2 de agosto de 2020
1342 • AÑO XXVIII

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Rescatado de la Biblioteca Nacional

Los Mártires de Las Alpujarras. Volumen III.

La editorial Nuevo Inicio ya ha publicado este tercer volumen que recoge documentación sobre el testimonio de la vida de los mártires alpujarreños.

En esta colección se trata, simplemente, de dar a conocer, de conservar o de recuperar, o de volver a poner a disposición de los lectores, testimonios significativos de la fe cristiana y de la vida de la Iglesia en las tierras que hoy constituyen la diócesis de Granada. El término latino “monumenta” hace referencia a testimonios de una cierta importancia. Pero esos testimonios pueden ser textos, dibujos o pinturas, esculturas, construcciones, partituras de música, inscripciones o restos antiguos, etc. Todo aquello que dé testimonio de la vida de la Iglesia en Granada, tanto en el período anterior a la invasión islámica o en el de dominio musulmán, como en el período posterior a la recuperación de la ciudad por los Reyes Católicos.

Para cumplir su cometido, la colección tendrá varias secciones, porque no puede ser igual la presentación de unos textos escritos (“Documenta”), que la de unos testimonios en forma de objetos (“Monumenta”), o incluso de planos de un edificio o de grabados de otro tipo (“Series Maior”). A su vez, cabría, si las circunstancias lo permiten, añadir una sección de monografías (“Studia”).

Los volúmenes se irán publicando en la colección sin ningún orden, a medida que haya material disponible de acuerdo con las exigencias de la colección y con las posibilidades de publicación. El hecho de que la colección comience con algunos volúmenes que reúnen la documentación relativa a los Mártires de la Alpujarra de 1568 se debe a la circunstancia, del todo fortuita, que viene dada por la necesidad de reunir ese material en orden a un eventual proceso de canonización, para tratar de responder a la queja y al deseo que el Padre Francisco A. Hitos, SJ, después de tantos otros, expresaba al comienzo de su obra de 1935, “Los mártires de la Alpujarra”.

El presente manuscrito, rescatado de la Biblioteca Nacional, nace sin duda por inspiración de la estrategia reafirmante de la Iglesia de Granada que encarna el arzobispo Pedro de Castro. Entre los diversos recursos que barajó en esa estrategia destacan dos pilares: la tradición sacromontana que remontaba los orígenes del cristianismo en Granada a la época apostólica y la preservación de la memoria de una intensa tradición martirial, cuyo principal exponente eran los mártires de la Alpujarra. Desde aquellos acontecimientos de 1568-1569 se trató de mantener la memoria de los mártires. Así fueron llamados desde el primer momento los de la Alpujarra, es decir asesinados a causa de su fe; como tales fueron reconocidos en Granada en todas las épocas. Las averiguaciones más conocidas son fruto de la gira realizada por el visitador del arzobispado, Pedro de Villarreal, que acabó su indagación hacia 1601. Estas informaciones pararon en poder de Justino Antolínez de Burgos, el autor de la Historia Eclesiástica de Granada, por entonces capellán real, aunque llegaría a obispo de Tortosa, pero también hubo otras más antiguas. En la temprana fecha del 14 de febrero de 1569 ya constan las primeras declaraciones al respecto. Este manuscrito se presume como el eslabón perdido en la historiografía sobre el tema entre la ingente obra sobre la Guerra de las Alpujarras de Mármol Carvajal (1600) y la bien tramada Historia Eclesiástica de Bermúdez de Pedraza (1638), es decir, la historia de los mártires que dijo escribir Justino Antolínez de Burgos, y que sirvió de base a lo que sobre ellos consigna en su Historia Eclesiástica, fechable hacia 1610, inédita durante siglos hasta hace apenas dos décadas, aunque muy consultada por los especialistas.

Este volumen ha sido elaborado como parte de los trabajos preparatorios de la Comisión histórica en orden a un eventual proceso de beatificación de los conocidos popularmente como “Mártires de las Alpujarras”.