8 de marzo de 2020
1321 • AÑO XXVIII

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Sacramentos de vida cristiana 

La penitencia “tarifada”

La nueva práctica penitencial se difundió en Occidente gracias sobre todo a la obra misionera de San Columbano. 

Esta nueva práctica penitencial tiene su origen en las prácticas de la vida monástica, y nació y se desarrolló en los monasterios celtas y anglosajones. 

Los cristianos de las islas del norte de Europa (Gran Bretaña e Irlanda) no habían conocido el sistema de la penitencia pública porque a partir del siglo V, después de las invasiones bárbaras, la organización eclesiástica se había centrado en torno a la Abadía, desarrollando una institución original. En estas regiones no había penitencia oficial. 

La nueva práctica penitencial se difundió en Occidente gracias sobre todo a la obra misionera de San Columbano, que el año 591 se puso en camino con otros doce monjes hacia los Galios. El área de extensión continental del nuevo uso de penitencia sigue exactamente las peregrinaciones misioneras de estos monjes de Escocia. Podemos decir que esta nueva penitencia “tarifada” marca una ruptura radical con la antigüedad y con la manera de concebir, en la vida ordinaria, las relaciones entre Dios y el pecador, entre el pecador y la Iglesia. 

Las principales características de esta penitencia tarifada son:

a) Ausencia de un estatuto público de penitencia. Todo el proceso permanecía secreto. No hay ya “orden de penitentes”, indumentos especiales, lugares especiales en las ceremonias religiosas ni ceremonias realizadas ante la asamblea cristiana.

b) Puede ser impuesta y recibida por clérigos y religiosos.

c) Esta penitencia puede ser recibida después de una falta grave, tantas veces cuantas se necesite, sin que sea necesaria la intervención de la comunidad.

d) Es suficiente la intervención del sacerdote. El pecador arrepentido le confiesa sus faltas y el sacerdote le concede la reconciliación con la Iglesia y con Dios una vez cumplida la penitencia. La penitencia impuesta sigue siendo, en línea de máxima, muy severa. 

El proceso es el siguiente: 

1.-El pecador va al sacerdote y hace una confesión detallada de sus pecados, por los cuales le impone “la tasa”. Esta confesión se hace sea espontáneamente sea, en la mayor parte de los casos, mediante un cuestionario. El confesor pregunta al penitente siguiendo el penitencial que tiene entre las manos. Las tasas que corresponden a cada pecado se suman según el número y gravedad de los pecados cometidos.

2.-Una vez cumplida la penitencia, vuelve al sacerdote para recibir la reconciliación.

La originalidad de la penitencia importada de las islas consiste en la tasación precisa de los pecados. Por eso se llama penitencia “tarifada”. Y estas tarifas penitenciales están en los llamados Libros Penitenciales, algunos de los cuales datan del siglo VI, traídos de las islas por los misioneros. Su originalidad consistía en que se escribían con un sentido práctico, para ayudar a los confesores.    

Ignacio Fernández
Sacerdote diocesano