Nº 1327 • AÑO XXVIII
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Reconocimiento en gratitud a su labor
Don Antonio Cascales, archivero
Desde nuestro archivo y biblioteca diocesanos queremos dejar constancia de la gratitud a D. Antonio Cascales, durante veinte años (1986-2006) colaborador eficaz en la clasificación de documentos y libros. Con una labor silenciosa y callada, muestra inequívoca de su sencillísima humildad, dejó constancia de un trabajo minucioso cuya autoría se define por una caligrafía inequívoca.
Son miles los registros, principalmente documentales, que don Antonio nos sigue regalando desde su buen hacer. Al mismo tiempo, gran parte de la distribución por clases y tipos de fuentes, así como su ordenamiento cronológico, se deben a su incansable laboriosidad. Desde ahora, cada vez que veamos una de sus pequeñas notas añadidas a las carpetas y a los sobres de clasificación, podremos recordar al sacerdote modesto y paciente que dedicó su tiempo y esfuerzo para hacernos más fácil la recuperación de nuestra propia identidad histórica.
Para el profano podrá parecer un trabajo como otro cualquiera, ahora bien, podemos asegurar que este tipo de labor es tanto más difícil cuanto mayor es el volumen archivístico. Don Antonio, sin exagerar, trabajó sobre toneladas de legajos, carpetas, cajas, actas, facturas, pleitos, censos, padrones, sentencias, libros sacramentales, expedientes… y un larguísimo etcétera de tipologías tan complejas como variopintas.
Vaya para el sacerdote la gloria perfecta de Cristo y para el archivero, nuestro mejor reconocimiento y el deseo de que el Señor, que archiva eternamente nuestras buenas obras y olvida, por contra, nuestros pecados, escriba para siempre en el libro de la vida la bondad de su servidor, que tiene abiertas las puertas celestiales en razón de poseer la llave perfecta de la Gloria: la humildad.
Manuel Amezcua Morillas
Archivero