España; está en el territorio europeo, donde tienen familias en Francia o Italia.

Sabemos que en la península hay un 60% de plazas libres, que podrían ser ocupados. Y por supuesto, pasa también por el trabajo en origen, el permitir el desarrollo de los pueblos; que Europa deje de expoliar los recursos del continente africano y se pueda permitir y potenciar el desarrollo, para que las personas tengan una vida digna y no tengan que emigrar. 

Generalmente, se ve al migrante como un problema y su llegada como una invasión. Qué opina de esta forma de entender y afrontar este drama humanitario. Es una mirada injusta e inhumana. Tenemos que comenzar por poner en valor e insistir en relatos positivos y reales de los migrantes. ¿Quiénes se han ocupado, quiénes se están ocupando de la atención de nuestros niños y mayores?: los migrantes. ¿Quiénes se han ocupado para que no nos falte nada en los supermercados, recogiendo la fruta y verdura del campo?: los migrantes. Es mucho lo que la migración nos está aportando, incluso a nivel de contribución demográfica. Es decir, este país se está envejeciendo y los migrantes traen frescura y rejuvenecimiento de la población. Yo creo que hay que cambiar la mirada. Y cambia la mirada cuando uno se acerca y conoce la persona –porque no son números, son personas, como tú y como yo, que tienen historia, familia, proyectos e ilusiones-; cuando uno conoce esas historias cambia la mirada y la concepción que se pueda tener de este fenómeno.

Por qué cree que Europa no se implica en este asunto si es, en realidad, el destino hacia el que quieren llegar los migrantes, y donde Canarias y España es una vía de paso.
Estuvieron aquí el ministro Marlaska y Johansson, encargada del tema de migraciones en Europa. Johansson dijo: Europa sólo va a acoger a aquellos migrantes que tienen derecho a protección internacional, porque vienen de países en guerra; Europa no va a acoger y va a devolver a sus países de origen a aquellos migrantes económicos. Esa es la política europea. La política europea es la política de cerrar fronteras, de protegernos, para proteger nuestro bienestar. Esa es la mirada que tiene Europa del fenómeno migratorio: nos vienen a robar nuestro bienestar, cuando nuestro bienestar es a costa del sufrimiento y del malestar de tantos miles de personas. Eso es precisamente lo que les hace emigrar: el hambre, la guerra, los conflictos, la corrupción de los propios gobiernos, la mafia. Al final, hay todo un negocio también. Y las migraciones son también un negocio para muchos.

Paqui Pallarés