24 de mayo de 2020
1332 • AÑO XXVIII

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54 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales

"La vida se hace historia"

El Santo Padre Francisco ha dirigido un mensaje en esta 54 Jornada dedicada a las Comunicaciones Sociales, recordando cómo el ser humano es un ser narrador y cómo puede verse afectado si se deja llevar por relatos falsos que lo alejan de la verdad de su dignidad humana.

Para que puedas contar
y grabar en la memoria (cf. Ex 10,2)

Quiero dedicar el Mensaje de este año al tema de la narración, porque creo que para no perdernos necesitamos respirar la verdad de las buenas historias: historias que construyan, no que destruyan; historias que ayuden a reencontrar las raíces y la fuerza para avanzar juntos. En medio de la confusión de las voces y de los mensajes que nos rodean, necesitamos una narración humana, que nos hable de nosotros y de la belleza que poseemos. Una narración que sepa mirar al mundo y a los acontecimientos con ternura; que cuente que somos parte de un tejido vivo; que revele el entretejido de los hilos con los que estamos unidos unos con otros.

TEJER HISTORIAS
El hombre es un ser narrador. Desde la infancia tenemos hambre de historias como tenemos hambre de alimentos. Ya sean en forma de cuentos, de novelas, de películas, de canciones, de noticias…, las historias influyen en nuestra vida, aunque no seamos conscientes de ello. A menudo decidimos lo que está bien o mal hacer basándonos en los personajes y en las historias que hemos asimilado. Los relatos nos enseñan; plasman nuestras convicciones y nuestros comportamientos; nos pueden ayudar a entender y a decir quiénes somos.

Mientras que las historias utilizadas con fines instrumentales y de poder tienen una vida breve, una buena historia es capaz de trascender los límites del espacio y del tiempo.

El hombre no es solamente el único ser que necesita vestirse para cubrir su vulnerabilidad (cf. Gn 3,21), sino que también es el único ser que necesita “revestirse” de historias para custodiar su propia vida. No tejemos sólo ropas, sino también relatos: de hecho, la capacidad humana de “tejer” implica tanto a los tejidos como a los textos. Las historias de cada época tienen un “telar” común: la estructura prevé “héroes”, también actuales, que para llevar a cabo un sueño se enfrentan a situaciones difíciles, luchan contra el mal empujados por una fuerza que les da valentía, la del amor. Sumergiéndonos en las historias, podemos encontrar motivaciones heroicas para enfrentar los retos de la vida.

El hombre es un ser narrador porque es un ser en realización, que se descubre y se enriquece en las tramas de sus días. Pero, desde el principio, nuestro relato se ve amenazado: en la historia serpentea el mal.

NO TODAS LAS HISTORIAS SON BUENAS
«El día en que comáis de él, […] seréis como Dios» (cf. Gn 3,5). La tentación de la serpiente introduce en la trama de la historia un nudo difícil de deshacer. “Si posees, te convertirás, alcanzarás...”, susurra todavía hoy quien se sirve del llamado storytelling con fines instrumentales. Cuántas historias nos narcotizan, convenciéndonos de que necesitamos continuamente tener, poseer, consumir para ser felices. Casi no nos damos cuenta de cómo nos volvemos ávidos de chismes y de habladurías, de cuánta violencia y falsedad consumimos. A menudo, en los telares de la comunicación, en lugar de relatos constructivos, que son un aglutinante de los lazos sociales y del tejido cultural, se fabrican historias destructivas y provocadoras, que desgastan y rompen los hilos frágiles de la convivencia. Recopilando información no contrastada, repitiendo discursos triviales y falsamente persuasivos, hostigando con proclamas de odio, no se teje la historia humana, sino que se despoja al hombre de la dignidad.

Pero mientras que las historias utilizadas con fines instrumentales y de poder tienen una vida breve, una buena historia es capaz de trascender los límites del espacio y del tiempo. A distancia de siglos sigue siendo actual, porque alimenta la vida. En una época en la que la falsificación es cada vez más sofisticada y alcanza niveles exponenciales (el deepfake), necesitamos sabiduría para recibir y crear relatos bellos, verdaderos y buenos. Necesitamos valor para rechazar los que son falsos y malvados. Necesitamos paciencia y discernimiento para redescubrir historias que nos ayuden a no perder el hilo entre las muchas laceraciones de hoy; historias que saquen a la luz la verdad de lo que somos, incluso en la heroicidad ignorada de la vida cotidiana.

LA HISTORIA DE LAS HISTORIAS
La Sagrada Escritura es una Historia de historias. ¡Cuántas vivencias, pueblos, personas nos presenta! Nos muestra desde el principio a un Dios que es creador y narrador al mismo tiempo. En efecto, pronuncia su Palabra y las cosas existen (cf. Gn 1). A través de su narración Dios llama a las cosas a la vida y, como colofón, crea al hombre y a la mujer como sus interlocutores libres, generadores de historia junto a Él. En un salmo, la criatura le dice al Creador: «Tú has creado mis entrañas, me has tejido en el seno materno. Te doy gracias porque son admirables tus obras […], no desconocías mis huesos. Cuando, en lo oculto, me iba formando, y entretejiendo en lo profundo de la tierra» (139,13-15). No nacemos realizados, sino que necesitamos constantemente ser “tejidos” y “bordados”. La vida nos fue dada para invitarnos a seguir tejiendo esa “obra admirable” que somos.

En este sentido, la Biblia es la gran historia de amor entre Dios y la humanidad. En el centro está Jesús: su historia lleva al cumplimiento el amor de Dios por el hombre y, al mismo tiempo, la historia de amor del hombre por Dios. El hombre será llamado así, de generación en generación, a contar y a grabar en su memoria los episodios más significativos de esta Historia de historias, los que puedan comunicar el sentido de lo sucedido.

El título de este Mensaje está tomado del libro del Éxodo, relato bíblico fundamental, en el que Dios interviene en la historia de su pueblo. De hecho, cuando los hijos de Israel estaban esclavizados clamaron a Dios, Él los escuchó y rememoró: «Dios se acordó de su alianza con Abrahán, Isaac y Jacob. Dios se fijó en los hijos de Israel y se les apareció» (Ex 2, 24-25). De la memoria de Dios brota la liberación de la opresión, que tiene lugar a través de signos y prodigios. Es entonces cuando el Señor revela a Moisés el sentido de todos estos signos: «Para que puedas contar [y grabar en la memoria] de tus hijos y nietos […] los signos que realicé en medio de ellos. Así sabréis que yo soy el Señor» (Ex 10,2). La experiencia del Éxodo nos enseña que el conocimiento de Dios se transmite sobre todo contando, de generación en generación, cómo Él sigue haciéndose presente. El Dios de la vida se comunica contando la vida (…).

El hombre es un ser narrador porque es un ser en realización, que se descubre y se enriquece en las tramas de sus días.

En todo gran relato entra en juego el nuestro. Mientras leemos la Escritura, las historias de los santos, y también esos textos que han sabido leer el alma del hombre y sacar a la luz su belleza, el Espíritu Santo es libre de escribir en nuestro corazón, renovando en nosotros la memoria de lo que somos a los ojos de Dios. Cuando rememoramos el amor que nos creó y nos salvó, cuando ponemos amor en nuestras historias diarias, cuando tejemos de misericordia las tramas de nuestros días, entonces pasamos página. Ya no estamos anudados a los recuerdos y a las tristezas, enlazados a una memoria enferma que nos aprisiona el corazón, sino que abriéndonos a los demás, nos abrimos a la visión misma del Narrador. Contarle a Dios nuestra historia nunca es inútil; aunque la crónica de los acontecimientos permanezca inalterada, cambian el sentido y la perspectiva. Contarse al Señor es entrar en su mirada de amor compasivo hacia nosotros y hacia los demás. A Él podemos narrarle las historias que vivimos, llevarle a las personas, confiarle las situaciones. Con Él podemos anudar el tejido de la vida, remendando los rotos y los jirones. ¡Cuánto lo necesitamos todos!

Con la mirada del Narrador —el único que tiene el punto de vista final— nos acercamos luego a los protagonistas, a nuestros hermanos y hermanas, actores a nuestro lado de la historia de hoy. Sí, porque nadie es un extra en el escenario del mundo y la historia de cada uno está abierta a la posibilidad de cambiar. Incluso cuando contamos el mal podemos aprender a dejar espacio a la redención, podemos reconocer en medio del mal el dinamismo del bien y hacerle sitio.

No se trata, pues, de seguir la lógica del storytelling, ni de hacer o hacerse publicidad, sino de rememorar lo que somos a los ojos de Dios, de dar testimonio de lo que el Espíritu escribe en los corazones, de revelar a cada uno que su historia contiene obras maravillosas. Para ello, nos encomendamos a una mujer que tejió la humanidad de Dios en su seno y —dice el Evangelio— entretejió todo lo que le sucedía. La Virgen María lo guardaba todo, meditándolo en su corazón (cf. Lc 2,19). Pidamos ayuda a aquella que supo deshacer los nudos de la vida con la fuerza suave del amor:

Oh María, mujer y madre, tú tejiste en tu seno la Palabra divina, tú narraste con tu vida las obras magníficas de Dios. Escucha nuestras historias, guárdalas en tu corazón y haz tuyas esas historias que nadie quiere escuchar. Enséñanos a reconocer el hilo bueno que guía la historia. Mira el cúmulo de nudos en que se ha enredado nuestra vida, paralizando nuestra memoria. Tus manos delicadas pueden deshacer cualquier nudo. Mujer del Espíritu, madre de la confianza, inspíranos también a nosotros. Ayúdanos a construir historias de paz, historias de futuro. Y muéstranos el camino para recorrerlas juntos.

Roma, junto a San Juan de Letrán, 24 de enero de 2020,
Fiesta de san Francisco de Sales

Franciscus

 

MEDIOS DE COMUNICACIÓN DIOCESANOS 

La Delegación de Medios de Comunicación Social de Granada cubre la información a traves de los distintos canales diocesanos.

A través de la página web de la Archidiócesis en donde se encuentra el Semanario Fiesta, que cubre la información de las diócesis de Granada y Guadix. 

La diócesis cuenta también con el Canal diocesano Virgen de las Angustias Televisión con programación propia y retransmisión de las Eucaristías en directo. 

En COPE Granada (87.6 FM) y COPE Motril (95.2 FM) la Delegación tiene su espacio de información en dos programas: "El Espejo" (viernes, 13:33 horas) e "Iglesia Noticia" (domingos, 9:45 FM). También una colaboración semanal en "Revista Diocesana" de la cadena Radio María (miércoles, a partir de las 13:30 horas).

La comunicación incluye su espacio en redes sociales de la Archidiócesis de Granada: Facebook y Twitter (@ArchiGranada), además de su canal de Youtube ArchidiocesisGranada

El Secretariado MCS Granada (Facebook), VA Televisión (Facebook, Twitter y Youtube) y "El Espejo" (Facebook).

Los comunicadores sois garantes de esperanza ante el Covid-19

Los obispos de la Comisión Episcopal para las Comunicaciones Sociales (CECS) han hecho público un mensaje de apoyo y agradecimiento al mundo de las comunicaciones por el trabajo que están realizando en este tiempo de pandemia. El título del mensaje es: Los comunicadores sois garantes de esperanza ante el Covid-19.

Parecía que no llegaría el maligno coronavirus que azotaba a lejanas zonas de la tierra, pero de pronto los españoles nos vimos confinados en nuestras casas, como sucede en otros países. En medio de esta situación, vosotros comunicadores y periodistas tenéis que narrar el drama mortal de esta pandemia y a la vez los ejemplos esperanzadores de entrega y solidaridad que se dan en abundancia en nuestra sociedad.

Los obispos de la Comisión Episcopal para las Comunicaciones Sociales (CECS), queremos reconocer el luminoso trabajo de los profesionales que están en primera línea de esta guerra, como son los profesionales sanitarios y sus servicios auxiliares, laboratorios y farmacias. Con ellos, todos los que nos facilitan nuestra vida cotidiana, repartidores y distribuidores, comerciantes y supermercados, servicios de limpieza, de transporte, de mantenimiento, funerarias, junto con las ejemplares actuaciones de los militares, guardias civiles y policías.

También es de agradecer el servicio de los sacerdotes, en las capellanías de los hospitales, dando el consuelo en los cementerios, atendiendo desde las parroquias a los que están solos y asistiendo a los más necesitados, unidos a Cáritas. Igualmente, a todos aquellos que contribuyen anónima y solidariamente al bien común, vaya nuestro respeto, admiración y agradecimiento. De manera especial, pedimos y esperamos la pronta recuperación de los profesionales que han caído enfermos y encomendamos a quienes dieron su vida por el bien de todos. Cada uno de ellos hace verdad la petición del Papa Francisco que nos invita a “tomar en serio lo que cuenta, a no perdernos en cosas insignificantes, a redescubrir que la vida no sirve, si no se sirve. Porque la vida se mide desde el amor” (Roma, 6 de abril de 2020).

Entrega de los premios Bravo 2020 por parte de la Comisión Episcopal para las Comunicaciones Sociales.

En estos momentos difíciles, los medios de comunicación nos permiten conocer lo que está ocurriendo con todos sus matices y sus complejidades, ponen en contexto las informaciones y dan respuesta a nuestras preguntas. Además, difunden las indicaciones que señalan las autoridades competentes, que hemos de vivir en este momento como sociedad, y ayudan a desmentir las noticias falsas y los bulos que pueden angustiar o hacer caer en la desesperación o el desorden. Vuestro servicio es esencial para una sociedad que ama la libertad y la verdad.

Queremos destacar el papel de las empresas de comunicación y la labor social que vosotros, periodistas, corresponsales y comunicadores, lleváis a cabo en esta epidemia: acortando las distancias geográficas y sociales, abrís una ventana a la esperanza y al futuro, dais a conocer iniciativas solidarias y ofrecéis a los que están confinados en casa múltiples posibilidades para estar conectados con el mundo y para desarrollar sus cualidades. Sin olvidar, la capacidad de entretener con programas de humor, con el cine o la música, que nos permite salir de una rutina diaria necesariamente estrecha, y nos puede vincular con lo mejor de la humanidad, el arte y la cultura. Sin esta labor de los medios de comunicación, este aislamiento sería muchísimo peor.

En muchas ocasiones, este trabajo no está exento de dificultades técnicas y de preocupaciones personales en el presente, pero también en el temor sobre lo que pueda pasar en el futuro con vuestro puesto de trabajo. El agradecimiento de todos debería traducirse en apoyo social para que los medios puedan continuar llevando a cabo su tarea ahora y en un futuro que se presenta difícil. ¡Recibid todos, nuestra consideración, respeto y aliento!

Nuestra esperanza está en que el coronavirus sea vencido, no solo por el trabajo individual de algunos, sino por el esfuerzo colectivo de cada uno que cumple con su deber, que en el caso de muchos de nosotros es el de quedarnos en casa. Hay que sacar lecciones de lo que esta ocurriendo. Esta situación se puede superar juntos, entre todos, sumando el esfuerzo de cada uno para construir un tiempo nuevo lleno de valores y con un estilo de vida mucho más sencillo y fraterno.

Ha finalizado el tiempo litúrgico de la Cuaresma, pero no ha terminado nuestro confinamiento en las casas, seguimos en “situación cuaresmal”, pero viviendo con sentido Pascual el gozo y la esperanza que surge del acontecimiento clave del cristianismo: Cristo ha muerto y ha resucitado, venciendo el mal, la muerte, el dolor y toda enfermedad. Porque Él es la Esperanza de los vivientes, de los que están cerca y de los lejanos. A todos alcanza con su acción misteriosa y salvadora.

Cuando mueren las esperanzas de los pueblos, desaparecen las culturas. Por ello, a vosotros hombres y mujeres de la comunicación en España os pedimos que no os canséis, en medio de este oscuro panorama. Sed portadores de la verdad y la esperanza en todo aquello que hacéis y comunicáis, para que vuestras noticias y programas alcancen el corazón de la ciudadanía dolorida. Sabed que estáis presente en nuestras oraciones para que el mal de este espantoso virus no os alcance y podías gozar siempre de la “salud del alma y del cuerpo”.

A pesar de lo que está sucediendo tenemos que desearos: ¡Feliz Pascua de Resurrección! Con nuestro afecto y bendición.

+ Mons. Juan del Río. Arzobispo castrense y presidente de la CECS.
+ Mons. Salvador Giménez. Obispo de Lleida.
+ Mons. José Manuel Lorca. Obispo de Cartagena.
+ Mons. Sebastià Taltavull. Obispo de Mallorca.
+ Mons. José Ignacio Munilla. Obispo de San Sebastián.
+ Mons. Antonio Gómez Cantero. Obispo de Albarracín-Teruel.
+ Mons. Joan Piris. Obispo emérito de Lleida.