17 de mayo de de 2020
1331 • AÑO XXVIII

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 En proceso de beatificación

Invitación a encomendarse en la oración
a la granadina Venerable Conchita Barrecheguren

Especialmente con motivo el pasado 13 de mayo en el aniversario de su fallecimiento, y en la actualidad cada día desde nuestras casas, orando sobre todo por los enfermos y víctimas del coronavirus.

El 13 de mayo de este año se cumplieron 93 años del fallecimiento de Conchita Barrecheguren, quien, junto a su padre Francisco, acaba de ser declarada Venerable por el Santo Padre, iniciando ambos así un camino juntos de santidad. Es el mismo día en el que cada mes –los días 13 de cada mes- en la capilla de su misma casa, en el carmen de Conchita, y en el santuario de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro se reza por ella y se pide su intercesión, que este año, con motivo de la pandemia global, se vivirá sólo en la distancia física.

Porque en el plano espiritual, el Vicepostulador de la Causa de Conchita y Francisco Barrecheguren, el Vicario de la ciudad de Granada D. Francisco Tejerizo, invitó  a todos a unirse especialmente ese día en comunión a través de la oración y seguir encomendándose a la Venerable Sierva de Dios Conchita. Y especialmente en estos momentos de sufrimiento a causa del coronavirus, la invitación es a encomendarnos a la joven granadina que padeció en su vida la enfermedad, víctima de una tuberculosis.

“Desde nuestras casas sí podemos pedir a Conchita enferma por tantos enfermos, por tanto personal sanitario y por tantos que están sufriendo”, señala D. Francisco Tejerizo, animando a esa oración en comunión que tuvo lugar en el aniversario de su fallecimiento, pero que se anima también a continuar cada día desde nuestras casas.

El Vicepostulador de su causa de beatificación define así a Conchita: “La sencillez de Conchita y su ser cristiana del montón es un testimonio actual. Ella aparece como una parábola del Evangelio, para quien quiera intuir otras posibilidades de vida y felicidad. Lo extraordinario de Conchita es su vida ordinaria y común. Pero, además, hay dos cosas específicamente singulares en ella y que le hicieron llamar la atención de quienes la conocieron: su modo de aceptar y afrontar la cruz, y su alejamiento del mundo y de todo lo que pudiera distraerla de su proceso de crecimiento espiritual”.

Paqui Pallarés