17 de mayo de de 2020
1331 • AÑO XXVIII

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Semana Laudato Si’

 Un tiempo para reconsiderar el cuidado de la Creación

El Papa ha convocado la Semana Laudato Si’, ahora que se cumple el V aniversario de esta encíclica sobre la responsabilidad del hombre con el cuidado de la Creación. Desde este sábado 16 de mayo hasta el próximo 24 de abril la Iglesia nos invita así a todos a un tiempo de reflexión que nos lleve a reconsiderar nuestra forma de ocuparnos del cuidado del mundo.

Ahora que la acción del hombre sobre la tierra se ha visto mermada de repente durante un espacio de tiempo, el Santo Padre Francisco ha tenido la iniciativa de convocar una semana de reflexión en torno al contenido de su encíclica Laudato Si’, que ofrece una visión para construir un mundo más justo y sostenible.

Esta iniciativa procede conjuntamente del Santo Padre y del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral del Vaticano, que hablaba de “inaugurar un camino de transformación de un año de duración, a medida que atravesamos la crisis del momento actual, rezando, reflexionando y preparándonos juntos para un mundo mejor en el futuro”.


El Sumo Pontífice ha querido dirigir un mensaje en vídeo para llamarnos a todos a participar. En este mensaje habla de esta convocatoria como una verdadera llamada a responder con urgencia a la crisis ecológica actual. responder a la crisis ecológica. "El clamor de la tierra y el clamor de los pobres no dan para más.Cuidemos la creación, don de nuestro buen Dios Creador. Celebremos juntos la Semana Laudato Si’’” dice el Papa en su mensaje.

¿QUÉ NOS QUIERE DECIR LA NATURALEZA?
Por su parte, el Instituto Internacional Laudato Si’ de Granada se suma a esta llamada y nos invitará a lo largo de estos días a visitar su blog. Allí se irán colgando una serie de reflexiones que nos puedan ayudar a entender cómo, como cristianos, podemos ver esta circunstancia de confinamiento como una ocasión de recuperar el sentido de la contemplación a la Creación, más allá de una relación extractiva.

“La crisis global que estamos viviendo y el confinamiento colectivo nos da mucho que pensar ¿Qué cosa nos quiere decir la naturaleza?”, dice el secretario del Instituto Laudato Si’, Michael Dominic Taylor, en el primero de los artículos que ya se pueden consultar.

Esta Semana Laudato Si' terminará el domingo 24 de mayo, con un día mundial de oración al mediodía, hora local. Hasta entonces estamos todos invitados a unirnos a esta invitación a dejarnos acompañar y preguntarnos sobre la importancia decisiva de nuestra relación con la Creación el tiempo actual.


“A las próximas generaciones podríamos dejarles
demasiados escombros, desiertos y suciedad”

En este extracto de la Encíclica (cfr Laudato si’, 160-162) el Papa nos invitaba hace ya un lustro a preguntarnos sobre qué mundo queríamos dejarles a las próximas generaciones y a abandonar las ironías en lo que a las noticias catastróficas sobre el futuro del estado del planeta se refiere.

¿Qué tipo de mundo queremos dejar a quienes nos sucedan, a los niños que están creciendo? Esta pregunta no afecta sólo al ambiente de manera aislada, porque no se puede plantear la cuestión de modo fragmentario. Cuando nos interrogamos por el mundo que queremos dejar, entendemos sobre todo su orientación general, su sentido, sus valores. Si no está latiendo esta pregunta de fondo, no creo que nuestras preocupaciones ecológicas puedan lograr efectos importantes. Pero si esta pregunta se plantea con valentía, nos lleva inexorablemente a otros cuestionamientos muy directos: ¿Para qué pasamos por este mundo? ¿para qué vinimos a esta vida? ¿para qué trabajamos y luchamos? ¿para qué nos necesita esta tierra? Por eso, ya no basta decir que debemos preocuparnos por las futuras generaciones. Se requiere advertir que lo que está en juego es nuestra propia dignidad. Somos nosotros los primeros interesados en dejar un planeta habitable para la humanidad que nos sucederá. Es un drama para nosotros mismos, porque esto pone en crisis el sentido del propio paso por esta tierra.

Las predicciones catastróficas ya no pueden ser miradas con desprecio e ironía. A las próximas generaciones podríamos dejarles demasiados escombros, desiertos y suciedad. El ritmo de consumo, de desperdicio y de alteración del medio ambiente ha superado las posibilidades del planeta, de tal manera que el estilo de vida actual, por ser insostenible, sólo puede terminar en catástrofes, como de hecho ya está ocurriendo periódicamente en diversas regiones. La atenuación de los efectos del actual desequilibrio depende de lo que hagamos ahora mismo, sobre todo si pensamos en la responsabilidad que nos atribuirán los que deberán soportar las peores consecuencias.

La dificultad para tomar en serio este desafío tiene que ver con un deterioro ético y cultural, que acompaña al deterioro ecológico. El hombre y la mujer del mundo posmoderno corren el riesgo permanente de volverse profundamente individualistas, y muchos problemas sociales se relacionan con el inmediatismo egoísta actual, con las crisis de los lazos familiares y sociales, con las dificultades para el reconocimiento del otro. Muchas veces hay un consumo inmediatista y excesivo de los padres que afecta a los propios hijos, quienes tienen cada vez más dificultades para adquirir una casa propia y fundar una familia. Además, nuestra incapacidad para pensar seriamente en las futuras generaciones está ligada a nuestra incapacidad para ampliar los intereses actuales y pensar en quienes quedan excluidos del desarrollo. No imaginemos solamente a los pobres del futuro, basta que recordemos a los pobres de hoy, que tienen pocos años de vida en esta tierra y no pueden seguir esperando.

Leer encíclica Laudato Si’