10 de mayo de 2020
1330 • AÑO XXVIII

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Con un grupo de amigos, a través de Internet

 Redescubrir la oración, confinados en casa

Mª José Sanz, confinada, en la ventana de su casa esta Semana Santa.

 

Un grupo de cuatro matrimonios granadinos quedan todas las tardes, tras los aplausos de las 8, para rezar juntos el Rosario de forma telemática.

“Cuando nos vino lo del coronavirus, lo primero que dijimos fue ‘vamos a rezar’”. Así se pusieron en marcha un grupo de cuatro matrimonios amigos para estar cerca unos de otros y comenzar a afrontar la situación de pandemia, que desde el 14 de marzo se concretó en un confinamiento en las casas en virtud del estado de alarma decretado por el Gobierno.

María José Sanz junto a su marido, ambos vecinos de Granada, animaron a sus amigos a estar conectados por internet para hablar y para rezar juntos todas las tardes el Rosario. En este mes de la Virgen y mes en el que el Papa nos ha invitado especialmente a rezar el Rosario, María José Sanz y sus amigos continúan reuniéndose todas las tardes desde el inicio de este confinamiento, tras los aplausos a las ocho de la tarde, para rezar juntos esta oración a la Virgen María.

“No hemos dejado un solo día de rezar el Rosario, que hacía muchísimo tiempo que no lo rezábamos”, afirma. Una oración que va acompañada de una disposición personal por estar juntos por vía telemática, dando lugar a un descubrimiento que ha traído consigo el confinamiento: un nuevo modo de rezar “y el contacto directo con Dios”. “Hago ejercicio en mi casa y, según lo hago, me encuentro que de repente estoy rezando un Avemaría. Me encuentro con que estoy rezando. Eso no me había pasado nunca”, explica María José Sanz en la entrevista concedida al programa “El Espejo”, que los viernes emite COPE Granada y COPE Motril.

“Yo misma me he asombrado de la capacidad que tenemos y cuánto habíamos dejado de rezar con fe y de rezar así como estamos rezando ahora”, cuenta María José, quien, con su hermano enfermo de cáncer, ha descubierto cómo la oración es el mejor modo de afrontar las circunstancias.

SEMANA SANTA
La cita virtual para orar juntos comienza mucho antes, cuando María José instala en su salón un pequeño altar sobre una mesa baja y contacta con cada uno de sus amigos. Tras el rezo, continúan la velada con la conversación y una cena, en la que, a través de las pantallas del ordenador, cada uno muestra su preparación culinaria. La Semana Santa ha sido uno de los momentos vividos también con más intensidad, incluso en la situación de confinamiento. Este grupo de matrimonios amigos participaron juntos a través del ordenador en el vía crucis que hicieron el Jueves Santo. Fue un momento “tan emotivo y tan bonito” que se sumaron al via crucis del día siguiente, el Viernes Santo, con el Santo Padre, participando así de forma comunitaria y con las meditaciones personales sugeridas en cada una de sus estaciones.

La Semana Santa en casa de María José también se hizo notar desde la ventana de su casa, donde sobre el aire acondicionado instaló un pequeño altar, con una mantilla, la imagen de la Virgen y el Cristo, y en el que estuvieron presentes las cinco medallas de las cofradías a las que pertenece, entre ellas a la Virgen de los Dolores de Huércal-Overa. “Rezábamos el Rosario con bastante recogimiento, a mi me ha asombrado y nos ha asombrado a los cuatro matrimonios”. Una Semana Santa compartida con los vecinos, como Pedro, que desde el balcón de enfrente, toca la viola acompañado por su familia.

El tiempo de confinamiento ha redescubierto nuevas formas de oración, de relaciones personales y también ha creado nuevas amistades, como la de los vecinos. “Nos hemos hecho íntimos amigos, vamos a quedar, ya sé en qué trabaja el de enfrente, el de arriba y el de abajo, y nos hemos hecho familia”, nos cuenta María José Sanz. “Yo no conocía a ningún vecino, y ahora nos conocemos todos, con el firme propósito de seguir viéndonos en el bar de abajo cuando esto termine”. “Y con nuestros amigos hemos pensado, a lo mejor no todos los días, pero sí seguir viéndonos para rezar el rosario cuando esto termine”, explica.

Encargada de llevar la comida a su vecina del octavo, a María José le gustaría ayudar más, y en medio de esta “época muy difícil” que estamos viviendo, anima a todos a rezar, sin olvidar nunca “que Dios está con nosotros”.

Paqui Pallarés